miércoles, 25 de abril de 2012

Camino de Damasco



Hay unos colegios en La Provincia, por la parte donde desemboca el río Pas, que traen a mal traer a los autodenominados progresistas. Por lo visto la causa de tamañas indignaciones no es otra que la obstinación de los rectores de esos colegios en separar en las aulas, y no sé si también en los patios de recreo, a los niños de las niñas. Dado semejante atentado, dicen, contra los más elementales derechos humanos, no es de recibo que la administración pública colabore al sostenimiento de esos centros. 


Pero, como conviene decirlo todo, añadiré que esos colegios están ligados al Opus Dei, aquella que fue bestia negra de los antifranquistas y sigue siéndolo de los nostálgicos de los enemigos con pedigree. Opus Dei, ergo, niños ricos, continúan con su argumentario de piloto automático los debidamente indignados. Así que, vulneración de derechos elementales, niños ricos y enemigo con pedigrí, ¿qué más se necesita para retirar desde ya la subvención?


Bien, por si todo el mundo no lo sabe se lo digo yo: los progresistas son gente que se mueve por principios, sus irrenunciables, o inquebrantables, principios. Lo demás, cuestiones prácticas y demás, pelillos a la mar. Y quizá sea en esta nada despreciable sutileza donde los progresistas se distinguen de otras gentes, opusdeistas por ejemplo, que también tienen inquebrantables principios que en ningún caso pueden desligar de las cuestiones prácticas cual serían, en el caso de los colegios, el rendimiento escolar y otras cuantas cosas como, un suponer, la afición a hacer botellón y porquerías por el estilo. 


¿Han visto ustedes, por cierto, en los medios afines al progresismo alguna noticia relativa al rendimiento escolar en esos denostados colegios? Yo no. Y, luego, ¿por qué van a ser más dignos de ser subvencionados los principios de los progresistas que los de los opusdeistas? ¿Han por ventura los progresistas inventado algún aparato de medida con el que se pueda certificar que sus principios son superiores a los de los conservadores? 


En fin, supongo que ya más de uno de mis improbables lectores me estará tachando de facha. Está en su derecho. Como lo está de llevar a sus hijos a un colegio de educación compartida. O de machacársela con un martillo pilón si es su deseo. Pero, por favor, trate usted de mejorar esa hemiplejia moral que le tiene atontolinao. ¡Distinga, hombre, entre sus preferencias y lo mejor para cada cual! Es muy sencillo: sólo hay que caerse del caballo camino de Damasco para distinguir entre certeza y conjetura.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario