sábado, 31 de marzo de 2012

Perdonen por el chafardeo


                                             2011                                                                    2012


Como demuestran los hechos los socialdemócratas van hacia atrás a toda mecha.

Perdonen que insista



Perdonen que insista. Pero es que creo que en estas tres cartas se resume mejor que en ningún otro sitio todo ese lío nauseabundo por artificial en el que nos han metido unas gentes a las que no calificaré para que no se me vea el plumero. Lo bueno, y sorprendente para mí, es que La Vanguardia haya publicado la respuesta del Sr. Marichalar. Podría ser un indicio de que algo está cambiando en Pesetilandia, pero no me hago muchas ilusiones. La tercera carta, que cierra el círculo, es de un corresponsal del blog de Arcadi Espada.  Por favor, aunque sea largo, léanlo. Les juro que algo aprenderán sobre esta España en la que uno ya no sabe a qué carta quedarse. O irse.





El adosado intelectual
Dice don Álvaro que los catalanes estamos arruinando España con las tonterías de la identidad
Artículos | 25/03/2012 - 00:00h
Descripción: Pilar Rahola
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Como la monarquía no tiene problemas, ahora le crecen los adosados, léase esa plaga bíblica que son los parientes de los parientes.

Peñafiel explica que don Juan de Borbón prefería bodas reales con extranjeras a con españolas porque así se libraban de los parientes. Y vistos algunos parientes sabía de qué hablaba. Sea como sea, y después del mareo cósmico del caso Urdangarin, ahora le da por subir a la parra a un tal Álvaro de Marichalar, de parentesco hermano del ex de una infanta, y de profesión sus números acuáticos. De momento este buen hombre no da disgustos judiciales, pero parece que goza de un cerebro privilegiado y de una no menos privilegiada lengua. Y así ha sido como este notable intelectual ha decidido usar ambas maravillas para poner en evidencia al conseller Mena, que andaba por las Rusias vendiendo la bondad catalana. Dice don Álvaro que los catalanes estamos arruinando España con las tonterías de la identidad, que él quiere mucho a Catalunya y bla, bla, bla -en la línea de los antisemitas, que siempre tienen un amigo judío-, y que se irrita con el malgasto del dinero público. Vaya, que nos ha salido un moralista. Lo cual va en consonancia con su estilo de vida, porque es conocido que Álvaro de Marichalar nunca se ha aprovechado de ser el pariente adosado, y que todo el mundo lo conoce por lo mucho que trabaja y por los méritos profesionales acumulados. Véase las empresas que ha creado, las carreras universitarias que acumula, los trabajos que se ha currado. ¿Cómo? ¿Que vive a cuerpo de rey, o sea de ser pariente del pariente del rey, que es de profesión sus aventuras, que va por la vida de adolescente permanente con aires de descubrir América, pero en versión lujo?

Pues mira que resulta extraño, porque viendo como riñe a los catalanes por nuestro ingente y perverso despilfarro, una pensaría que estamos ante un monje franciscano. Dicen en casa aquello de que siempre te ensucia una sartén sucia. Y en esas estamos, con un país que intenta ajustar su cinturón hasta el ahogo, sufriendo un déficit fiscal letal, y va este Lawrence de Arabia en versión pija y nos lee la cartilla. Sin duda él mismo es un modelo paradigmático de lo que significa ser austero... En fin. Como servidora venera la inteligencia y es evidente que don Álvaro de Marichalar suda inteligencia por los sobacos, solo me queda postrarme ante su lucidez y exclamar, cual súbdita afligida, que lamento mucho ser ciudadana de un país tan derrochador. Un país que lucha por vender sus productos allende los mares, y encima con la tamaña osadía de hacerlo con identidad propia. ¡Cómo se nos ocurre tener mil años de historia propia y querer mantenerla! Suerte que de vez en cuando nos encontramos con estas mentes lúcidas que nos avisan del error. Nada, lo dijo Goethe y es palabra santa: "Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano".


Mira't a tu i no diràs mal de ningú
Cartas | 28/03/2012 - 13:43h
ÁLVARO DE MARICHALAR Y SÁENZ DE TEJADA
Moscú, Rusia
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Querida doña Pilar,
Con lo simpática que estuvo usted conmigo el día que la conocí, buena mujer... Qué feo lo que ha escrito usted sobre mí en La Vanguardia, qué feo. Pero bueno, vamos a ver si lo arreglamos un poco.
Ya supongo que estar a su nivel intelectual es tarea casi imposible, pero déjenos pensar un poco a los que no pensamos como usted, por favor. No intente anularnos de entrada. Encerrarnos en un sector. Darnos sentencia. Todo eso está hecho fatal. Y tampoco se sulfure tanto; ni se equivoque tanto; ni insulte tanto.
Ay Pilar, Pilar... Qué nombre más bonito, por cierto. Supongo que sabe lo que decimos en Catalunya, mira't a tu i no diràs mal de ningú! Resulta evidente que quien insulta anda mal de argumentos. Y la verdad es que en su brillante artículo hay de todo, menos argumentos. Pero yo voy a darle alguno ahora. Y además, con todo cariño, respeto, tranquilidad y consideración. 
Mire usted, trabajo muy duro desde los 20 años. Estudié administración de empresas en EE.UU., tras hacer el servicio militar como voluntario en el Ejército del Aire (aunque podría haberme librado al ser huérfano de artillero). En la universidad americana, trabajaba en la cafetería varias horas al día para ayudarme a pagar los estudios. Al regresar a España, monté la empresa TeleSat, pionera en la venta e instalación de antenas parabólicas. Me fue muy bien, aunque fueron años de trabajo intenso donde por las mañanas vendía antenas encorbatado y, por las tardes, las instalaba con mis empleados subidos por los tejados de Barcelona o Bilbao. Seis años más tarde monté otra empresa, esta vez de telefonía móvil (también pionera en España). Paralelamente, comencé a hacer negocios inmobiliarios (llevo 25 años en esta actividad) especializándome en atraer inversores europeos a comprar propiedades en España.  
Hace tres años fundé otra compañía, ésta dedicada a la compra de teléfonos móviles usados que luego arreglamos y revendemos en países emergentes. Conozco lo que significa vivir en la oficina. Literalmente, dormir en la oficina (en el suelo) durante meses con jornadas de 20 horas. Sé qué es arriesgarlo todo; la frustración del fracaso empresarial y también la alegría del éxito soñado, buscado, luchado, merecido y logrado. Asumo riesgos desde siempre. En todo. Mis expediciones son mi recreo y premio, pero como es lo único que trasciende a quien no quiere molestarse en informarse bien, pues efectivamente nos encontramos con sus vacuos, simplones y estériles comentarios.
Sobre lo que afirma que "me aprovecho", estamos en las mismas. Es sencillísimo soltarlo sabiendo que no voy a poder defenderme. Pero fíjese, desde 1982 que empecé a navegar he realizado 38 travesías consiguiendo 11 récords del mundo. Las hago por pasión, afición y amor al deporte y la expedición. Siempre supeditando el apoyo de los patrocinadores al éxito de mis desafíos, asumiendo yo personalmente el 100% del riesgo financiero (además del de la propia vida), siendo el único expedicionario o deportista que conozco que actúa así. Ya me dirá usted a mi dónde me aprovecho yo y en qué. 
Quizá le parezca que a nivel social el matrimonio de mi hermano menor me ha podido beneficiar. Pues mire usted, no sólo no me ha beneficiado en absolutamente nada, sino que ha supuesto una verdadera losa en mi vida. Una auténtica desgracia para mí, ya que me supuso pasar a ser "conocido" para el gran público, algo que representa un calvario para quien nada tiene que ganar en ése ámbito como es mi caso: no soy cantante o actor, ni me dedico a una profesión que necesite de la fama para triunfar. Ya me dirá para qué me sirve a mí la fama cuando intento convencer a un ruso para que compre un apartamento en Salou... Y en mi vida deportiva, sólo me sirve la fama conseguida por mí mismo en ese ámbito. Es lo único positivo para mi autoestima y para mis patrocinadores (que en todo caso apuestan a caballo ganador, con lo que no les afecta). 
A nivel de mi ámbito social o empresarial, ya era conocido (en el pequeño y limitado entorno interesante para mí) antes de ese matrimonio. Algunas veces, en los 80, la prensa económica me trataba como “joven empresario” cuando monté TeleSat u otras empresas. Jamás fui elhermano de nadie. Y en el ámbito deportivo, lo mismo. Si mira en las hemerotecas comprobará que la prensa deportiva me llamaba en 1992 "El Induráin del mar" o "El otro Induráin" por mis travesías, que inicié 14 años antes de ese matrimonio...
Socialmente y moralmente estaba en el mismo lugar donde estoy hoy. Seguro que influye la enorme suerte de haber tenido los padres que tengo y también los abuelos. El materno fue un magnífico y ejemplar Magistrado del Tribunal Supremo y el paterno, ministro de Fomento, de Guerra, Alcalde de Madrid, Académico y Diputado en tiempos de Alfonso XIII. Tengo el mismo tipo de amistades y quiero a la misma gente. También conduzco el mismo coche desde hace 25 años. Insisto, ya me dirá usted de qué me aprovecho, cuándo, cómo y de qué manera... Porque usted lo suelta y ahí queda. Fuerte desgracia...
Ahora vivo con mi mujer en Rusia porque ella no aguanta de los españoles demasiadas actitudes, insultos, envidias y mala energía como la que destila a borbotones su artículo contra mí. Algo con lo que también ha conseguido hacerle daño a ella. Yo ya estoy vacunado, llevo aguantando desde el 95. Pero ella no. Aquí sí le voy a exigir una reparación.
Vayamos al motivo de sus nervios. Ustedes, los de la casta, no están acostumbrados a que nadie se ponga en pie. Han logrado crear un pensamiento único y que nadie les tosa. Reescriben la historia y lo mismo hablan de 1.000 años de "historia propia" como esconden lo que ocurrió en la Puerta del Sol el 12 de Abril del 31 (no el 14, sino el 12). Amedrantan a quien se sale de sus líneas; su artículo hoy es viva muestra. Pero todavía hay personas dispuestas a vivir en libertad. Gracias a Dios.
Por eso, el pasado miércoles en Moscú le dije al conseller algo tan sencillo como que en mi opinión sería más bonito, justo, lógico, inteligente y rentable, promocionar Catalunya en Rusia dentro del pabellón de España. Y esto les está sacando a ustedes de quicio. ¡Pero es algo muy fácil de entender y de puro de sentido común! Por muchas razones. Entre otras, para ahorrar costes (empleados, viajes, dietas, alquileres, etc.). Ya sabe que estamos en quiebra y lo que pasa en los hospitales. Para aprovechar la "marca España" (conocida por todos los rusos).
Y como me decía un turoperador de Moscú que venía conmigo, mandar un mensaje al turista ruso de que en España está Barcelona (por ejemplo). Porque tiene que entender usted (le guste o no le guste) que al turista ruso lo que le hace ilusión es ir a España. Es lo que le apetece. La idea de viajar a España es un sueño para muchos rusos. Vivo aquí y lo sé. Es así de simple. Es lo que me comentaba, frustrado e incrédulo, el turoperador ruso. ¡Por qué renunciar a ésa realidad! 
Y por supuesto que al ruso también le hace toda la ilusión ir a Barcelona. Y a Sevilla. Y a Palma o Madrid. Y no pasa nada, porque España es de Catalunya y de los catalanes. España es propiedad de las personas que viven en Barcelona o Cadaqués. Igual que España es al mismo tiempo la propiedad de las personas que viven en La Palma, Santurce, Vigo, Granada o Formentera.
Le invitaría a que reflexione y corrija su error de hoy. Será más libre y feliz. También mejor persona. Y si además, quiere disculparse, eso la honrará. En todo caso, yo de antemano la perdono de corazón.
Se me olvidaba agradecerle el piropo de "adolescente permanente", lo único que he de puntualizar es que “no voy” de adolescente permanente como usted dice; soy un adolescente permanente. Y lo logro manteniéndome joven y con ilusión. Estoy encantado porque con 50 me echan 35. Las claves son dos y se las voy a decir: 1. No hacer nunca daño a nadie e intentar ayudar al débil siempre. 2. Estar enamorado de una persona de alma buena, inteligencia clara y mirada limpia, mi mujer Ekaterina. Y de paso, no fumar, no beber, hacer deporte, comer sano, beber mucha agua, no tomar nunca en serio a quien insulta, etc.  
Un abrazo,

Carta abierta a Álvaro de Marichalar
Sr. Marichalar:  
Aunque no nos conozcamos, me dirijo a usted con motivo de la carta enviada a Pilar Rahola a través de La Vanguardia. No acostumbro a este tipo de incursiones cuando nadie me ha presentado, pero considero que la ocasión merece poner la directa enviándole correspondencia.  
Le expreso mis felicitaciones por el tono directo, noble, fresco, claro, sensato, inteligente y cierto de su carta, en la que tampoco falta el sentido de humor. En suma, todo lo contrario de ese personal que dirige Cataluña que son retorcidos, canallas, cansinos, sombríos, paranoicos, cretinos y amargados.   Ahora le ha tocado a usted. Pilar Rahola lleva una vida manejando listas de malos ciudadanos. De hecho vive de este cometido desde mediados de los 80, cuando Jordi Pujol fichó aquella joven Rahola para presidir un tinglado que se llamaba Fundación ACTA (subtitulado "per a les Idees i les Arts"). Este órgano estaba formado por 12 licenciados en letras sin actividad pública notoria. ACTA dependía oscuramente de la Secretaría General de Presidencia con Lluís Prenafeta y disponía de unos fondos generosos. Malas lenguas dicen que Rahola salía del Palau de la Generalitat con el bolso lleno de fajos de billetes. La anécdota es lo de menos. El bolso de Rahola siempre está lleno de fajos y camas rotas. El objetivo de aquellos jóvenes era la infiltración en ambientes culturales y artísticos para informar a Pujol sobre la fidelidad y el grado de sumisión de los investigados. En función del resultado, se les apoyaba, se les ninguneaba o se iba a por ellos. Era la frustración de Pujol desde Banca Catalana con aquellos dossiers, algunos con la carpeta vacía por falta de delatores, que hizo realidad en la Generalitat con la muchachada de ACTA. Alguien descubrió que no eran más que unos topillos de Pujol para joder la marrana. Entonces la fundación salió a flote con actividades naïf mientras los 12 jóvenes, ya de prematuro mamones, fueron reocupados en altos puestos de la Generalitat y en los órganos sociales del pujolismo: Avui, El Observador, TV3 y un largo etcétera de sociedades públicas, institutos, corporaciones, libros del Barça, fundaciones y otros organismos sin ánimo de lucro. El resto del CV de Rahola es sobradamente conocido, la mala leche escurrida por distintos partidos políticos, despachos en Paseo de Gracia, Administraciones Públicas y medios de comunicación con la obsesiva permanencia de cazadora de brujas. De algo tiene que vivir, la pobreta.   
Es probable que usted haya sido el último trofeo del que presume Rahola. Y en tales monterías, la figura literaria de los antisemitas que Rahola mete en calzador sobrepasa la inmoralidad que provoca la más absoluta tristeza: el yermo cerebro de recluta, que diría Stefan Zweig.     
Usted ya está en la lista, la lista negra, la de verdad. Por empirismo, el aparato estará trabajando la respuesta. Aguantan muy mal los muletazos.  
Ha sido un placer, Sr. Marichalar. Le deseo felicidad, salud y éxitos. Y mis respetos a su esposa. 

viernes, 30 de marzo de 2012

El juicio


Tengo el papo hinchado, pero ya no me duele. El dentista, un chico joven y amable, hizo un trabajo impecable. Apenas media hora me tuvo gimiendo en el tostador. ¡Dios mío, pero mira que estamos mal hechos algunos! Por qué tiene que ser que esas muelas nazcan atravesadas en la trasera de la mandíbula... un mal, al parecer, tan frecuente. Se lo pregunté al chico joven y amable y me respondió algo sobre la evolución de las especies y los cientos de millones de años que eso lleva. O sea que, podría haber añadido, nosotros tenemos el tajo asegurado por los siglos de los siglos. Bien sûr.


El caso es que llevaba unos veinte días soportando un apestoso dolor por toda la parte derecha de la cara. Y bien es sabido hasta qué punto el dolor físico redime de todos los demás males. Sobre todo del mal por antonomasia en estos tiempos que nos ha tocado vivir, el de pasarse la vida anhelando quimeras. Soñando paraísos vedados al aburrimiento. Arguyendo inteligencias que ocultan limitaciones. Elevando las pequeñas preferencias a la categoría de insoslayables.


Pues sí, te empiezan a doler las muelas, o lo que sea, y ya no hay sitio en la cabeza para otra cosa que para acabar con eso. Sin remilgos. Cortando por lo sano si es preciso. Y nada de quimeras, ni ensoñaciones, ni inteligencias, ni pequeñas preferencias, ni leches. Todo estaba bien como estaba hasta que empezó el azote. 


Así que, Padre si es posible pase de mi este cáliz, que de ésta voy a salir más razonable y no me voy a quejar tanto.









 

miércoles, 28 de marzo de 2012

San Chuck


En un día como hoy sólo una cosa me haría feliz: ser Chuck Norris y enfrentarme a un piquete para hacerle picadillo. No por nada sino porque a falta de justicia humana bueno es que la haya divina. 


Todos esos tipos que en su día no quisieron estudiar ahora me están poniendo el barrio asqueroso con sus pintadas. ¿Con qué derecho? Con el, al parecer, sacrosanto derecho a la huelga. Pues bien, no vayas a trabajar pero quita tus iletradas manos de lo que no es tuyo, cacho inútil.


¡Dios mío, cuánto complejo! ¡Y cuanto confundir los cojones con el comer trigo! Los derechos sociales, queridos piqueteros, se consiguen aprovechando el tiempo en la escuela. Como no lo aprovechasteis, ahora piqueteros. Molestaréis mucho, pero os aprovechará poco. Mejor que agarraseis un libro.   


¡Qué gusto ciertos días sentirse un perfecto facha!

Carne


A medida que me he ido haciendo viejo, y sin necesidad de aporte ideológico alguno, me he ido haciendo vegetariano. Para ser más exacto, lacto-vegetariano, porque no concibo la vida sin quesos y yogures, por no hablar del café con leche mañanero que en mi caso viene a ser una necesidad biológica insoslayable. Me viene a pasar como a mi viejo amigo salmantino Teo, que hasta que no ingería el café decía no ser hombre. Por lo demás, media docena de huevos me dura en el frigorífico dos meses o tres, si no más. 

Pescado, apenas lo de las latas muy de vez en cuando y, aún más espaciado, cuando lo ofrece el menú de cualquier figón perdido por esos caminos de Dios que suelo recorrer en bicicleta. Lo mismo que la carne, que suelo alternar con el pescado en esos mentados figones. Bueno, de vez en cuando echo media pechuga al arroz con verduras y la verdad es que no hay quien lo pruebe que no quede maravillado. 


Les cuento esto porque ayer vi  en ARTE un programa abracadabracante sobre la alimentación del mundo mundial. De seguir así, venga a echar a la cazuela todo lo que se mueve y vuela, no se necesitarán para nada bombas atómicas y demás juguetes para acabar con el planeta en cuatro días. 


Ya lo sabíamos desde que bebimos en las fuentes del Padre Astete. Los enemigos del alma: el demonio, el mundo y la carne. Bueno, el de mayor malicia es el demonio, pero hace su guerra a través del mundo y la carne. La dichosa carne de la que muy pocos están dispuestos a prescindir caiga quien caiga. Supongo que será por la cosa de los aminoácidos esenciales.


Porque esa es la cuestión cuestionada por la actual ciencia alimenticia. ¿Es verdad que sólo las proteínas animales disponen de esos aminoácidos esenciales para el normal desarrollo del cuerpo humano? Los vegetarianos, creencia obliga, lo tienen claro: hay proteínas vegetales suficientemente ricas en ese tipo de aminoácidos, así que no hay excusa para seguir con la masacre de animales y otras cuantas cosas más. 


Porque es que lo de la carne, la leche y los huevos tiene consecuencias no sólo de profundo calado moral sino también medioambiental y social. Téngase en cuenta que para producir un kilo de carne hacen falta cien de pienso. Y cien de pienso sólo se consiguen expulsando a los campesinos de sus territorios naturales para crear grandes explotaciones intensivas de soja, por ejemplo. Y ya saben lo que quiere decir intensivas, venga y dale a echar mierdas tóxicas al campo para matar todo lo que interfiere con la máxima producción... ergo, miles de niños de las zonas rurales de Paraguay -máximo productor de soja- nacen con deformaciones corporales. Como cuando aquello de la talidomida.  


Luego viene el asunto ese tan desagradable de las granjas. Yo viví cerca de una en Cataluña y lo único que puedo decir es que era para poner los pelos de punta. De gallinas ponedoras. Cuando los vientos eran propicios no había quién aguantase en casa por el hedor. Entre eso y los purines de los cerdos que echaban al campo, no duré allí ni cuatro días. Y la gente ni se enteraba. Para ellos ese era el olor natural del campo. Sin duda habían llegado ya a asumir plenamente la siguiente ecuación: sobre la miel del hedor las hojuelas de los dividendos y a vivir que son dos días. Sí, lo de las granjas no tiene enmienda. Por mucha ley voluntariosa que se haga, una granja siempre será una granja, o sea, un sitio en donde nadie sabe qué hacer con toda la mierda que se produce.


Y entonces va y viene lo de la leche. Yo creía que eso era otra cosa y que, por tanto, mi afición a ese alimento en ningún caso debiera proporcionarme escrúpulos de conciencia. Pero, sí, sí, aquí no se salva nadie. Resulta que voy y me entero de que los pedos que se tiran todas las vacas lecheras que hay en el mundo son inmensamente más perjudiciales para el medio ambiente que todo el tráfico rodado en su conjunto. Ya saben, el efecto invernadero, la capa de ozono y todo eso. 


¡Dios mío, qué tragedia! Resulta que estaba tan entretenido contándoles estas cosas que se me ha olvidado que tenía puestas al fuego unas lentejas. Y, claro, ha sido el inconfundible olor del socarramiento de las proteínas vegetales el que me ha sacado del ensimismamiento. En fin, que tendré que echar mano de la socorrida lasaña vegetal que tengo en el congelador para salir del paso.  

martes, 27 de marzo de 2012

Reinosa


Para mí Reinosa es algo más que ese sitio donde nieva mucho. Allí nació mi madre. Y allí un día de octubre de 1934 un sindicalista cargado de razones entró en el negocio que tenía mi abuelo en la Calle Mayor y sin dar explicaciones le descerrajó seis tiros en la barriga. Luego, ayudado por sus amigotes correligionarios, lo arrastró hasta la Plaza del Ayuntamiento para exponerle al escarnio público mientras agonizaba. Entonces fue cuando llegó un carbonero con su camión y, haciendo frente a los luchadores por las conquistas sociales, agarró a mi abuelo, lo envolvió en mantas, lo subió a la caja del camión y lo llevó Hoces abajo hasta Valdecilla. Allí lo operaron y duró seis días. Pobre abuelo mío, pero más pobres todavía aquellos luchadores por las conquistas sociales. Porque mi abuelo murió, pero a aquellos luchadores les quedó todavía un gran recorrido para seguir siendo chusma. Y, al parecer, sus herederos siguen en las mismas, venga y dale a las conquistas, o sea, lo que sea con tal de no abrir un libro no vaya a ser...


Es por tal que siempre que atravieso Reinosa un escalofrío me recorre la espalda. Mezcla de rabia, pero también de orgullo, porque algunas de las obras de mi abuelo todavía perduran en el pueblo y dan fe de su  calidad humana. Incluso, si me apuran, me honro de que su nombre encabece la lista de los caídos por Dios y por España que, ya borrosa, aún se puede leer sobre la pared sur de la iglesia.  


Bien, por Dios y por España, en el caso de mi abuelo quería decir por el civismo y la modernidad. Él viajaba todos los años por Europa a la búsqueda de innovaciones para sus empresas. Él iba a misa, bien sur, pero en su casa la biblia era Galdós y su religión el liberalismo. En fin, que había que quitarle de enmedio.


Me viene todo esto a las mientes porque, por un lado, el domingo estuvimos por Reinosa y alrededores. Un día esplendido en todos los sentidos. Y luego, por otro lado, porque el jueves próximo los conquistadores sociales vuelven con la matraca. Quieren paralizar el país porque les sobran razones. ¡Cómo no! A la chusma siempre le sobran razones y hay que dejarlos porque, como dijo el clásico, no pueden tener otra cosa. 


 Por cierto, el jueves tengo cita con el cirujano. Espero que los conquistadores no se interpongan en mi camino.  





 

lunes, 26 de marzo de 2012

El sur


Mi gran amigo Aliste era un tipo cabal como he conocido pocos. Aparte de los inmensos favores que me hizo cuando me dolían las muelas, le recuerdo por dos aseveraciones de las que no admiten controversia. Una, que todos los males del mundo vienen de la superpoblación. Otra, que, de Madrid para abajo, todos piojosos. 


Yo, jovencito por entonces, creía todavía algo en los poderes de la política para encauzar los problemas y, él, erre que erre, decía, desengáñate Pedro, mientras siga creciendo la población la única solución es la guerra. Sobramos más de la mitad, añadía, y eso que por entonces andábamos todavía muy lejos de los siete mil millones actuales y los chinos y los indios ni por asomo pensaban que llegarían a convertirse algún día en consumidores compulsivos. 


Lo de "piojosos de Madrid para abajo", lo decía con una sonrisilla maliciosa. Seguramente no se lo creía mucho, pero le parecía que una frase revulsiva podía ser de alguna utilidad para rascar la costra moruna que constriñe las conciencias de las gentes sureñas. Señoritos y jornaleros, la verdad es que no sabe uno por donde empezar. Quizá por el alcalde de Marinaleda que lo mismo puede ser lo uno que lo otro. 


Bueno, ya se sabe que las generalizaciones nunca llevan a nada digno de respeto. Cualquiera sabe que en el sur hay cosas magníficas. Pero también hay estadísticas. Y dicen lo que dicen. Que los del sur nos dan sopas con ondas en dos variables que es muy posible que estén íntimamente relacionadas entre sí: el fracaso escolar y el paro. Y eso por no hablar de otras variables relacionadas que aunque nada digan las estadisticas juraría que andan desmadradas por esas latitudes, por ejemplo, el jolgorio y la corrupción. ¡Tanto jolgorio! ¿Pero es que no se van a cansar nunca? Pues no, que parecen saber en donde reside la clave de la resistencia y, de ahí, que, también según las estadísticas, nos adelanten en unas cuantas brazas en el consumo de sustancias dopantes de toda laya. 


Luego, claro, hay que comprender que "la caló" no es cualquier cosa por allí. Caló y galbana también, presumo, son variables relacionadas. Así que, digo, ustedes comprenderán que nos salga a cuenta limitarnos al magro subsidio que no ganar cuatro duros más en la recogida de la fresa. ¡Y lo que nos ahorramos en riñonadas! 


En fin, yo a veces he pensado que quizá no fuese mala cosa instalarse en el sur. En la costa o en la Sierra de Ronda, por ejemplo. Pero luego voy y veo por la tele las procesiones de Semana Santa y la Feria de Abril y unas cuantas cosas más y pienso que ni ciego de grifa me pillan a mí por allí. Ni de vacaciones. Y menos interés todavía desde que murió Diego del Gastor. 


En fin, no sé por qué se me ocurrió hoy pensar en el sur. 

viernes, 23 de marzo de 2012

Colgaos


Pienso que debe de ser por alguna deformación del espíritu que las películas, novelas y relatos en general que más me gustan son las que tratan sobre "colgaos".  Las puedo ver o leer una y otra vez y siempre me proporcionan un intimo regocijo. Quizá sea porque el colgao es el único tipo de héroe con el que me es fácil identificarme. Porque el colgao, por si no lo saben, es un héroe y no de los menos sacrificados. Un tipo que se niega a aceptar lo dado, las costumbres, tradiciones y todo eso, y se esfuerza por vivir su particular fantasia. O utopía, si quieren. Su particular fantasía, o realismo, esta sometido a las poderosas fuerzas gravitacionales del realismo global y, es por tal que el colgao siempre está en caída libre. Y aquí, en las formas de esa caída, con daño, con ridículo, está el punto de su fuerza poética. Con daño, la tragedia. Con ridículo la comedia. Con las dos, la tragicomedia que, a mi modesto juicio, es lo fetén. 


Veamos. Tres películas que desde que las vi por primera vez nunca he podido olvidar escena por escena. "Barfly", "The dude" y "The misfits". Las tres van de héroes que prefieren morir antes que perder la vida sometiéndose al imperio de lo correcto. Es decir, a lo que los muertos vivientes entienden por correcto. Ya saben a qué me refiero porque eso es lo que hacemos y hemos hecho casi todos a lo largo de la vida. 


Veamos ahora una novela del colgao por excelencia. "El Quijote". De la misma manera que todo poema épico lleva, como el fruto el hueso, "La Iliada", toda novela lleva dentro, como una íntima filigrana, "El Quijote", dice Ortega. Y añade: "no existe libro alguno cuyo poder de alusiones simbólicas al sentido universal de la vida sea tan grande y, sin embargo, no existe libro alguno en que hallemos menos anticipaciones, menos indicios para su propia interpretación. Por esto, confrontado con Cervantes, parece Shakespeare un ideólogo. Nunca falta en Shakespeare como un contrapunto reflexivo, una sutil línea de conceptos en que la comprensión se apoya."


El caso es que todas estas reflexiones, o lo que sean, me vienen a las mientes con motivo de haber estado viendo en casa estos días un par de versiones cinematográficas de Madame Bovary. Bien, como todos ustedes saben Madame Bovary era una gran colgada. Y no por casualidad, que miren lo que escribe su creador: "Encuentro mis orígenes en el libro que conocía de memoria -par coeur- antes de saber leer: Don Quijote." A Madame Bovary, como a Alonso Quijano las de caballerías, le había condicionado el juicio el exceso de un determinado tipo de lectura: la de las novelas románticas. Del corazón que le dicen ahora y no sin acierto. Así que, por el mismo procedimiento que Alonso Quijano dio en querer dedicarse a desfacer entuertos, Madame Bovary dio en querer experimentar todas esas emociones que se supone brotan del dejarse llevar por la corriente de los más íntimos, e inconfesables, deseos. O sea, por decirlo en plan un poco pedante, que la señorita, lecturas mediante, había sido ganada para los ideales de la democracia burguesa y el romanticismo positivista tan en boga por aquellas épocas.


Pero siendo parecido el mecanismo de partida difieren mucho los engranajes que mueven los argumentos de esas dos novelas. En las dos hay unos ideales atacados, pero difieren en la distancia desde la que se los ataca. En el Quijote la distancia de las realidades, la de la ficción y la de lo real, es grande. En Madame Bovary, es mínima. Por eso es que la tirantez es débil. Los ideales caen desde poquísima altura. No se hacen daño, no hacen el ridiculo. Apenas un poco de tragedia, pero nunca algo de comedia.  Madame Bovary, en palabras de su autor es una novela anatómica. Es decir, que pretende ejercer su función crítica por medio de la descripción minuciosa, o exhaustiva, de la realidad. O sea, cero dinamismo poético. Un tostón en definitiva. Por eso se cae de las manos... a no ser que el interés literario se centre en la historia, antropología y esas cosas que hacen las delicias de los estudiosos, pero no de los colgaos de las novelas.


Les he contado estas cosas porque no hay nada que más me deprima que parecerme a Claudio Cifuentes, "Cifu para los amigos". El tipo lleva treinta y tantos años haciendo un programa de Jazz en Radio Clásica y nunca le oí emitir un juicio sobre la música que no fuesen adjetivos calificativos, siendo en él monserga la aseveración cada día de que nos hallábamos ante una cúspide del arte musical. Seis días a la semana durante treinta años subiendo a cúspides. Ni te digo en donde estaríamos ya de ser verdad. No, lo que yo siempre quise es ser como José Luis Tellez. Tellez te hablaba de la estructura de la música. La sucesión de los acordes, los cambios de tonalidad y de ritmo, las emociones que se pretendían con esos cambios, etc. Eso es la critica y no lo otro. Lo de Cifu es xerrameca de portera y a mí me deprime. Y por eso es que les quiero recomendar un libro que les aseguro les ayudará a distanciarse de Cifu y acercarse a Tellez. Se trata de "Meditaciones del Quijote" de Ortega. Un libro que ayuda como pocos a comprender lo que se está viendo o leyendo cuando se está viendo o leyendo. Y, como ayuda a comprender, también ayuda a decir de lo visto y leído algo más que los manidos adjetivos calificativos: bonito, feo, bueno, malo, pasada, rollo, caca, pis, culo.  


   

miércoles, 21 de marzo de 2012

ERE que ERE


Aprendiendo del Modelo de Salud de Narayana en India



Coges, agarras, miras la primera página del periódico local y ¿qué es lo que ves? Se lo diré, el juego de los ERES. De ERE a ERE y me preparo para el próximo. Como una especie de fatalidad regida por los dioses del submundo. 


La verdad es que todas esas empresas que quiebran son de muy bajo nivel tecnológico. Y encima los empleados venían cobrando como si fuesen ingenieros de Microsof. Natural que se vayan a pique en una economía globalizada. Hasta un niño lo puede comprender siempre y cuando no se lo haya explicado un papá sindicalista. ¡Tío, lleváis cincuenta años con esto! ¿Por qué no dedicasteis un poquito de las ganancias a pagaros profesores? ¿Es que no os apercibíais de que os estaban adelantando hasta los más atrasados? Sí, todos esos "Remarkable Indonesia", "Incredible India", "Malasia, Truly Asia", etc., etc.  


Ese es el problema, que para ser competitivos hacen falta duros, pero sobre todo ganas. Y si hay poco de lo uno, mucho menos de lo otro. Porque aquí, parece, de lo único que hay ganas es de ir a la playa a hacer el zombi. Y los pocos duros que quedan nos los gastamos en hacer trasplantes de órganos que es algo que mola mucho y sirve como de molde para atizar la flatulencia pueblerina. 


Sí, no me importa decirlo, estoy convencido de que el primer y mayor ERE de todos los ERES que habría que hacer es el de la sanidad pública. Sí de mí dependiese, hoy mismo mandaba a las tres cuartas partes de sus empleados a casa. O a tostarse en la playa, ahora que viene el buen tiempo. Porque es que es de escandalo: 957 médicos en Valdecilla. ¿Se los imaginan a todos trabajando mínimamente? Sería prácticamente imposible que alguien muriese en Cantabria y alrededores. Y encima dice el periódico que hay dos mil y pico personas esperando las oposiciones para cubrir otros quinientos y pico puestos en la sanidad publica de la región. ¡Fantastic!


Para mí, de entre las mayores falacias de la mierda socialdemócrata destaca la de que la salud es un bien absoluto y por ello tiene que ser el Estado el que se encargue de garantizarla. Hombre, tener salud es algo muy apreciable desde el punto de vista del individuo, de la familia si quieren, aunque no siempre, pero, visto desde la colectividad, que alguien esté malo y se muera es bastante irrelevante. A rey muerto, rey puesto. Y por eso es que me parece insensato que el Estado invierta la mitad de todos sus esfuerzos en algo en lo que como colectividad nos va poco. Como se lo digo. Y como escribiría ,Josep Pla: "lector: no precipiteu, si us plau, el comentari. 


Nada que ver con la educación. En eso sí que creo que el Estado tiene que echar hasta el bofe si es preciso. Porque un muerto se entierra y se acabó. Pero un maleducado le tienes cien años dando por el saco y no hay forma de librarse. Sobre todo desde que se abolió la pena de muerte, que no es que yo esté contra esa abolición, pero también me hace pensar cuando leo a Tácito: "... lo pagaba luego con la vida; remedio que calificó la experiencia por más saludable y mejor que la piedad y misericordia." 


Así que, dicho ya lo dicho, y que conste que sin ánimo de escandalizar, les añadiré que como aquel famoso predicador americano I have a dream.  Un sueño que se resume en otra frase americana: que el Estado sólo help people who cannot help themselves. Y que quite de una vez sus opresivas manos de encima de los que sí pueden ayudarse a sí mismos. El que tenga dinero, que se lo monte a su sabor. Que quiere casas, coches, restaurantes y viajes, ¡con su pan se lo coma! Que si no tiene para medicinas y se muere, lo enterramos y santas pascuas. Si quiere pagarse una mutua por si se pone malo, pues esa es su opción. 


Resumiendo: ERAZO en la sanidad pública, dos años de relativo caos sanitario y al tercero ya tendríamos una sanidad libre y competitiva al alcance de cualquiera medianamente previsor. Y de rebote, menos impuestos, más educación versus menos mal educados y, last but not lest, mas dinero para ayudar a las empresas innovadoras (bares y hostelería en general, abstenerse). 


¿A que es buena idea?

martes, 20 de marzo de 2012

Cosas veredes


No sé si ustedes habrán oído hablar de un tipo que se llama Guardiola. Pep Guardiola, para ser más exactos. Por lo visto se dedica a la cosa del fútbol. A entrenar un equipo o algo así. Y debe de ser importante el gachó porque suele copar columnas de primera página día sí y al otro también. Bien, pues el caso es que hoy veo que se descolgado con lo que pudiera ser el pleonasmo perfecto: "soy catalán y soy pesimista", ha dicho.


No sé cuales serán los motivos que le han llevado a tal enunciado, pero, en cualquier caso estoy seguro de que los semiólogos de la cosa deportiva darán buena cuenta de la parida. Parida sobre parida y sobre parida una, como en el villancico de las campanas.


Es curioso porque cualquiera que haya vivido en Cataluña, o simplemente eche de vez en cuando una ojeada a La Vanguardia, sabe de sobra que no hay casi nada más importante en este mundo que ser catalán. Incluso más que ser físico del CERN. Catalán y, en el caso de Pep, además, juraría, multimillonario. Y ya ven, pesimista.  ¿Pesimista por catalán o pesimista por mltimillonario? ¿O por las dos cosas? Bueno, por catalán lo entiendo porque es difícil que los de condición meteca le vayamos a reconocer nunca su cuasi divina condición, pero por multimillonario... no sé, pero me temo que cuando los multimillonarios se ponen pesimistas lo mejor es amarrarse los machos.


¡Jo! Es que todo cuadra para no echar las campanas al vuelo... como en el villancico otra vez. Ayer, por ejemplo, decidí, por este asunto de la muela del juicio que no se me acaba de resolver, darme una vuelta por las urgencias del hospital público de la provincia. ¡Dios mío, nunca lo hubiese hecho! Ni dos minutos duré allí. Entre lo que vi y los efectos alucinógenos de los analgésicos y antimflamatorios que llevaba en la sangre, nunca estuve más seguro de estar formando parte del casting de una película sobre Treblinka. Había allí una famélica legión esperando sumisa bajo la atenta mirada de guardianes uniformados su turno para las cámaras de gas. Escapé por los pelos. Mucho mejor morir, me dije, que perder la vida por estos pasillos abarrotados.


Eso por una lado. Su reverso es no menos sorprendente. Unos horteras incurables han decidido que nunca hay bastante para ellos y por eso han mandado construir un barco para escuchar conciertos en alta mar. Y  el casco del barco va cambiando de color al compás de la música. Y cosas así. Una verdadera monada.


¡Cosas veredes, amigo Sancho! 

lunes, 19 de marzo de 2012

Drink Me

Hoy le toca al padre. Hace un mes a los enamorados. Luego será la madre y a continuación "la mujé", que con el sexo débil hemos topado. El día de esto, el día de lo otro, el día de lo de más allá y ¿cómo no? el día de la "paz" que, por supuesto, queremos sea infinita.


El caso es que los niños llevan una semana en el colegio sin pensar en otra cosa que fabricar una tarjeta en la que dejar constancia de lo mucho que quieren a su papá. "Te advierto profe que ya sólo queda una semana", dice una niña estresada por la proximidad de la efemérides. Y entonces la profe, piense como piense, sabe que no le quedará más remedio que pasar por el aro. Y busca la manera de hacer algo que pueda ser de algún provecho. Felicitar con un sistema solar por ejemplo. Y luego la leyenda de individual elección. "Te quiero mucho, papá". Hasta el chino de la clase tiene su corazoncito y larga su slogan: "Con esto te demuestro todo lo que te quiero". Y otra semana al coleto. 


La verdad, todo este tinglado me parece de lo más obsoleto. ¿Por qué no hacer como en aquel pasaje de  Alice en Wonderland y celebramos los "no días"? Así dedicaríamos 364 días a machacar al padre y uno a pasar de él. Y 364 a la guerra que es lo bueno y uno a aburrirnos con la paz. Y 364 a la "muñeca" y uno a la "mujé". 


No sé, en fin, pero creo que ya somos un poco demasiado mayores para que nos estén diciendo a todas las horas como tenemos que pensar, lo que tenemos que hacer, a quién tenemos que querer...  

domingo, 18 de marzo de 2012

Ni de coña


Dice: "Valdecilla se prepara para ser motor de uno de los grandes ejes de desarrollo de Cantabria". Y entonces voy y me entero de que en ese centro trabajan, o lo que sea, 957 médicos. ¿Y saben qué? Que llevo toda la semana con un dolor de muelas de todos los demonios y no me atrevo a acercarme por allí porque sé que mucho peor que el dolor sería el calvario de esperas y humillaciones varias a las que sería sometido.  


"Hospital de referencia nacional", aseguran. Ni de coña. Se lo digo yo que me pasé la vida de la Ceca a la Meca y nunca escuché referencia alguna a las excelencias del referido lugar. Así que esas loas no son más que un darle otra vuelta a la matraca provinciana. Lo mismo, exactamente, que escuché en otras provincias por las que se perdieron mis pasos. 


Bueno, las cifras de personal, de presupuestos, etc., tienen dimensiones qataries. Las deudas, sin embargo, las tienen españolas. Lujo para pobres en definitiva. Presumir de lo que no se tiene. Andar con el culo al aire, como vulgarmente se dice. 


Es curioso como se ha dado la vuelta a la ecuación. Según nos enseñaron los clásicos para tener buenos médicos lo primero era ganar el dinero con el que poder pagarlos. Ahora, según nos quieren convencer, es al revés: primero tienes buenos médicos por la cara bonita y lo demás se te dará por añadidura. Y eso sin que a nadie se le haya pasado por la cabeza la sacrílega solución de dedicar medio hospital a la medicina privada. ¡Pues buenos se pondrían los sindicatos! Los sindicatos, ya saben, esa "unidad natural de convivencia" según rezaban los principios inamovibles del Movimiento. ¡Qué paradoja!


La verdad es que hay veces que me parece que no hay mejor síntesis de esta España caduca que aquel hidalgo toledano que se mantenía vivo gracias a los mendrugos de pan duro que se agenciaba el lazarillo  en sus correrías mendicantes. 


En fin, con lo fácil que sería dar con el portillo del caer en la cuenta y saltar por él para ser libres. Sólo habría que aceptar lo que a la vista está, es decir, que en Cantabria hay lo que hay, o sea, mucha pretenciosidad provinciana y poca sustancia cosmopolita. O, por decirlo en una de nuestras queridas lenguas vernáculas, molta roba y poc sabó


Concluyendo: que si no hubiese tanta imbecilidad en el ambiente, yo hubiese ido a Valdecilla con mi tarjeta dorada de la mutua, que buenos miles de euros me cuesta, y a estas horas ya estaría curado. Y Valdecilla debería un poco menos de dinero y el sueldo de sus empleados estaría un poco más asegurado. ¡Así de sencillo!

sábado, 17 de marzo de 2012

Zarajos


Realmente gracioso. "Como que no estamos para comidas", ha dicho la vicepresidenta Sáez de Santamaría con motivo del desmantelamiento de la empresa estatal "Carmen, comidas de España, 1992". Ya saben, la popularmente conocida como "Las tortillas de Carmen". 1992, 2012: veinte años chupando de la piragua. 


Hay que reconocer que en su día fue una idea magnífica. Para promocionar la comida española por el mundo, se dijo. La tortilla de patatas, los callos, el pan con tomate. Por no hablar del farinato de Salamanca y los zarajos de Cuenca. Pero también hay que reconocer que una vez alcanzados ya con creces los objetivos fijados es absurdo mantener en sus puestos a la docena de consejeros que como se dice vulgarmente se lo estaban llevando crudo por el simple hecho de rascarse de vez en cuando y sólo un poquito los susodichos zarajos. 


Argumenta Félix de Azúa que un periodo como el que acabamos de vivir y que nos ha llevado a esta especie de ruina total no lo pueden describir o explicar ni sociólogos, ni psicólogos, ni historiadores, ni cualquier tipo de especialista del análisis científico. Solo la literatura, añade, se puede hacer cargo de tamaña empresa. Concretamente la literatura del conocido como género negro. Un Chandler, una Patricia Highsmith, un genio de la poesía, en definitiva, en su versión más social. 


Bien, no sé si en esto voy a estar muy de acuerdo con Félix. Porque me da la impresión de que cualquier novela sobre, un suponer, "Las tortillas de Carmen", sería un dechado de previsibilidad y por tanto un coñazo. Porque es que ya estamos aburridos de saber todo lo que hay que saber sobre todas las "Las  Tortillas de Carmen" de este mundo. Cosa siempre de los choricillos locales metidos a políticos. Gente con pocos estudios y muchas necesidades. El cuento de nuca acabar.  


No, yo más bien creo que estas cosas sólo las podríamos soportar si nos las presentasen de forma "carandelliana". O sea, con mucho fino humor. Porque motivos para tal hailos, claro está, siempre y cuando no te encuentres en el paro que, entonces, como se suele decir, no se tiene el coño para risas. ¿Se imaginan la retransmisión en directo de un consejo de administración de "Las tortillas de Carmen"? ¡Ríete tú de "doce hombres sin piedad"! Óscar seguro.  

viernes, 16 de marzo de 2012

Picnic en Abiada


Sé que pocos o nadie va a estar de acuerdo conmigo en lo que voy a decir: para mí lo mejor de la Cornisa Cantábrica es que tiene La Meseta a tiro de piedra. Apenas una hora de cómoda conducción desde que todo lo llenaron con túneles y viaductos y de la espesa bruma pasas al sol radiante. ¿Hay quien dé más? 

Así lo siento y así lo digo. Porque es que todo es subir esos 800 metros y empezar a respirar mejor y no sólo por los pulmones, también por el estómago y, ni que decir tiene, por la cabeza. Es como si la mente se expandiese. 

Y no te digo nada ya si cuando asciendes lo haces en la mejor compañía. Vas por esos caminos del bosque desde Proaño a Villar y desde allí a Abiada. Es terreno para la fértil disertación. La primavera apenas incipiente. Prímulas y dientes de perro asoman entre la hojarasca. Brotes tiernos en los espinos negros. Poco más. Pero es que, además, fue por esos caminos por los Chisco condujo a Marcelo desde Reinosa a Tudanca. Un relato memorable que cualquier amante de las excursiones campestres gustaría repetir aunque El Sordo ya no esté en Proaño ni haya osos de los que asustarse:


"Estaba... como a cincuenta brazas de nos, jechu un reguñu, a la vera de un busquizal. tomaríale usté por un cantu gordu de los muchus que hay en el Puertu: el que no está avezau a verli de esi arti, confúndilos. Suele asomar en veces por ayí; gustalí el oreu a lo mejor y soleáse un pocu, si tien ocasión de eyu. Pero no hay que temeli cosa mayor, porque del hombre ajuyi siempre como el hombre no se meti con él. Con tóo y con esu, güenu es teneli a distancia por un por si acasu... Conque vamos palanti, si le paez, y no arreceli alcuentrus talis, que por aquí no se usan, y de nochi mayormenti." 


¡Jo!, lo que darían los del Conceju Nacionaliegu Cantabru por saber hablar como lo hacía Chisco. Una pena que se pierda. Pero bueno, a los amantes de lo auténtico siempre nos quedará Peñas Arriba, sin duda la mejor literatura del género conocido como naturalista que se hizo en este país.  


Total, que llegamos a Abiada y allí hicimos pícnic en la terraza de la taberna. Pedimos unas croquetas y unas bebidas para tener derecho a mesa de piedra al socaire del nordeste. Parecía el paraíso. 


De vuelta inspeccionamos una casona en Villar. La clave de su encanto quizá proviniese de ser su propietario inglés. Estaba a la venta. Motivo por el cual nos dimos a las más peregrinas fantasías. ¡Lo que hubiésemos podido hacer con aquello de no ser nosotros de los que toda la fuerza se nos va por la boca. 


De regreso, ya en casa, le pegamos un buen repaso al séptimo arte. Ya digo, se nos va la fuerza por la boca, pero no sin resultado de mucha satisfacción

jueves, 15 de marzo de 2012

Enternecedor


Andaba hoy a media mañana por Puerto Chico a la espera de que llegase la hora para mi cita con el dentista. Allí me he topado con Pedro y un su colega que de regreso de unas inspecciones contemplaban la escena no sé si sorollesca o, mejor, turneresca, porque había bastante niebla: unos niños de diez a doce años se subían a unas barcas para ir a practicar el arte de la vela. O a iniciarse en la práctica para ser más exactos. 


Bien, a mí todo esto de la educación de los niños siempre me ha apasionado. No creo que pueda haber muchas cosas más interesantes en la vida. De hecho soy de los ingenuos que piensan que todos los problemas que padece el mundo son debidos a la mala calidad de la enseñanza. Unos niños de diez o doce años una mañana de día laborable del mes de marzo yendo a aprender la vela... ¡hmmm! ¿Qu´est-ce qui se passe? Y que conste que admiro ese arte, ¿pero no están las vacaciones del verano para aprender ese tipo de cosas?


Le he dicho a Pedro, ¡jo, qué chollo!, nosotros a esta hora nos habíamos tragado dos misas, un rosario y estábamos en clase de mates. O latín. Su colega, que era mucho más joven, me ha mirado con cara de no entender. Porque es que ¡madre mía cómo han cambiado las cosas de este mundo! A navegar a vela a media mañana, o sea, en horas lectivas. Nosotros, que teníamos que conseguir cincuenta puntos entre toda la clase para salir una tarde de paseo a Nueva Montaña a jugar al fútbol. Ganar el concurso de coros que se hacía por Santa Cecilia suponía ganar cinco puntos, por poner un ejemplo. Así es que creo que mi clase sólo consiguió una tarde de asueto en todo el bachillerato.


Y desde hace unas cuantas horas el mundo está estremecido porque unos niños belgas se han despeñado por un barranco en Suiza. O algo parecido que ha dado buena cosecha a la parca. ¡Pobrecitos, si ellos sólo querían esquiar! "Papá, mamá, esto es hermoso, pero os extraño", decía el mensaje mandado por un niño que ya no los volverá a mandar. Enternecedor. ¿Pero no habíamos quedado en que hay una crisis del carajo? Millones de personas pasándolo de puta pena y los niñitos belgas extrañando a sus papás desde los resorts suizos. Y luego, ¿qué tiene de raro que se estrelle uno entre los cientos de miles de autobuses que llevan a los niños de toda Europa a esquiar a Suiza? En fin. 


Ya digo, a veces me gusta simular demagogia. Y por eso afirmo que nada les hubiese pasado a esos niños si hubiesen estado en donde el sentido común y el buen gusto dicen que debieran haber estado, es decir, sentaditos en su pupitre que es donde se labran futuros medianamente interesantes. Pero claro, comprendo que las cosas no son sencillas. Para que funcione el sistema, tan importante como enseñar las matemáticas y la lengua es que se vaya aficionando al niño a los diversos pasatiempos para que cuando se gradúe lo tengamos ya convertido en un verdadero yonki del consumo. 


 ¡Jo, mira que estoy anticuado! Pero no pienso echar ni una lagrimita por esos que fueron niños belgas. 

martes, 13 de marzo de 2012

De Guindos


Esto es exactamente lo que estábamos necesitando. Un De Guindos. Ya le he visto varias veces por esos foros de Dios y siempre décontracté, sonriente, afable, en el centro del debate, con un buen inglés, como debe ser, en definitiva, un político. Que te dicen que tienes que bajar del 5,8 al 5,3 el objetivo de déficit, pues nada, eso está hecho tío, venga un abrazo. Por 5000 milloncejos de mierda me voy a poner yo a porfiar como una portera. ¡Anda ya!


No se crean que estoy ironizando. Lo digo completamente en serio. Creo que la política es eso, crear buen rollo alrededor. Inspirar confianza para que la gente común se pueda dedicar a lo suyo sin miedos artificiales. Porque en eso consiste la magia del sistema que nos hemos dado, en dejar que la gente se ilusione y ponga todas sus fuerzas en el objetivo común de crear una burbuja. Porque desde que empieza hasta que estalla hay un largo recorrido lleno de esperanzas.


Se lo oía el otro día a Greenspan cuando a preguntas del periodista respondía: dentro de veinte o treinta años habrá en sitio como éste un periodista como usted preguntando a un expresidente de la Reserva Federal como yo las mismas cosas que me está preguntando usted ahora. ¿Por qué no se hicieron las cosa de otra forma? Porque no es posible. Mientras la burbuja crece todo el mundo se cree sabio. No hay forma de pararlo. Se necesita el estallido para que vuelva la razón. Así ha sido siempre y así seguirá siendo: es la esencia del capitalismo.