viernes, 23 de marzo de 2012

Colgaos


Pienso que debe de ser por alguna deformación del espíritu que las películas, novelas y relatos en general que más me gustan son las que tratan sobre "colgaos".  Las puedo ver o leer una y otra vez y siempre me proporcionan un intimo regocijo. Quizá sea porque el colgao es el único tipo de héroe con el que me es fácil identificarme. Porque el colgao, por si no lo saben, es un héroe y no de los menos sacrificados. Un tipo que se niega a aceptar lo dado, las costumbres, tradiciones y todo eso, y se esfuerza por vivir su particular fantasia. O utopía, si quieren. Su particular fantasía, o realismo, esta sometido a las poderosas fuerzas gravitacionales del realismo global y, es por tal que el colgao siempre está en caída libre. Y aquí, en las formas de esa caída, con daño, con ridículo, está el punto de su fuerza poética. Con daño, la tragedia. Con ridículo la comedia. Con las dos, la tragicomedia que, a mi modesto juicio, es lo fetén. 


Veamos. Tres películas que desde que las vi por primera vez nunca he podido olvidar escena por escena. "Barfly", "The dude" y "The misfits". Las tres van de héroes que prefieren morir antes que perder la vida sometiéndose al imperio de lo correcto. Es decir, a lo que los muertos vivientes entienden por correcto. Ya saben a qué me refiero porque eso es lo que hacemos y hemos hecho casi todos a lo largo de la vida. 


Veamos ahora una novela del colgao por excelencia. "El Quijote". De la misma manera que todo poema épico lleva, como el fruto el hueso, "La Iliada", toda novela lleva dentro, como una íntima filigrana, "El Quijote", dice Ortega. Y añade: "no existe libro alguno cuyo poder de alusiones simbólicas al sentido universal de la vida sea tan grande y, sin embargo, no existe libro alguno en que hallemos menos anticipaciones, menos indicios para su propia interpretación. Por esto, confrontado con Cervantes, parece Shakespeare un ideólogo. Nunca falta en Shakespeare como un contrapunto reflexivo, una sutil línea de conceptos en que la comprensión se apoya."


El caso es que todas estas reflexiones, o lo que sean, me vienen a las mientes con motivo de haber estado viendo en casa estos días un par de versiones cinematográficas de Madame Bovary. Bien, como todos ustedes saben Madame Bovary era una gran colgada. Y no por casualidad, que miren lo que escribe su creador: "Encuentro mis orígenes en el libro que conocía de memoria -par coeur- antes de saber leer: Don Quijote." A Madame Bovary, como a Alonso Quijano las de caballerías, le había condicionado el juicio el exceso de un determinado tipo de lectura: la de las novelas románticas. Del corazón que le dicen ahora y no sin acierto. Así que, por el mismo procedimiento que Alonso Quijano dio en querer dedicarse a desfacer entuertos, Madame Bovary dio en querer experimentar todas esas emociones que se supone brotan del dejarse llevar por la corriente de los más íntimos, e inconfesables, deseos. O sea, por decirlo en plan un poco pedante, que la señorita, lecturas mediante, había sido ganada para los ideales de la democracia burguesa y el romanticismo positivista tan en boga por aquellas épocas.


Pero siendo parecido el mecanismo de partida difieren mucho los engranajes que mueven los argumentos de esas dos novelas. En las dos hay unos ideales atacados, pero difieren en la distancia desde la que se los ataca. En el Quijote la distancia de las realidades, la de la ficción y la de lo real, es grande. En Madame Bovary, es mínima. Por eso es que la tirantez es débil. Los ideales caen desde poquísima altura. No se hacen daño, no hacen el ridiculo. Apenas un poco de tragedia, pero nunca algo de comedia.  Madame Bovary, en palabras de su autor es una novela anatómica. Es decir, que pretende ejercer su función crítica por medio de la descripción minuciosa, o exhaustiva, de la realidad. O sea, cero dinamismo poético. Un tostón en definitiva. Por eso se cae de las manos... a no ser que el interés literario se centre en la historia, antropología y esas cosas que hacen las delicias de los estudiosos, pero no de los colgaos de las novelas.


Les he contado estas cosas porque no hay nada que más me deprima que parecerme a Claudio Cifuentes, "Cifu para los amigos". El tipo lleva treinta y tantos años haciendo un programa de Jazz en Radio Clásica y nunca le oí emitir un juicio sobre la música que no fuesen adjetivos calificativos, siendo en él monserga la aseveración cada día de que nos hallábamos ante una cúspide del arte musical. Seis días a la semana durante treinta años subiendo a cúspides. Ni te digo en donde estaríamos ya de ser verdad. No, lo que yo siempre quise es ser como José Luis Tellez. Tellez te hablaba de la estructura de la música. La sucesión de los acordes, los cambios de tonalidad y de ritmo, las emociones que se pretendían con esos cambios, etc. Eso es la critica y no lo otro. Lo de Cifu es xerrameca de portera y a mí me deprime. Y por eso es que les quiero recomendar un libro que les aseguro les ayudará a distanciarse de Cifu y acercarse a Tellez. Se trata de "Meditaciones del Quijote" de Ortega. Un libro que ayuda como pocos a comprender lo que se está viendo o leyendo cuando se está viendo o leyendo. Y, como ayuda a comprender, también ayuda a decir de lo visto y leído algo más que los manidos adjetivos calificativos: bonito, feo, bueno, malo, pasada, rollo, caca, pis, culo.  


   

6 comentarios:

  1. Pienso en que ni en el bachillerato, ni después, ni leíamos ni comentábamos a Ortega. No sé si fue mala suerte o si ahora los chicos de estos tiempos tendrán mejor, en cualquier caso sí que fue un desperdicio. Ya tendría yo treinta y tantos y andaba por estas tierras de misión cuando quiso la fortuna que mi compañero de despacho tuviera su obra completa y pudiera yo ponerme a ella. Junto con Gracián y, obviamente, Cervantes y la poesía clásica, es la única lectura en español que me parece imprescindible para cualquier ser humano. A veces fantaseo que para tener un país decente solo nos haría falta generalizar la enseñanza de la música, unos maestros entusiastas de matemáticas en el bachillerato y que todos leyeramos a Ortega.

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  2. Pues yo de Ortega ,poco,la verdád.Que era para sesudos y yo no lo era.Quevedo,miles de veces,el Buscón ,seguro que 30...Siempre me tiró mucho el 98 ,Baroja,Ganivet,RAmón Pérez de Ayala...AMDG...Después chejov y claro ,todos los sudamericanos,bueno,a Cortazar lo dejé hace tiempo..descubrí hace anhos a Oswaldo soriano.Ahira sigo ocn interés a Mendoza,sigue siendo para mí el mejor contador que hay en espanha,aunque algunas veces se pase un poco.Me decepcionó algo Rihna de gatos ,por la forma en que trata la figura de J antonio,pero ha llegado a ese nivel de Nirvana absoluto,todoo lo que escribe le sale bién.Buenos ,promesas nunca eclosionadas las tenemos en el autor de este blog ,que no se atreve o no tiene ganas de escribir algo de literatura..creo que lo haría de maravilla...

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  3. Es que a Ortega le colgó la progresía la etiqueta de facha. No debían soportar que les llamase hemipléjicos morales. En Cataluña, ni te digo lo que llegué a oír sobre él. Decían que había sido el inspirador del franquismo. Félix de Azúa dice que no es un pensador centroeuropeo, pero que en cualquier caso es el techo del pensamiento en español. para mí, desde luego, es un referente imprescindible.

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  4. Gracias, Ignacio, por lo de promesa nunca eclosionada. Algo escribí, así, en plan novela, pero sé que no se me da. Leo muy poca literatura contemporánea. De la española la única que me llamó la atención fue una de Landero que se llama algo así como Juegos de la edad tardía. Ultimamente lei lo de Houellebecq y algún otro francés. Pero, en definitiva, siempre prefiero volver a los clásicos. Me inspiran mucho más.

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  5. Pues tendrías ,si tienes tiempo,que leer algo de mendoza.Te recomendaría el Anho del diluvio,una novela muy cortita que se lee en una tarde de verano . Por spuesto La verdad sobre el caso Savolta.he le´do mucho de Juán madrid,al que admiro y al que conozco personalmente.en mis tiempos de volkswaggen yo viajaba grátis en los jumbos de carga que llevaban las piezas a toda europa.Eran noches larg´simas de aterrizajes y despegues.Salíamos a las 11 de la noche del aeropuerto de colonia y después de haber estado en Londres,Lyon,Parma y Barcelona(todas estancias de unos minutos) acababamos en madrid a eso de las 7 de la manana.Una d estas noches locas aparecimos en Madrid sobre la una de la madrugada.el comandante ,una tal Juan carlos ,muy porrero por cierto,me llevó con él a ver a una amiga suya de Salamanca,profesora a la sazón de instituto.Llamamos al timbre de su casa y la colega bajó en bata de guatiné y zapatillas.Ni corta ni perezosa se metió en el coche con nosotros ,tal cual,y nos fuímos a un bar de jazz a tomar copas.al cabo de cierto tiempo en el bar se unió a nuestro grupo un tipo que luego resultó ser Juán madrid,amigo de la fámula.
    Psé una interensantísima velada hablando con él de bóxeo ,pasión que nos unía ,de los viejos tiempos ,de Pedro Carrasco y marvin Hagler...

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  6. !Jo!, Ignacio, al lado de la tuya mi vida parece de ursulina. Desde luego que eres digno heredero de tu paisano Torres Villarroel.

    De Mendoza leí unas cuantas novelas, pero pronto empezaron a cansarme. Demaseado correctas. Y cuando pretendían salirse se les notaba un como querer ser graciosas que es lo peor que le puede pasar a un gracioso. De todas formas aprecio a ese escritor. El Caso Savolta fue seguramente innovadora en el panorama literario español. Luego le he visto baste por Barcelona y era un poco irritante porque el tipo es de los que quieren quedar bien con todos. Y en Cataluña eso es sinónimo de chupaculos.

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