miércoles, 29 de febrero de 2012

Dinamización multisectorial






"Santander recupera poco a poco sus tradiciones. Por esta razón, el canto de las marzas ha calado hondo y calles y plazas se llenan de coros que reciben las primavera con tonadas regionales." 


Estaba su padrastro pidiéndole a Hamlet que bebiese porque esa era la tradición. Hamlet andaba a la sazón muy cabreado y razones no le faltaban. Entonces fue cuando soltó esa frase sobre las tradiciones que para mí es religión: 

...more honour´d in the breach than the observance.

Sí, desde luego estoy convencido de que es más honorable, y beneficioso sobre todo, abandonarlas que conservarlas. Porque es que, además, las pocas que merecería la pena conservar son precisamente las que se abandonan porque exigen esfuerzo. Sin embargo, las que están ligadas a la juerga, esas, si no existían se inventan y a los dos años se las eleva a la categoría de tradición y se convoca a los medios para que den fe de hasta donde llega la sensibilidad con las cosas de nuestra tierruca. 

Por no querer parecer demasiado cascarrabias me apoyaré en la autoridad. Escribe Ortega:

¿No es un cruel sarcasmo que después de tres siglos y medio de descarriado vagar, se nos proponga seguir la tradición nacional? ¡La tradición! La tradición en España ha consistido precisamente en el aniquilamiento progresivo de la posibilidad de España... No, no podemos seguir con la tradición; todo lo contrario: tenemos que ir contra la tradición, más allá de la tradición... En un grande y doloroso incendio habríamos de quemar la inerte apariencia tradicional, la España que ha sido, y luego, entre las cenizas bien cribadas, hallaremos como una gema iridiscente la España que pudo ser. 

Para ello será necesario que nos libremos de la superstición del pasado, que no nos dejemos seducir por él como si España estuviese inscrita en su pretérito...


En Santander de soltera y de casada Cantabria parece ser que los maestros no tienen mejor cosa que hacer que enseñar a los niños a cantar "las marzas". Porque es una tradición dicen y para ellos no hay nada más sagrado que las tradiciones. Lo bueno del caso es que yo soy de Santander de toda la vida, nací en Liérganes y pase mi niñez entre las calles Peñas Redondas y Perines, y cosa curiosa, el la vida había oído hablar de las famosas "marzas" hasta que la chusmilla de por aquí se contaminó no hace mucho con la peste vasco-catalana. Sí ellos tienen tradiciones y les va tan bien, pourquoi pas no hacer lo mismo nosotros. 

Y mientras tanto, hoy nos desayunamos con que otro futuro "centro de excelencia" se fue al garete. Lo de Comillas, ya saben. Como se están yendo al garete una detrás de otra las pocas fábricas de la región. Pero no se preocupen: en Somo están haciendo un Centro Internacional del Surf. Vendrán surfistas con sus porros de todo el mundo.   

En definitiva: calidad de vida que le dicen. Ayer precisamente se inauguró en la capital de la región el I Salón del Bienestar. ¿Que en qué consiste eso? Ahora mismo se lo aclaro:

Se trata de una iniciativa pionera en España, que se define como un innovador espacio de dinamización multisectorial para empresas relacionadas con la denominada industria del bienestar. Una muestra comercial interactiva, tanto para el sector público como privado, consistente en una exposición de la variada oferta de productos, servicios y programas dirigidos a mejorar la calidad de vida de las personas.

Estamos mal, pero vamos bien, que dijo una vez el presidente Menen, aquel tan gracioso de las patillas.  O sea, primero se aprende a cantar las marzas, luego a surfear, se sigue con la casita en el pueblo y ya sólo queda elegir un perro vistoso. ¡Cantabria es región! Aunque bien pudiera ser nación si nos lo proponemos. 

Me acuso, padre.


Me acuso, padre, de que anoche volví a pecar. Tras un largo paseo por el campo en la mejor compañía y una frugal colación me despanzurré sobre la butaca en estado semicatatónico y, cual autómata programado, apreté el botón del mando a distancia. Nunca lo hubiese hecho porque, por alguna jugarreta del destino, apareció en pantalla el debate de Telemadrid. Y no tuve fuerzas, o voluntad, para cambiarlo. Total, para qué, si sólo buscaba un soniquete para mecer mis ensoñaciones. 


Pero la droga es la droga y, si te metes un poco, el cerebro se subleva y pide más a gritos. Y eso es lo que pasó, que, al cabo de un rato, estaba metiéndome todo aquello como si fuese mercancía recién llegada de Colombia. Bueno, reconozco que algo ha debido mejorar el percal. La cosa, ahora, me parece más terciada. La presentadora Sanboal es discreta y ni por asomo se le nota aquella babosidad de la que tanta producía el presentador Buruaga. Luego, estaban allí el filósofo Marina y un exministro de la época de Suárez que, a pesar de las dificultades del entorno, metieron unas cuantas cuñas de alto valor pedagógico. También había un diputado socialista de una grisura rayana en la nada. Un periodista alambicado y estéril que daba grima no sólo escucharle sino también verle. Una señora mona que decía sensateces que de puro serlo ya hace tiempo que se han convertido en tópicos. Y por fin, y aquí es a donde quería llegar para despacharme a gusto, una tal Curri, personaje habitual de éstas que fuesen lides y no puro bavardeo si no fuera por la inexplicable presencia de invitados como ella. 


Inexplicable, sí, que esa tipa haya llegado a tener tal preeminencia. Porque es tal acopio de necedad del que hace gala que la sola suposición de que no hay un designio oculto para justificar su presencia me lleva a considerar que es inútil continuar con el juego porque todos los caminos están cerrados a cal y canto. Sí, algo tiene que haber. Como que sea la amante secreta de Esperanza Aguirre o algo por el estilo. Porque si no, ya digo, completamente inexplicable. 


Es la tal Curri una obsesiva compulsiva. Por todas las partes ve socialistas haciendo de las suyas. Da igual de lo que se esté tratando, ella siempre da con el circunloquio que le permite depositar sus excrementos sobre los socialistas. Me recuerda a cuando vivía en Barcelona y hasta los vecinos en el ascensor me asediaban con lo de las balanzas fiscales. Ellos, en su incuria mental, estaban convencidos de que así favorecían su causa. Gente con una causa. No dos ni tres, sólo una. ¡Patético! Y están ahí. Y no parece haber forma de retirarles del centro de la escena. 


Sí, es ciertamente desesperante que a estas alturas todavía se hagan películas con esos argumentos y esas protagonistas. Y más desesperante aún que los productores las sigan financiando porque tienen constatado que son de lo más rentable. Demasiada gente que quiere ver eso. La verdad, no sé si creérmelo. Porque tanta necedad... 

martes, 28 de febrero de 2012

La mirada apolínea del Maestro Martínez que estaba allí.


Por circunstancias de la vida vine a dar en una cierta afición por el arte flamenco. No por la pintura tan famosa, que admiro, de aquella parte de los Países Bajos, si no por esa forma tan característica de expresar sentimientos por medio del cante, el baile y la guitarra. Bueno, si me apuran les podría asegurar que el arte flamenco es bastante más que eso, es decir, una forma de entender la vida desde perspectivas que podríamos considerar como caballerescas. Como si fuese un entronque con lo mejor de nuestra tradición, aquella que quería restaurar Don Quijote con sus ímprovos esfuerzos. Pero ya ven lo que son las cosas, si usted le cuenta esto a ciertos sectores tenidos por cultillos de este país se le reirán en las barbas. Para ellos el flamenco es un folclore cutre más o menos relacionado con lo peor de lo peor, o sea, los gitanos y el franquismo. ¡Pobrecillos! No saben de lo que hablan. 


Una cosa más, si me apuran les aseguraría que ni Instituto Cervantes, ni leches, el verdadero embajador de la cultura española es el arte flamenco. Más de cincuenta mil peñas flamencas repartidas por todos los rincones del mundo. Y eso tiene un corolario que se suele ignorar: la cuestión crematística. Los flamencos se traen de sus giras millones en divisas. No creo que haya empresa que les pueda igualar en beneficios de todo tipo para la patria. 


Pues bien, el Maestro Martínez es un genuino representante de esa estirpe caballeresca. Nacido en Burgos y criado en la calle Leganitos, apenas le apuntaba el bozo y ya dominaba a la perfección todos los palos del flamenco. Pronto, fiel a su estirpe, se le quedó estrecha la patria y se fue por esos mundos en busca de fortuna y emociones. Poco de lo primero y mucho de lo segundo fue lo que encontró. De vuelta ya de todo, en el París de los artistas, se lo contó a Manuel Chaves Nogales, un periodista desencantado de las utopías que encontró en los relatos de Martínez justo lo que andaba buscando: una visión clara y limpia, desde la distancia, de la realidad. Una mirada de las que se dicen apolíneas, libre de todo prejuicio y simpatía. Un imposible casi en aquellos tiempos y, sin casi, me atrevería a apostar, en estos que ahora vivimos.


La resultante de todo eso es una que pudiera ser novela, pero mejor reportaje, o documento, en donde se da pormenorizada cuenta de las andanzas del Maestro Martínez por la Europa convulsa de los primeros años del siglo XX. Constatinopla, Moscú, San Petersburgo, Kiev. Odesa. Guerra, revolución. Condición humana en estado de naturaleza en definitiva. Se podría hablar de literatura gótica por aquello del horror que no cesa. De picaresca por el arte de sobrevivir en medio del horror. De lección de historia en el sentido más puro del término, es decir libre de todo indicio de opinión. Cuento lo que veo y punto. Y, claro, la magia del relato estriba en que la condición de artista le proporciona a Martínez las mejores atalayas para observar la realidad. Los cabarets, los casinos, los teatros,  los palacios, los trenes, las comisarias, todos los sitios, en fin, en donde se representa la tragedia de la vida.  


Resumiendo: la novela de Chaves Nogales, "El Maestro Martinez que estaba allí" deja claro hasta que punto los seres humanos tenemos propensión a enchusmatizarnos a nada que las circunstancias nos aprieten las costuras. Pero, también, abre una puerta a la certeza de que no todos somos iguales. Los hay que se salvan en medio de la hoguera. Por lo que sea, que no voy a entrar.     

lunes, 27 de febrero de 2012

Glamour y Monotonía


El otro día le pilló la muerte a una viejecita de cien años mientras contemplaba a pie de pasarela un desfile de moda. En New York. Lo más de lo más. Me puedo imaginar su ilusión mientras se emperifollaba para asistir al evento. Con el inmarcesible deseo de resultar atractiva, de atraer las miradas, de suscitar algún que otro pensamiento libidinoso entre la concurrencia. Bien, no estoy muy seguro de ello, pero puede que sea algo parecido a eso lo que llaman glamour. ¡Mira cómo estoy, monada, pero no soy para ti! Y ellos, cuando van de acompañantes, que es como si les asomase el garrote por debajo el dobladillo. ¡Madre mía! 

Y llegan estas fechas y ¡toma sobredosis! Estés donde estés, hagas lo hagas, siempre acabas topándote con las imágenes fatídicas de la cúspide del glamour. Holywood. Los Oscars. La alfombra roja. ¡No, otra vez, no, por favor! Si parece que fue ayer que nos tragamos la última. 


Un poco monótono, n´est-ce pas?, que diría Hercule Poirot. Siempre a la expectativa de lo que tiene que llegar. Primero los preparativos, luego el evento, después los cotilleos. Quién fue la más elegante, quién tenía la colita más larga, y todo eso. Y así se pasa la vida y se viene la muerte tan callando. 


En llegados a este punto uno ya no sabe a qué carta quedarse. Quizá, me digo a veces, si me fuese a Afganistán a quemar coranes... porque parece ser ser que es de las pocas cosas que todavía funcionan. Chiscas sobre la yesca y emociones fuertes garantizadas. 

domingo, 26 de febrero de 2012

Perdón por el pleonasmo


A mí me parece que en términos generales están pasando cosas muy buenas en Europa. Claro que no descarto que mi pensamiento fuese otro si la actual resaca de las pasadas grandezas me hubiese dado de plein fuet. Andara yo ahora como puta por rastrojo y sólo sapos y culebras saldrían por mi boca. Pero quisieron los dioses que la citada resaca me cogiese lejos de la playa y con las amarras en aceptable estado de conservación. Así que nada  de extraño hay en que mi opinión sea la que se obtiene cuando se mira a través del cristal del optimismo. 


De entrada, Papandreu se fue, Berlusconi, también, y en su lugar hay unos tipos que han pasado por las aulas del MIT. Sí, de ese lugar donde se enseñan las únicas verdades sin réplica. Las inamovibles leyes de la naturaleza que casi todo lo rigen. Galileo, Descartes, Newton, Leibniz, para empezar. Después, todos esos que les siguieron y que cuando dijeron algo dieron pruebas de que no hablaban por hablar: se acercaron al encerado, tiza en mano, y desarrollaron fórmulas que convencieron a los más eminentes del momento. Sí, eso es lo que se enseña en el MIT. Y por los mejores. Y por eso inspiran confianza los que han pasado por sus aulas. Porque ellos dieron pruebas de esforzarse en pos del conocimiento.  


En España, no sé a ciencia cierta, pero también parece que ha mejorado el nivel académico de los que gobiernan. Por lo menos las tres cabezas primeras del partido gobernante han demostrado ser capaces de sentarse a estudiar un complicado temario y dar luego pruebas de haberlo aprendido sin trampa ni cartón. Y, luego, ese Sr. de Guindos, que le vi el otro día en una mesa de debate en Davos Platz y quedaba tan airoso que no te podías creer que fuese un ministro español. 


Y esa protestante alemana mostrándose inflexible ante la marrullería de los lenguaraces socialdemócratas. ¿Endeudarse para crecer?, les dice con sorna. Sí, ya hemos visto como entiende esa fórmula la chusma mediterránea. Nosotros ponemos el dinero y ellos organizan eventos. !Venga jarana! Fabulosa forma de crecer si no hubiese que devolver lo prestado algún día. No, la protestante puritana se ha plantado y no se va a mover un ápice si no le dan garantías por escrito. ¡Magnífica señal!


De señales por el estilo les podría dar una larga lista, pero prefiero resumirlo en una idea: por el querer de las gentes la libertad está ganando una batalla a su peor enemigo, es decir, la demagogia populista. Y perdón por el pleonasmo, porque no se me ocurre de que otra manera podría ser la demagogia si no fuese populista.   

viernes, 24 de febrero de 2012

Tiempo de pecios


Un signo de los tiempos es que aparezcan por todos los sitios caballos desorientados y famélicos. Sobre todo en Andalucía, pero también en Cantabria. Son miles y las asociaciones de amantes de los animales, que son muchas, no dan a basto a recogerlos y sacarles la mugre de encima. Porque es que, tal como están, ni para carne sirven. Un síntoma en definitiva de algo que está pasando y que sería difícil diagnosticar en toda su magnitud. Quizá, pienso a veces, tenga algo que ver con aquel discurso que una vez hace ya mucho le escuché al entonces President Pujol: "Tenin de tot. Per una banda tenim..., i a mes a mes tenim.., i tambe tenim..., y per l´oltra banda tenim... ", ¡Dios mío!, me dije, pero mira que tiene cosas esta gente. ¿Cómo se las apañarán para mantenerlas todas? Porque si hay algo que haya aprendido con los años es que las cosas hay que mantenerlas y, eso, cuesta. Algunas, diría yo, más que un hijo vago. Total, que es fácil deducir que de tantas cosas habidas el piso haya cedido y los caballos se hayan escapado.


Vayamos con otro signo. Estaba ayer a media mañana entretenido con mis habituales quehaceres cuando, de pronto, empiezo a escuchar golpes y palabras sobre mi cabeza. Me descentré y salí a la terraza a indagar. Había mucha gente en el tejado manipulando los paneles esos para calentar el agua que ponen ahora por ley en los tejados de todas las casa nuevas. Conté: eran seis tipos, vestidos todos como de trabajadores de pluma que dirían en mi pueblo. Les saludé y traté de informarme. Por lo visto aquellos paneles tan nuevecitos no funcionaban y querían llevarse un par de ellos para investigar las causas. Y ya, de paso, me pidieron permiso para sacarlos por mi terraza. Faltaría más, les dije, y añadí, ¿pero no son ustedes demasiados para un trabajo así? Se rieron e hicieron algún chiste sobre la crisis y el paro. Y, en estas sonó el timbre y fui a abrir. Era otro de la misma empresa que traía agarrado por el asa un maletín de cuero de esos que se suelen regalar al padre el día del padre. Un jefecillo, pensé. Me dijo con extrema delicadeza que si le permitía pasar a la terraza. Faltaría más, pero no me hagan  allí una asamblea reivindicativa, le dije. El tipo sonrió y me dio las gracias. Yo volví a lo mío, pero no podía concentrarme porque siete tipos porfíando justo a dos metros de distancia me lo impedía, así que salí a ver de qué iba la porfía. Entonces volvió a sonar el timbre. Es fulanito dijeron todos ellos. Pero qué pasa, es que vienen a tomar Troya, les dije. Abrí y entró un tipo joven de no mucha talla, con un abrigo desabrochado. Pronto vi que se trataba de uno más jefe todavía. Uno de los del tejado que parecía el jefe de los de arriba le dijo al jefe de los de abajo que subiese a ver las cosas in situ. Bueno, no dijo in situ, pero ese era el sentido. El del abrigo desabrochado contestó que no le apetecía subir, que no tenía día de tejados. Bajar los paneles y vámonos, añadió imperativo. Entonces, como vi que los paneles eran enormes y pesados y estaban chorreando agua, intenté echarme atrás y les dije que porqué no traían uno de esos artilugios para subir y bajar cosas que se alquilan por dos perras. Se me vinieron todos abajo y cedí, pero no sin antes haberles dicho unas cuantas cosas sobre su competencia y demás. Bueno, a unos obreros no me hubiese atrevido, pero estos a todas luces eran de diplomado para arriba y se tomaron mis observaciones a chanza. Salieron por el piso con los paneles poniéndolo todo hecho un asco. El jefecillo del maletín me pidió una fregona y le dije que se lo agradecía, pero que no merecía la pena. Luego estuvieron en el descansillo como media hora intentando meter los paneles en el ascensor, cosa que un niño de dos años hubiese comprendido en dos minutos que era de todo punto imposible. Ocho tipos con dos paneles enormes en un descansillo que no creo que llegue a los dos metros cuadrados y todos opinando y contraopinando, la cosa, comprenderán, se parecía muchísimo a lo del camarote de los Hermanos Marx. Al final con gran desconsuelo y humillación tuvieron que admitir que tendrían que bajarlo por las escaleras. Seis pisos calculando al milímetro. No les arrendé las ganancias. Me metí para adentro y volví a lo mío. Pero no acaba aquí la historia. Dos horas después decidí ir al super a proveerme de goods. Bien, pues justo al lado de casa hay un container de basuras orgánicas. Allí estaban apoyados los dos paneles y, a su lado, lo que parecía un matrimonio de gitanos, no sé si españoles, rumanos o portugueses, que todos se parecen ya, admirando la calidad del pecio y discutiendo sobre la actitud a seguir: ella abogaba por llevárselo tal cual y él prefería desmontarle in situ y llevarse sólo el cobre. Sin duda venció ella porque cuando volví del super no quedaba ni rastro del pecio.  

jueves, 23 de febrero de 2012

El cáncer


El otro día oí decir a un médico venezolano que le gustaría mucho saber qué es lo que se mete el Presidente Chávez para estar tan optimista. Yo, no lo sé, pero a juzgar por la pinta, juraría que cortisona. Pan para hoy por la mañana y hambre para la tarde a más tardar. Vaya por delante que no me alegro en absoluto de los problemas de salud que arrastra el Presidente Chávez. Soy supersticioso al respecto. Podría sobrevenirme algún mal si me dejase arrastrar por ese sentimiento podrido. Como se suele decir, una cosa así no se la deseo ni al peor enemigo. 


Tampoco me cuesta aceptar que mi opinión sobre dicho mandatario podría ser errónea. ¡Faltaría más! Pero mientras no tope con algún desmentido que parezca convincente seguiré pensando que ese tipo es un fantoche absolutamente pernicioso para la salud mental de su entorno y, por ende, del mundo en general. Y es por tal que me sentiré aliviado el día que desaparezca de la escena pública. 


Un tipo curioso ese Chávez que, sin duda, no está donde está por casualidad. Para mí que es como el más puro destilado de la estirpe criolla. Traté mucho a esa gente en mis años de estudiante en Valladolid y si de alguna forma podría condensar mi recuerdo sería diciendo que eran unos señoritos de provincias maleducados y resentidos. El primer día de curso gastaban mucho en cuadernos, lapiceros de colores y textos lujosamente encuadernados. El resto del año sólo gastaban en putas y en alcohol. Seguramente había excepciones, pero pasaban desapercibidas. 


Sí creo recordar que había alguno de entre ellos muy aficionado a recitar entre copa y copa versos de Rubén Darío de exaltación patriótica debidamente contrapunteada con la demonización del imperialismo. Quizá fuese por entonces cuando tuve mis primeros conocimientos de ese mal universal que por querer de los tiempos se sustancia en los Estados Unidos de América. Sin ese imperialismo, según aquellos criollos, sus naciones hubieran sido un desideratum de bienaventuranzas. 


Ahora, cuando veo muy de vez en cuando el Canal Sur me percato de que los señoritos criollos no han movido un pelo su discurso. Imperialismo por aquí, imperialismo por allí. Sin imperialismo no existirían. Normalmente es el imperialismo USA, claro está, pero también dedican sus buenos ratos a dejarse matar por los muertos del pretérito imperialismo español. Bueno, no sé si saben que ese Canal Sur es un invento del Presidente Chávez con pretensiones de eclipsar a la CNN en todo Hispanoamérica. O Latinoamerica como les gusta decir a otros. Pero, la verdad, para mí que no consigue otra cosa que dar por el gusto a las clases más desfavorecidas e ignorantes de esos países. Y alertar, también, a las burguesías locales del peligro que corren si no se ponen las pilas. 


Porque Canal Sur no es como Cuba Visión. Canal Sur está respaldado por los petrodólares. Cuba Visión, sin embargo, dio sus últimos do de pecho en aquellas memorables emisiones en las que Fidel Castro se pasaba cinco horas cantando las excelencias de la olla arrocera que por aquel entonces estaba distribuyendo el gobierno cubano entre sus súbditos. A partir de entonces, culminadas ya por lo visto las conquistas revolucionarias, apenas hay política en Cuba Visión y, por contra, hay una programación musical que, diría, la convierte en una de las mejores del mundo en lo que a ese arte se refiere. 


Canal Sur para adoctrinar y el partido de los trabajadores para cuidar que nadie se desvíe de esa doctrina. Me suena. Lo malo es que haya tantos petrodólares para mantener la ficción. Sí, desde luego, será fabuloso el día que el Sr. Chávez desaparezca de la escena, pero es frustante que tenga que ser por lo que va a ser. Es señal inequívoca de que puede ser sustituido por otro de la misma calaña. 

miércoles, 22 de febrero de 2012

La muerte de lo muerto es la vida



En aquellos lejanos ochenta del siglo pasado andaba yo por Barcelona dedicado más que nada a tratar de aprender algunas cosas. Tertulieaba mucho y no con gente cualquiera por lo general. Y el caso es que, a la mayoría de aquella gente esclarecida, la sola mención  de Ortega parecía levantarles ampollas en el culo. De padre del fascismo español para arriba, todo era poco para intentar denigrarle. Luego, claro, con el tiempo, hilando unas cosas con otras, ya supe a ciencia cierta de donde venía aquella estúpida inquina. Espanya, Madrit, las balanzas fiscales y toda esa fantasía moruna. 


Yo, desde luego, en absoluto me arredré y continué leyendo a Ortega con tanto o más entusiasmo que el que ponía en leer a Shakespeare, otra de mis adquisiciones de aquellos tiempos. Y así ha sido que tanto uno como otro hayan pasado a ser piezas fundamentales de mi infraestructura mental. Siempre les tengo a mano porque cada dos por tres se me antoja consultarles. 


El caso es que andaba ojeando, u hojeando, que no sé, " Meditaciones del Quijote". Y, de pronto, me topo con esto:


"... Dice Kant que los turcos cuando viajan suelen caracterizar a los países según su vicio genuino, y que, usado de esta manera, el compondría la tabla siguiente: 1º Tierra de las modas (Francia). 2º Tierra del mal humor (Inglaterra). 3º Tierra de los antepasados (España).  4º Tierra de la ostentación (Italia). 5º Tierra de los títulos (Alemania). 6º Tierra de los señores (Polonia). 


¡Tierra de los antepasados...! Por lo tanto no nuestra, no libre propiedad de los españoles actuales. Los que antes pasaron siguen gobernándonos y forman una oligarquía de la muerte que nos oprime. <<Sábelo -dice el criado de las Coéforas [886]-, los muertos matan a los vivos.>>


Esta influencia del pasado sobre nuestra raza es una cuestión de las más delicadas. A través de ella descubrimos la mecánica psicológica del reaccionarismo español. Y no me refiero al político, que es sólo una manifestación, la menos honda y significativa, de la general constitución reaccionaria de nuestro espíritu...


Toléreseme, a beneficio de concisión, una fórmula paradójica: la muerte de lo muerto es la vida..." 


Me ha parecido de cierta oportunidad traer a colación estas reflexiones orteguianas a propósito de un chiste, o lo que sea, con el que me topé en mi sobrevuelo diario por los medios de comunicación. "No se puede juzgar al franquismo mientras siga vivo y seguirá vivo mientras no se le pueda juzgar." Bueno, supongo que el autor se habrá quedado calvo por detrás de las orejas después de parir tan ingeniosa paradoja. ¿Y quién se tendría que encargar de juzgar el franquismo? ¿Y con qué leyes? ¿Las de hoy o las que había cuando se cometieron los actos supuestamente judiciables? ¿Y en quienes se sustancia en la actualidad el franquismo? A lo mejor el ingenioso autor del chiste está pensando en su jefe Jose Luis, que ese sí que bebió a los pechos del franquismo y con no poco provecho. 


En fin, yo me apunto a lo de Ortega: la muerte de lo muerto es la vida. Y lo del chiste de marras: mercancía averiada para hemipléjicos morales. Y la historia para los historiadores.


P. D.- Bastante esclarecedor al respecto podrían resultar los seminarios que organizaba para sus alumnos el profesor Bruno Ganz en la película "El Lector". 

martes, 21 de febrero de 2012

La letra pequeña



Yo, como la mayoría, supongo, leo sólo los titulares de los periódicos y, muy de vez en cuando, arrastrado por sabe Dios qué sentimiento, me paro en una noticia y leo la letra pequeña. Es lo que me ha pasado esta mañana al leer lo siguiente:


"TVE pagaba un millón a Nadal por las entrevistas". Y, a continuación, sin negrilla, "Una auditoría revela que ese era el precio por las declaraciones tras los encuentros"


Claro, comprenderán que, así, de entrada, me haya hecho cruces y haya añadido uno más a la ya larga lista de despropósitos con los que se ha construido nuestro divertido presente. Entonces, dada la que me ha parecido gravedad del asunto, he hecho click sobre la noticia para enterarme a conciencia. Y fíjense en qué consistía la realidad: el millón es lo que le han dado por las entrevistas en exclusiva de dos años en los que ha ganado millones de títulos. O sea que, habida cuenta de que si conectas TVE tienes muchas probabilidades de que salga Nadal diciendo cualquier cosa, las entrevistas le salen al chaval a menos la hora que si se dedicase a limpiar pisos.


Bueno, me dirán que esa es la táctica más habitual  del periodismo, la del macice, echar mucho cebo para atraer a los lectores y una vez captados soltarles una menudencia sin importancia. Nada de particular que no practique cualquiera que necesite clientes para sobrevivir. Trucos sin malicia en definitiva. Porque, ¿a quién perjudica eso si todos sabemos a qué estamos jugando?


Aunque, por otra parte, conviene no perder de vista la enorme pereza que nos entra a algunos ante la sola vista en lontananza de la letra pequeña. Y no sólo en los periódicos. También en los contratos. Habrán sido millones las veces que me he prometido no volver a firmar nada sin leérmelo todo antes. Misión imposible. Hace tres meses compré unos pagarés del banco de Santander que según me dijo el fámulo de turno, seguros al cien por cien. ¿Para qué, entonces, leer la letra pequeña? Bien, pues ya han empezado a mermar. No falla.

lunes, 20 de febrero de 2012

The Kingdom of God


La verdad es que fue bastante impresionante. Ponías la BBC y allí estaba, la NBCE, también, la CNN, más de lo mismo. Y el evento duró tres horas y media. Claro que también hay que comprender que era sábado y los sábados los mercados descansan. Pero, ¡leches!, nunca había visto cosa semejante. Ni cuando se muere un Papa hay tanta cobertura mediática. Me estoy refiriendo al funeral de Whitney Houston. 


Ya se sabe que la condición sine qua non para que te tilden de mesías es morir joven y en plena gloria. Camarón, Amy, Janis, Sid, etc., etc. Y de forma trágica, claro. Aunque, si bien se mira, la tragedia no se compagina bien con la muerte anunciada. Bueno, eso es, al menos, lo que decía Aristóteles. Y la de Whitney, como las otras citadas, todo el mundo se las esperaba por lo que todo el mundo sabía. Todos ellos estaban atrapados en la espiral destructiva. Sólo tenían presente en estado puro. Cuando el padre de Nancy le preguntó a Sid sobre sus proyectos de futuro, cosa muy lógica por otra parte en un futuro suegro, Sid le respondió que pasado mañana lunes tenemos pensado ir a por metadona al dispensario. Un horizonte, desde luego, bastante precario. 


El alcalde del pueblo, el guardaespaldas personal, Kevin Costner, su hermana y manager, Stevie Wonder, y unos cuantos más dijeron o cantaron  sus elogios que, lo mismo que no hay novia fea, tampoco hay muerto malo. Y, para rematar el rito de paso y no dejarlo todo en un cuento de la buena pipa, subió al estrado el Reverendo Marvin Winans. Y ahí es donde me quede colgado. Y quise comprender unas cuantas cosas. 


The Kingdom of God. Con la biblia en una mano y un pañuelo en la otra, el Reverendo Mervin, apelaba una y otra vez al Kingdom of God. Flexiones, contorsiones, inflexiones de la voz, el pañuelo no daba a basto para tanto sudor. Ya se sabe lo que pesan las metáforas. Porque la bicha no se podía nombrar pero siempre estaba en el centro de la escena. Somos lo que Dios quiere que seamos y si quiere que seamos mucho corremos el riesgo de creer que podemos prescindir de su Reino porque podemos comprar cosas que pensamos pueden sustituirle. Una perfecta quimera, y que nadie se engañe porque el único ansiolítico que funciona es vivir dentro del Reino, de este Reino, reiteraba blandiendo la Biblia antes de pegarse otra pasada de pañuelo. 


Sí, desde luego que me hubiese gustado estar allí para palpar más de cerca el ambiente. Aunque por televisión ya se podía notar que la tensión era tan densa que se podía cortar. El Reverendo Marvin llamó a las cosas por su nombre, y dejó claro que, si todos la quisimos mucho, eso no quita para que Whitney fuese una necia y una desagradecida hija de Dios. 


Luego se la llevaron de una manera muy ceremoniosa a los sones de "I Will Always Love You". Ya digo, impresionante. En fin, menuda tardecita de Iglesia que nos pegamos. 

domingo, 19 de febrero de 2012

Rozando la excelencia


Sobrevolando la prensa muy de madrugada, leo en El Diario Montañés: "El 80% de las explotaciones ganaderas de Cantabria rozan la excelencia". ¡Ostras, Pedrín! ¿Habré visto yo visiones o es que mi podrida subjetividad me corroe el juicio? Así que, sin pensármelo dos veces, agarro la bicicleta y tiro de nuevo por el Valle de Toranzo adelante diciéndome que el sol radiante del día quizá me ayude a una más certera interpretación de la realidad. 


Bueno, parece ser que las lluvias de los pasados días han hecho su trabajo y, ahora, en vez de estar las vacas, como les comentaba el otro día, sumergidas en el cieno hasta las rodillas, lo están hasta casi la barriga. Imágenes hieráticas, me dio la impresión de no haber movido ni el rabo, sumergido en parte, durante las dos horas transcurridas entre la ida y la venida. Pensé que quizá estuviesen ensayando para hacer de estatuas vivientes en la Rambla de Barcelona. Aunque, a lo mejor, también, no era otra cosa que el estar atrapadas en la "excelencia". Porque de eso se trata para nuestros políticos regionales: turismo de excelencia, universidad de excelencia, ganadería de excelencia... Su Excelencia el Generalísimo, desde una tribuna levantada al efecto, pronunció un transcendental discurso, en el que entre otras cosas vino a decir, etc., etc. 


Y ya que hablamos de excelencias. Buena sopa, mejor filete con patatas, inmejorable bacalao con tomate y de postre, ¡la repanocha!, una leche frita para caerse de culo. El café mucho mejor que el que se estila por estos pagos. 11€. En los Tres Arcos de Ontaneda. En la carretera general, enfrente de lo que fue Gran Hotel y hoy es seminario menor de Los Guerrilleros de Cristo. No se lo pierdan. Con la amabilidad y sencillez de antaño cuando las palabras mío y tuyo ni siquiera existían. 


Felicité a la mesonera por la comida y le alabé el arte de la leche frita. Si lleva esta leche frita a Madrid, dije y, ella, sin dejarme terminar remató: ¡me hago rica! Rica, no sé, continué tras la interrupción, pero famosa seguro. Entonces me tendré que ir con la vaca, añadió ella. Y me explicó el porqué de aquella delicia. Resulta que su hijo tiene ratinas en el monte y una de ellas acaba de parir un choto. Pero el choto anda flojucho y no tira lo suficiente de la teta, así es que se ven obligados a ordeñar a la ratina para que no se seque. Lo demás es fácil de suponer. La leche frita está elaborada con la leche de esa ratina que como toda la que dan las vacas de monte tiene una concentración elevada de grasas más o menos saturadas de radicales ácidos. En fin, cosas de aquella añorada Edad de Oro que ya sólo se dan por sorpresa y de Pascuas a Ramos. 


De vuelta, nada de particular que no les haya contado hace unos días. Acaso más coches y boñigas en la "ruta perfumada" que, en teoría de excelencia, es para bicicletas y peatones sólo. 


  

sábado, 18 de febrero de 2012

Someone like you


La o le pillaron haciéndolo. ¿Haciendo lo qué? Pues qué va a ser, hombre, lo que todos, y todas, tenemos en la cabeza a todas las horas aunque no nos apercibamos de ello. Comer y reproducirse. Lo uno para lo otro que es lo importante, porque eso es lo que iguala a todo lo que vive, el condicionamiento genético para perpetuar la especie. Y para perpetuarla hay que hacerlo. Y cuantas más veces mejor porque, así, se aumentan las posibilidades de éxito de la empresa. 


El caso es que a Adele le han pillado haciéndolo y la han gravado con un móvil. ¡La repanocha! No hay medio de comunicación que no resalte semejante nimiedad en su primera plana. ¡Con la de veces que lo hará al cabo del día! Y con quién se le antoje, ella, que tiene el mundo a sus pies, ahora, cuando ya se fue Amy. 


¡Incredible! El tremendo poder de atracción de la intimidad desvelada. Y si es la de una diosa, se eleva hasta el infinito. Exponencialmente que le dicen. Un misterio, en definitiva. Porque, qué importancia puede tener presenciar algo que todo el mundo hace a todas horas. Y no digo, ya, los miserables, que esos lo hacen a todas las horas al cuadrado para vengarse del mundo. En fin, quien tenga la explicación, que me la dé. Aunque sólo sean conjeturas... que ¿qué otra cosa podrían ser?   

viernes, 17 de febrero de 2012

Tergiversaciones


Nunca sabré hasta que punto el socialismo pudo in illo tempore resultarme simpático, tolerable, deseable o, simplemente, mal menor, pero hubo un día preciso en el que mi percepción se trasmutó radicalmente y ya nunca más pude pararme a considerarlo de otra forma que como un mal inevitable al que hay que procurar mantener lo más menguado posible. ¡Por Dios, que manden cuanto menos mejor aunque sea al terrible precio de tener que soportar la prepotencia de los meapilas! 

Sí, fue aquel día en el que me hicieron vomitar. Ya casi se me había olvidado, pero hace dos días, leyendo un artículo de Savater, volví a tenerlos ante los ojos con la consiguiente sensación de náusea. Decía así:

"En el discurso de fin de año del lehendakari López se dijeron cosas bienintencionadas y aceptables, dentro de las convenciones del género: pero se habló de Euskadi y finalmente de Europa, sin una palabra de mención a España, el Estado democrático cuestionado por la violencia y en el que reside nuestra ciudadanía de vascos. Me acordé entonces, como tantas veces, del velatorio de Fernando Buesa, sobre cuyo ataúd vimos la ikurriña, la bandera de Navarra, enseñas socialistas…es decir, no sobraba ninguna bandera pero faltaba una, la que precisamente simbolizaba el orden constitucional y estatutario por cuya defensa había sido vilmente asesinado el  vicelehendakari."

Sí, qué duda cabe, son realmente nauseabundos. Les asesinan al jefe y lamen los zapatos del asesino. Hay que ver lo que es haber nacido chusma. No se te van los complejos en la vida. Yo he comentado aquel espectáculo deprimente con algunos hemipléjicos morales del lado izquierdo y me ha parecido entender que no veían nada anormal en aquella tergiversación de banderas. Sí Buesa no era un facha no le iban a envolver en la bandera de los fachas, perecían pensar. 

Bueno, si quieren pueden encontrar el artículo de Savater en El País de hace dos días. Savater, un hombre que se dice de izquierdas y, sin embargo... añade entre otras perlas:  

"Sería buena señal también que se aclarasen las responsabilidades de quienes han pagado a ETA estos años, para que no parezca que preocupa socialmente más que se haya regalado trajes a un político que armas a los terroristas." 

Sí, a mí siempre me ha parecido que ese es el intríngulis de todo el infierno padecido. Esos señoritos que con una mano levantaban la cuchara en los mejores restaurantes de Madrid y con la otra le pasaban las pistolas a los de ETA. Tendríamos que saber quienes han sido y hacerles pagar lo que nos deben. 

En fin, cosas de la vida de las que, aunque uno quisiera vivir ajeno, no puede por muy diversas razones que huelga comentar. 

Coda.- He estado un rato buscando alguna foto de aquel vomitivo funeral y ni rastro. Se diría que los socialistas, con muy buen criterio por cierto, tienen montada una unidad de limpieza para evitar que la red dé testimonio de aquella vergüenza imborrable en la memoria de los que la presenciamos.  Al final he optado por una foto del atentado que es lo que más recuerda a una bandera de España.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Conjeturas


Para vivir basta con saber. Para disfrutar de la vida hay que comprender. No es que lo diga yo, lo dice un filósofo muy bien considerado. Dice el tipo: "¡Sabemos tantas cosas que no comprendemos! Toda la sabiduría de hechos es, en rigor, incomprensiva, y sólo puede justificarse entrando al servicio de una teoría."


Sabemos, por ejemplo, que la tierra da vueltas alrededor del sol. Pero la mayoría no sabemos el porqué de que eso es así. Lo aceptamos y punto. Y así nos privamos de la hemorragia de satisfacción que sin duda nos habría de producir la comprensión de ese fenómeno maravilloso. La fruición estética o como le quieran llamar. Una descarga de energía por todo el cerebro. De emociones alusivas, que le dicen.


De la misma manera, sé que ese cuadro de Francis Bacon vale 25,4 millones de euros. O sea, el equivalente a varios millones de horas de trabajo de gente normal. Y a Francis le costó pintarlo, digamos, veinte horas. ¿Por qué esa distancia abismal? Quisiera comprender, se lo juro, pero de momento mis capacidades intelectivas sólo dan par unas cuantas conjeturas. Conjeturas, eso que sirve para entretener, pero no para producir descargas de adrenalina... por definir de algún modo la comprensión del hecho en sí. 


Porque algo tiene que haber. Una especie de fuerza telúrica que emanando del lienzo conduciría a los entendidos a un éxtasis próximo a la aniquilación. Una bajada al submundo con billete de retorno. Como Gilgamés, Ulises o Teseo. Veinticinco coma cuatro millones de euros serían un poderoso aval de esta conjetura. 


La simple especulación financiera sería otra. Aprovechando una cierta originalidad o rareza se eleva el objeto a la categoría de joya y a vivir que son dos días. La compro, la vendo, y siempre con ganancias.  


Pero, por qué cuaja la proposición. Sería imposible si las masas no acudiesen enfervorecidas a postrarse a sus pies. Se diría que una vez establecido el rango todo lo demás se da por añadidura. Miles, millones de personas, cruzan los océanos a la búsqueda de las emociones alusivas que, según cuenta la leyenda, produce ese objeto en los entendidos. Es la ilusión de la que también se vive. 


En realidad siempre ha sido igual y mucho me temo que esto nunca va a cambiar. Los fetiches, lo sobrenatural, el más allá, todas esas cosas que inventamos para matar el puto aburrimiento que nos recuerda la muerte. 


Ya digo, todo conjeturas. Y, mientras tanto, la baronesa se forra, pero, ¡ojo!, no porque no se lo merezca. Pocos como ella han hecho tanto para que tire la economía de la ciudad. Y esto no es conjetura.  

Bram Stoker


No se han recatado los diversos medios de comunicación estos últimos días en mostrarnos a una Arancha, o Arantxa, que no sé, Sánchez Vicario con un semblante tan desolado que sólo a los muy duros de corazón ha podido dejar indiferente. Ella, que durante tantos años fue la alegría del patio durante los recreos. Y, ahora, ahí la tienen hecha una piltrafa y no por las drogas al uso entre famosos sino por otra sin duda mil veces más perniciosa: el desinteresado amor de sus padres. 


Yo, aunque a veces lo parezca, no estoy seguro de nada, pero si me preguntasen por el colectivo con mayores posibilidades de tener por santo patrón a Drácula, sin dudarlo mucho respondería que el de los padres. Sí, no se lo pierdan. Observen a los padres de Arancha, o Arantxa, que no sé. ¿Qué es lo que tienen estos señores, una hija o una empresa? Lo dejaron todo por ella, claro. Y de paso se forraron. Normal después de tanto esfuerzo. Ellos, ya digo, excelentes empresarios, mantenían la maquinaria a pleno rendimiento a costa de lo que fuese porque la demanda era mucha. Había que aprovechar la racha. Con la mejor intención del mundo y todo eso. Por amor, en definitiva, fue que le chuparon toda la sangre. Y ahora la chica muestra su impotencia ante las cámaras. Completamente anémica. Completamente anómica. Para el arrastre. 


Bien, es un caso muy manifiesto. Emblemático si quieren. Pero no se despisten por ello porque la devoción por el santo entre los padres está muy extendida. Una verdadera plaga sin visos de retroceder.  Incluso peor, diría, que la de los perros. Padres que se lo consienten todo a sus hijos porque no pueden vivir sin la sangre de sus cuellos. ¡Que no estudien, por Dios!, porque si aprenden se irán y adiós suministro. Y de ahí toda esa mística estupidizante que preconiza la tolerancia, la blandura, el entendimiento, el coleguismo, con los hijos. Como si eso fuese "creativo", como le dicen ahora a tantas y tantas chorradas que tienen su origen en el reblandecimiento cerebral. Por Dios Bendito, como si no supiésemos de la importancia del conflicto para conquistar el propio yo. O sea, que deja en paz mi cuello de una puta vez. 


En fin, hablan y no paran de las causas de ese terrible flagelo que es el paro juvenil. No es para menos, pero yo diría que por lo general andan bastante descaminados. Para una aproximación al origen del desastre, recomendaría la lectura de Bram Stoker. Y al neonato, por favor, en vez de agua bendita y esas cosas, suminístrenle de entrada una ristra de ajos y una estaca. Para que las tenga siempre a mano. Y ya verían como así se acababa pronto con el paro. Con el estructural quiero decir. 

martes, 14 de febrero de 2012

Pasarán más de mil años, muchos más.

"Cuando Franco era Franco nos daban pan blanco, ahora que es Caudillo nos dan pan amarillo". Bien, pues hay gente que todavía parece seguir en eso. Como si, por así decirlo, la imaginación no les hubiese dado para encontrar otro leit motif más actual. Ellos son puros y guardan el templo. Al menos eso es lo que se creen. Pero, a lo mejor, lo único que pasa es que están enfermos. De odio concretamente. 


Leo a Ortega: 


"Llámase en un diálogo platónico a este afán de comprensión, <<locura de amor>>. Pero aunque no fuese la forma originaria, la génesis y culminación de todo amor un ímpetu de comprender las cosas, creo que es su síntoma forzoso. Yo desconfío del amor de un hombre a su amigo o a su bandera cuando no le veo esforzarse en comprender al enemigo o a la bandera hostil. Y he observado que, por lo menos, a nosotros los españoles nos es más fácil enardecernos por un dogma moral que abrir nuestro pecho a las exigencias de la veracidad. De mejor grado entregamos definitivamente nuestro albedrío a una actitud moral rígida, que mantenemos siempre abierto nuestro juicio, presto en todo momento a la reforma y corrección debidas. Diríase que abrazamos el imperativo moral como un arma para simplificarnos la vida aniquilando porciones inmensas del orbe. Con aguda mirada, ya había Nietzsche descubierto en ciertas actitudes morales formas y productos del rencor."


Bueno, hoy, por enésima vez, le han tirado pinturas al medallón de Franco que hay en la Plaza Mayor de Salamanca. La típica gamberrada de estudiantes que van de retirada cuando ya apunta el sol por el lado de la sierra. Y todo podría quedar en eso, pero no, se ha convertido en motivo para que unos y otros saquen sus espadas afiladas. Como lo de Garzón, que si lo miras de puertas adentro casi da risa, pero que visto desde perspectivas foráneas es para preocupar porque parece ser que ellos no nos quieren ver de otra manera que así, como digo, con las espadas afiladas y en alto. Es como si se les desmoronase algo si un día caen en la cuenta de que España es más o menos como ellos. Los franceses, los ingleses. no sé si los alemanes... escuchas sus telediarios y te preguntas cómo puede ser que alguien de nuestros cuerpos diplomáticos no les diga algo sobre el tremendo error en el que están cuando nos describen. Porque, aquí,  en España, lo de Franco, como los bailes regionales, es folklore residual. Y puestos a considerar con un poco de rigor, apostaría que tiene mucho más pasado franquista la izquierda que la derecha. Comparen, si no, los antecedentes e Rajoy con los de Rubalcaba. 


Sigue Ortega:


"Nada que de éste provenga puede sernos simpático. El rencor es una emanación de la conciencia de inferioridad. Es la supresión imaginaria de quien no podemos con nuestras propias fuerzas suprimir. Lleva en nuestra fantasía aquel por quien sentimos rencor, el aspecto lívido de un cadáver, lo hemos matado, aniquilado con la intención. Y, luego, al hallarlo en la realidad firme y tranquilo, nos parece un muerto indócil, más fuerte que nuestros poderes, cuya existencia personifica la burla, el desdén viviente hacia nuestra débil condición. 


Una manera más sabia de esta muerte anticipada que da a su enemigo el rencoroso, consiste en dejarse penetrar de un dogma moral, donde, alcoholizados por cierta ficción de heroísmo, lleguemos a creer que el enemigo no tiene un adarme de razón ni una tilde de derecho."


En fin, ya digo, pasarán más de mil años, muchos más, y los estudiantes de Salamanca seguirán tirando pinturas de colores al medallón de Franco cuando vayan de retirada de sus juergas nocturnas. Una tradición más, como la de los Lunes de Aguas, por poner un ejemplo de todos conocido. 

lunes, 13 de febrero de 2012

Cantabria Challenge 2012


El Cantabria Challenge 2012, así, a primera vista, parece que tendría que ser algo relacionado con la industria aeroespacial. Revilluca pilotando un cohete al estilo del que llevó a Tintín a la luna. Pero no, nada más lejos, es un plan de competitividad que, obviando todo lo que tiene que ver con el conocimiento, hunde sus raíces en la vieja y resultona costumbre de poner a cada uno en su sitio. O sea, que si sólo sabes hacer lo que puede hacer cualquiera con un par de días de preparación olvídate de mantener apariencias de gran señor. Apariencias que en el caso concreto de Cantabria se sustancian en la posesión y disfrute de una suntuosa mansión campestre convenientemente custodiada por una jauría de perros. 


Sí, Cantabria Challenge 2012 es una pretensión de touch of clash para dar pésimas noticias. Vaselina, para entendernos. No sólo tendrás que trabajar más horas, chaval, sino que, además, tendrás que hacerlo por bastante menos dinero. Y si quieres lo tomas y si no lo dejas. Que otros vendrán que no le harán ascos. 


Porque es que ahí estuvo el punto y la madre de todos los desmadres: cada uno hace según sus habilidades y cada uno recibe según sus necesidades. Era una ingeniosidad de origen marxista o algo así que nos gustaba repetir a los idiotas durante aquellos maravillosos años. Y la cosa, como todo lo agradable, cuajó. Y, ahora, viene el descuaje: que cada uno adapte sus necesidades a sus habilidades. 


Así que "Cantrabria Challenger", un nombre rimbombante para una idea modesta. E imprescindible. Porque si como dijo el poeta, a rose is a rose is a rose, también es gran verdad que un obrero es un obrero es un obrero.  


En fin, ya digo, modesta pero imprescindible, porque para mejorar la condición, desclasarse que le dicen, lo primero de lo primero es tomar conciencia de lo que eres. Y eres lo que sabes y no lo que tienes como te habían hecho creer. 


Sí, una buena idea lo Cantabria Challenger. Aunque no nos sirva para mandar a Revilluca a la luna. Que buena cosa sería. 

domingo, 12 de febrero de 2012

Y digo yo


Y digo yo, ¿pero es que esto es normal?

Ya saben que por donde antaño iba el tren de Ontaneda hay ahora una de esas que llaman "ruta verde". También la podrían haber llamado, y con más propiedad, "ruta perfumada", pero no voy a entrar ahora en eso. El caso es que muchas veces tomamos esa ruta verde para ir a dar un paseo en bicicleta. Desde Pomaluengo hasta Ontaneda o así. Y la verdad, la intención fue buena cuando proyectaron esa ruta, pero los resultados, cuanto menos, suscitan unos cuantos interrogantes. 


Es, como digo, una ruta verde, para peatones y ciclistas se supone a juzgar por las señales, pero la verdad es que los paisanos del lugar la utilizan para meter sus tractores y mercedes y la dejan hecha un asco, llena de barro y boñiga. !Pues, menuda somos los ganaderos!, nosotros vamos por donde nos sale de los cojones. Y los ciclistas que se jodan que son unos señoritos de mierda y, además, de ciudad. 


El Valle de Toranzo, por donde discurre el Pas. Muchas granjas, por llamarlas de alguna forma. ¿Pero es que es normal que estén las vacas así, sumergidas hasta las rodillas en esa mezcla de barro y estiercol? A mí me da grima verlas, pero no quiero conjeturar un juicio negativo, porque a lo mejor sus dueños han estudiado en alguna universidad que eso es bueno para que den más y mejor leche. Y, luego, esas cubiertas de coche viejas que siempre hay por todas partes en España. No sé, ¿no se podría hacer algo al respecto? Y esa forma de arreglar las puertas cuando se rompen. Unos cuantos palés amontonados y a correr. En fin, y eso que los de Toranzo como cántabros que son, y nada menos que pasiegos, se les supone unos conocimientos especiales en ganadería. Ya digo, no quiero conjeturar porque a lo mejor lo que veo no por feo deja de ser lo mejor. Porque, por otra parte, mal no parece irles a los dueños, que no le hay que no tenga su mercedes y su todoterreno aparcados al lado de la inmundicia. ¡Jo! En una de esas granjas fabrican yogures artesanos. Ya te digo, artesanos. Lo mejor de lo mejor. No te lo pierdas.


Por fin hemos llegado a Ontaneda. No había un alma por las calles, lo cual, dado el aire de nordeste que corría, tampoco tenía nada de particular. Nos hemos dirigido al mesón Tres Arcos del que somos clientes asiduos. Nos han tratado bien. Alubias rojas con morcilla. Filete de ternera con patatas fritas. Mouse de limon. Café. 11€. Luego, la vuelta, con el viento de frente. Todo era poco taparse. Apenas los ojos y porque había que ver. Y ahora, aquí en casa, mientras escribo, me arde la cara. 

viernes, 10 de febrero de 2012

Diké


Alguna vez me han preguntado que por qué le tengo tanta manía al juez Garzón. Bueno, manía no sé, pero sí puedo asegurar que el tipo no me cae bien. No por nada sino porque estoy convencido que lo de estar en el candelabro es una cosa muy simpática cuando se trata de cómicas al estilo de Carmen Sevilla, pero, cuando se trata de un juez, no sólo es desagradable sino peligroso. Porque vamos a ver, ¿acaso me quieren decir que los jueces  que pasan desapercibidos no cumplen correctamente con su cometido? Y, luego, la prueba del nueve de su, digamos incompetencia: los que salen a la calle a defenderle se dicen gente de izquierdas y los que le denostan desde las tertulias se dicen de derechas. O sea, que de buenas a primeras ahí tenemos a un juez que ha recuperado la vista hasta tal punto que es capaz de separar en la calle a los buenos de los malos. Lamentable.  


Sí, ya saben, la justicia o es ciega o no es justicia. Y fría en lo que a la cosa emocional hace, añadiría yo. Y por eso no se puede meter en donde los sentimientos están a flor de piel, que para eso ya nos hemos dotado los demócratas de otras instancias estabilizadoras. El llamado poder legislativo. Si el legislativo aprueba una ley, el judicial es el primero en acatarla y si no le gusta no se la puede pasar por salva sea la parte que, en el caso de Garzón, no sólo es bien grande sino también bien blanda a lo que se ve cuando se echa esos trotecillos por las escaleras de la Audiencia Nacional. ¿Por qué siempre tiene que haber cámaras grabando esos trotecillos? 


Sí, no parece notoriedad malgré lui. Se diría buscada y a conciencia. En plan quijote si quieren. Para restituir la justicia allí donde las fuerzas telúricas la subvirtieron. Todos aquellos desgraciados que perdieron una guerra injusta. Y a muchos de los que la ganaron pero gustan de hacer como que la perdieron porque mola. A todos esos quería dar por el gusto el Juez Garzón. Sin pararse en mientes. Sin evaluar pros y contras. Sobrestimando a los simpatizantes e infravalorando a los detractores. Y retorciendo la ley para encontrar grietas por las que colarse. Bien, ahí lo tienen, afán de notoriedad versus incompetencia. 


Y, luego, borracho ya de vanidad, va y se dispone a echar una manita a los correligionarios. Porque sí, todo el mundo tiene derecho a tenerlos. Incluso un juez. Aunque, todo hay que decirlo, es primordial que sepa disimularlo por aquello de la ceguera inherente a su cargo. La ceguera que, ya saben, impone limitaciones. Justo las que Garzón no supo o quiso aceptar. Porque se sentía muy fuerte, supongo. Tan fuerte como para poder sustituir el imperio de la ley por las reglas de la buena fe. A su buena fe, y la de sus correligionarios, debía estar refiriéndose cuando dijo tamaña sandez. Ya te digo, buena fe. ¡Apañados estaríamos!


Bueno, que no se amoínen sus adeptos, que ya se las apañara el Infante Vengador/ Caballero a la gineta,/ en caballo corredor, para mantenerse en el candelabro. ¡Anda que no!

jueves, 9 de febrero de 2012

Los escitas


Los hay que gustan de vivir anclados en el firme convencimiento de que resistir es vencer. Por contra, también los hay que se acogen a la idea de que una retirada a tiempo es una doble victoria. Bien, como se suele decir, para gustos se hicieron los colores y, si con el gusto no basta, ahí tenemos a la Historia dispuesta a servirnos en bandeja los hechos acaecidos que confirman nuestras tesis. Y, también, si somos listos y honrados, los que las desmienten, que de todo hay en la viña del Señor.


Como soy bastante leído les podría poner un taco de ejemplos de heroicas resistencias que hicieron desistir al enemigo, pero como lo que cuenta al respecto es la memoria colectiva no queda más remedio que traer a colación lo de Numancia y Cartago, dos errores de cálculo, o testarudeces, con resultado de aniquilación.


In the other hand, tenemos la retirada a tiempo. Aquí, diría yo, la Historia no es tan explícita, quizá porque retirada se asocia a cobardía y todo el mundo sabe que los relatos sobre cobardes nadie los compra en las librerías. Sin embargo, con todas las reservas que se merece cualquier toma de partido, les debo confesar mi simpatía hacia este tipo de opciones. Retirarse a tiempo fue la táctica de los escitas que tantos quebraderos de cabeza le costó a Jerjes cuando iba al mando del ejercito más poderoso del que tiene noticia la Historia.


La táctica de los escitas, he ahí un pozo de sabiduría del que a no más tardar será necesario beber. Porque, como ha dicho una ministra italiana, lo de quedarse toda la vida cerca de mamá ya no es posible. Y menos, deseable, añadiría yo. Ahora, a poca metemática que sepas, todo es ver al jefe aproximarse con la máquina de exprimir y salir zumbando hacia dos continentes más allá. En busca de mejores perspectivas. Pura lógica escita. O sea, menos mamá, menos trastos, menos enraizamientos ponzoñosos... menos colmillos en definitiva. Y más alas.


En fin, allá cada cual. Yo, ya digo, como Anacarsis, escita hasta la muerte.  

miércoles, 8 de febrero de 2012

El sobrino de Vanizelos


Ayer vi al imponente Evangelos Vanizelos apearse de un no menos imponente Mercedes para hablar a los periodistas de la Hidra de Lerna. Le cortamos una cabeza y le salen veinte, vino a decir. Y ya no hay Hércules capaz de vencerla: esto sólo lo podemos solucionar entre todos, añadió. Bueno, en sentido estricto, tampoco Hércules hubiese podido con ella de no haberle ayudado su sobrino Yolao. 


Quizá, pensé, si Vanicelos tuviese un sobrino... no sé, la verdad, porque cuesta mucho entender que nos estén llegando tantos males de aquel rinconcito de la tierra. Le corta Vanicelos una cabeza a la Hidra y rebotan los mercados. Dos, tres días, y del muñón resultante salen otras dos cabezas. Mercados al garete. Así no hay quien juegue. 


Es curioso, porque Maite dice que Grecia es lo más parecido al paraíso. Y yo nada más lejos que dudar de su percepción. Pero dadas las evidencias de las que disponemos los especuladores financieros no puedo sino pensar que tiene que haber truco. Porque, ¿cómo pueden estar tan felices los turistas en donde no paran de crecerle cabezas a la Hidra? Me parece que este enigma no lo resuelve ni Edipo después de matar a su padre. 


Yo no soy sobrino de Vanizelos, pero le podría dar unas cuantas ideas para acabar con la Hidra. Por ejemplo, le recomendaría contratar a modo de sobrino a Arcadi Espada para que le asesorase sobre "derechos de autor". Porque, vamos a ver, ¿quién en este mundo tiene más derecho a los derechos de autor que los griegos? Aquí, estamos todos los días, un suponer, resolviendo problemas de trigonometría sin pagar el menor royalty a los dueños de su patente. Por no hablar del teatro y la literatura en general que nunca pasa de ser una burda reinterpretación de lo que crearon allí. Y es que, el simple acto de pensar como Dios manda, ¿acaso no somos deudores de su método científico?  


En fin, no hay derecho a que pasen estas cosas. Porque, además, si Vanizelos no mata a la Hidra, adiós a buena parte de mis magros ahorros.