domingo, 26 de febrero de 2012

Perdón por el pleonasmo


A mí me parece que en términos generales están pasando cosas muy buenas en Europa. Claro que no descarto que mi pensamiento fuese otro si la actual resaca de las pasadas grandezas me hubiese dado de plein fuet. Andara yo ahora como puta por rastrojo y sólo sapos y culebras saldrían por mi boca. Pero quisieron los dioses que la citada resaca me cogiese lejos de la playa y con las amarras en aceptable estado de conservación. Así que nada  de extraño hay en que mi opinión sea la que se obtiene cuando se mira a través del cristal del optimismo. 


De entrada, Papandreu se fue, Berlusconi, también, y en su lugar hay unos tipos que han pasado por las aulas del MIT. Sí, de ese lugar donde se enseñan las únicas verdades sin réplica. Las inamovibles leyes de la naturaleza que casi todo lo rigen. Galileo, Descartes, Newton, Leibniz, para empezar. Después, todos esos que les siguieron y que cuando dijeron algo dieron pruebas de que no hablaban por hablar: se acercaron al encerado, tiza en mano, y desarrollaron fórmulas que convencieron a los más eminentes del momento. Sí, eso es lo que se enseña en el MIT. Y por los mejores. Y por eso inspiran confianza los que han pasado por sus aulas. Porque ellos dieron pruebas de esforzarse en pos del conocimiento.  


En España, no sé a ciencia cierta, pero también parece que ha mejorado el nivel académico de los que gobiernan. Por lo menos las tres cabezas primeras del partido gobernante han demostrado ser capaces de sentarse a estudiar un complicado temario y dar luego pruebas de haberlo aprendido sin trampa ni cartón. Y, luego, ese Sr. de Guindos, que le vi el otro día en una mesa de debate en Davos Platz y quedaba tan airoso que no te podías creer que fuese un ministro español. 


Y esa protestante alemana mostrándose inflexible ante la marrullería de los lenguaraces socialdemócratas. ¿Endeudarse para crecer?, les dice con sorna. Sí, ya hemos visto como entiende esa fórmula la chusma mediterránea. Nosotros ponemos el dinero y ellos organizan eventos. !Venga jarana! Fabulosa forma de crecer si no hubiese que devolver lo prestado algún día. No, la protestante puritana se ha plantado y no se va a mover un ápice si no le dan garantías por escrito. ¡Magnífica señal!


De señales por el estilo les podría dar una larga lista, pero prefiero resumirlo en una idea: por el querer de las gentes la libertad está ganando una batalla a su peor enemigo, es decir, la demagogia populista. Y perdón por el pleonasmo, porque no se me ocurre de que otra manera podría ser la demagogia si no fuese populista.   

4 comentarios:

  1. Es verdad que la gente que manda ahora tiene más horas de codos que los anteriores, que eran una verdadera vergüenza, pero también es cierto que de momento no les luce demasiado. Lo digo por lo de siempre: unos políticos que realmente tengan claro que lo que diferencia a las naciones es el nivel de ilustración habrían recortado en todo -incluso pensiones- pero nunca en enseñanza e investigación. De todas maneras, habrá que darles de momento el beneficio de la duda.

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  2. Yo matizaría. Que haya que invertir mil veces más en enseñanza e investigación, de acuerdo. Que sea el Estado el que tenga que encargarse, por lo menos lo dudo. Quizá la enseñanza de los desfavorecidos y la ciencia básica, sí, pero lo demás ¿por qué no dejarlo en manos de los particulares? Todo sería cuestión de promocionar unos valores por encima de otros. Si las televisiones y demás medios en vez de regodearse con las maravillosas vidas de futbolistas y toreros lo hiciese con las de los físicos del CERN y así, pues, a lo mejor la gente empezaba a pensar que merece la pena mandar al niño a un buen colegio.

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  3. Sí, claro; para el estado debería dedicarse a aquello a lo que no puede llegar la iniciativa privada: mantener una o dos universidades en las que se estudien los clásicos, matemáticas e investigación básica y en escuelas públicas para los que no pueden pagarse las propias. El problema es cómo estimulamos a las empresas grandes-medianas para que inviertan en investigación aplicada y a los padres para que se gasten el dinero de la segunda vivienda en un buen colegio para sus hijos. En América se hace. No veo por qué aquí no podemos hacer lo mismo.

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  4. Ahí está el punto, que en América se hace. El otro día le oía decir a un empresario en Blomberg TV que su empresa tenía setenta ingenieros y ciento setenta investigadores. Y luego pasa lo que pasa.

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