viernes, 27 de enero de 2012

The walking dead


No sé, pero bien pudiera ser un síntoma de algo el curioso hecho constatado de que haya sido precisamente "The walking dead" la serie televisiva más vista por los internautas españoles. ¿Por qué "The walking dead"? Yo no he visto ningún capítulo de esa serie, pero conozco el género y me parece de lo más sugerente. Parejo con el de lo vampiros si es que no es el mismo. 


Curiosamente, anoche, viendo a Los Morancos, me reí mucho con el sketch  en el que representaban una escena de discoteca. La vampiro y el cateto. Personalmente siempre había pensado que las discotecas no son otra cosa que una concentración de vampiros que andan a la caza y captura de algún cateto despistao que se descuelga por allí con toda su sangre intacta. Por eso me hizo tanta gracia ver a Los Morancos reproduciendo el rito con su particular arte. 


Nunca he visto a Los Morancos haciendo de Muertos Vivientes, pero no me extrañaría que hubiesen tocado el tema porque no se les escapa una que refleje la más acuciante realidad. Por todos los lados, a todas las horas, siempre los ha habido y siempre los habrá, muertos vivientes. Salen de sus tumbas repletas de bibelots y se tiran a la calle para deambular sin dirección ni objetivo. Se dejan llevar de la costumbre, del hábito, de lo que sea con tal de que sustituya a la libre decisión. Acuden, pero no están. Trabajan, pero no rinden. Comen, pero no digieren. Duermen, pero no sueñan. Porque aunque parezcan vivos, en realidad están muertos. Estamos muertos. 


O eso, al menos, o algo parecido, es lo que dicen algunos neurobiólogos, neurocientíficos o como se quiera llamar a los nuevos gurús de la cosa inaprensible: 


"nuestros cerebros son simples computadoras de carne que, como las computadoras de verdad, son programadas por nuestros genes y experiencias para convertir un conjunto de inputs en un output predeterminado"


¿Y si eso fuese verdad? Entonces, ¿a qué seguir con la mueca de inteligencia? Mejor será olvidarlo todo y procurar tomar la decisión contraria a la que nos pide el cuerpo. Así, a lo mejor, conseguimos engañar a ese output predeterminado y nos reincorporamos a la vida. 

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