jueves, 12 de enero de 2012

Toten y tabú

"Se acercó al animal junto a su hija para demostrarle que no era violento. En ese instante, el perro, que estaba atado, le lanzó una dentellada que le produjo heridas en el rostro. El hombre ha sido operado de un ojo."


Así reza una de las frases utilizadas por el grupo artístico "Zumo Natural" para componer un vídeo. Otra frase es: "en el Estado español hay cien mil heroinómanos". Saquen sus conclusiones... y explíquense cómo se financian los talibanes para mantener su lucha contra nuestras tropas en Afganistán. En fin. 


Bueno, muchos de los que me conocen estoy seguro de que piensan que tengo fobia a los perros. Pues se equivocan. Lo que me molesta de todo este asunto es que debido al uso que se hace de los perros estos han devenido en una de entre las más odiosas plagas que estamos padeciendo. 


Decía Gregorio Morán en uno de sus magistrales artículos que en esta sociedad había dos o tres temas tabús. Es decir, que si alguien, por muy prestigioso que fuese, mandaba un artículo a un periódico tratando de uno de esos tres temas en términos que no fuesen elogiosos, automáticamente sería  censurado. Uno de esos tres temas era el de los perros. Sólo se pueden decir cosas bonitas de ellos so pena de convertirse en "mala persona" por decreto. 


Pero las cosas están cambiando. Quizá la primera semilla la puso Sánchez Ferlosio cuando dijo que la culpa de muchos males que padecemos la tiene Walt Disney. Walt Disney humanizó a los animales y la chusma se lo tomó al pie de la letra. Sólo hay que ver las cosas que hace y dice la gente que tiene perros. El otro día, por ejemplo, un tipo de Barcelona mató a su novia porque se negó a hacerle una felación a su perro. Y así para escribir un libro. 


Sí, la gente se empieza a hartar y a tomar la justicia por su mano. En un pueblo de Santander alguien se ha encargado de envenenar a todos los perros del vecindario. El periódico dice que seguramente porque molestaban con sus ladridos. Y también se han visto noticias de denuncias de vecinos por la misma causa. Y es raro que no haya más. Cuando voy por la provincia en bicicleta la sensación más insistente, y no muy agradable por cierto, es la producida por el constante ladrar de los perros. Es como una maldición. Y cuando te acercas a una casa siempre sale Cerbero con sus tres cabezas en acción. En fin, no quiero entrar en mitologías. 


El caso es que los perros no guardan nada. Sólo sirven para asustar al indefenso ciudadano. Si alguien se acerca al domicilio con intenciones aviesas tiene mil subterfugios para neutralizar al chucho y, por consiguiente, pillar más desprevenidos a sus moradores que si no tuviesen su seguridad fiada a un ser irracional... sí, porque a muchos hay que recordarles que un perro es un animal irracional, o sea, que actúa sólo por instinto. Y el instinto, ya saben, es automático. Es decir, no admite las improvisaciones necesarias ante los nuevos matices. 


En resumidas cuentas, que admiro la utilidad de esos animales para determinadas tareas: pastoreo, policía, guías de ciego y un largo etc.. Otra cosa es la función sustitutiva de carencias afectivas o apuntalamientos narcisistas. Parece como si los dueños de los perros por fin hubiesen conseguido alguien que les quiere de verdad y les es fiel sin reservas. Y así es que se produzcan esos amores incomprensibles que llevan a hacer por el perro lo que la mayoría de sus propietarios no haría, no digo ya por sus padres, es que ni por sus hijos. A ir por ahí recogiendo las cagadas del chucho. ¡Por Dios, qué asquerosidad! 


Bueno, los que las recogen. El otro día le di un toque a un vecino y se puso como un basilisco. "Yo siempre lo recojo", dijo gritando. Bien, tú sí, pero mira, dije señalando un par de gigantescas cagadas que había a pocos pasos de nuestra puerta. El tipo se fue refunfuñando a poner el perro a cagar en un césped que hay un poco más allá de nuestro interland. El caso es que hay tantos perros que con que sólo sea un 2% el número de propietarios inciviles ya tenemos tanta mierda en las aceras que se hace imprescindible el caminar mirando siempre al suelo. Del césped, en teoría para tumbarse y que jueguen los niños, ya no hablo; todos son un cagadero. 


Y el caso es que, además, tener perro no debe de ser barato. Entre comida, veterinario, peluquería y tal... no lo haces con cien euros al mes. En fin, ¡qué mundo éste!

5 comentarios:

  1. Sí,desde luego, esa es de las pocas cosas positivas que veo en esta extraña afición, que en una situación de apuro tendremos una buena reserva de proteínas. De hecho recuerdo a un subnormal del Santander de mi infancia y juventud, Gene de nombre, que tenía por oficio el de lacero. O sea que pillaba a los perros callejeros con un lazo y luego los vendía en el matadero en donde les convertían en chorizos.

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  2. Te habré comentado mil veces lo de mis estudiantes chinas que en clase de conversación hablan de lo maravillosa que es la carne de perro para las menopausicas, por ejemplo, y que antes de que el animalito cumpla diez años hay que comerselo, porque es una crueldad y una estupidez dejar morir al animalito de viejo y verle sufrir una vejez tan aperreada como la que tienen los canes. En fin, que se los comen no por malicia o por gula, sino como un gesto de cariño y piedad. Salvo los japoneses todos los pueblos del extremo de Asia lo hacen. Una compañera rusa que lo probó en Vietnam dice que es una de las carnes más ricas que ha comido nunca. Por desgracia aquí no he visto ningún restaurante chino que lo sirvan. Dentro de dos sábados tengo que dar una conferencia en Yokohama y después me han prometido llevarme al barrio chino a comer. Preguntaré y ya te digo. Por cierto, Nacho se ha clasificado para la ronda final del campeonato de ajedrez de Alemania, todo un gran logro. En fin, que creo que no lo vamos a poder ver por aquí hasta que no acabe, a fin de mes.

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  3. ¿Toten o totem?, ¿Animal de compañía o ganado?, ¿Moda o necesidad?

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  4. Pues no sé, Anónimo, pero te puedo asegurar que cagan y mean sin parar, que ladran noche y día y que, llegado el caso, muerden. Por lo demás, una monada.

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