martes, 11 de septiembre de 2012

Esperando a la FAI



Por fortuna las cosas raramente son lo que parecen a primera vista. Y más, todavía, cuando difícilmente se puede camuflar el esfuerzo realizado para ese aparentar. Por eso es por lo que me cuesta tanto creer lo que leo en el órgano oficial de la burguesía catalana. Se nota tanto el esfuerzo por hacer creer que lo de la independencia es un sentimiento generalizado entre la población que todo suena a whisfull thinking. Es decir, a que las cosas son como a mí me gustaría que fuesen. O, a veces, ni siquiera eso. A veces simplemente es un subterfugio para hacer creer al otro, al que quieres doblegar, que las cosas son lo que no son. Un juego que, en cualquier caso, encierra sus riesgos, porque no siempre es fácil controlar a las furias una vez desatadas. Nunca se sabe qué camino van a tomar. No pocas veces toman el inverso del  propuesto. 

Y precisamente porque las cosas son así, porque jugar con fuego es peligroso, es por lo que empiezan a alzarse algunas voces entre los menos iluminados llamando a la reflexión. Porque hay memoria histórica relativamente reciente, dicen, que demuestra que llegado el momento decisivo todas esas masas que habían permanecido ajenas a la ilusión soberanista, despiertan de la peor forma posible y se ponen a romperlo todo. Es decir, en plan anarquista. Como por otra parte corresponde a sus orígenes mayormente andaluces. Porque es que, un suponer, hoy van y se manifiestan un millón, dos acaso, de catalanes por las calles de Barcelona, sí, impresionante y tal, pero ¿qué piensan los otros cinco millones que se han quedado en casa? Imposible saberlo. Y aunque sólo fuese un millón. Imagínense lo que pueden hacer un millón de anarquistas ofendidos. Todos utilizando señeras, perdón, senyeras, para limpiarse el culo. 

¡Estos andaluces! Aceituneros altivos. Ya aprendimos algo sobre ellos cuando leímos "El laberinto español" de Gerald Brenan. Todo aquello de Casas Viejas y demás. Y parecen seguir en sus trece. «Llevarse un carro de comida por valor de 200 euros no se le puede llamar robar cuando se va a dar a los bancos miles de millones de euros», dice, como el que no quiere la cosa, la Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía. Y ha añadido: no se puede situar a los débiles al mismo nivel que a los poderosos «que tienen estatus y poder para robar a manos llena». Y sigue lamentando que: Mariano Rajoy, «ofrezca la cabeza de los trabajadores a Angela Merkel». Y remata diciendo que: reitera su apoyo a las movilizaciones convocadas por el SAT -Sindicato Andaluz de Trabajadores- para el día 15 de septiembre con vistas a «plantear alternativas frente a las políticas suicidas del actual Gobierno».

"Anarquía es la solución" era uno de los slogans más coreados cuando lo de la revolución estudiantil del 1968. La anarquía, el preceptivo caos del que nace el orden. Como de la noche el día. Un pensamiento que viene de la noche de los tiempos. 

En fin, ya veremos en qué queda la cosa. Seguramente en nada, pero qué forma de poner nerviosos a los mercados. Con lo que eso nos perjudica.



2 comentarios:

  1. Cuando leo noticias de Cataluña ya no sé si es en El País o El Jueves, porque es que no se distinguen. En el fondo todos sabemos que se trata de una gran broma, pero ya, pasando el tiempo, cada vez hace menos gracia. Me imagino que a los millones que se quedaron en casa, les hará mucha menos. En definitiva, tanta energía para algo que tiene tan poco entidad: una bandera, una nueva raya en el mapa de Europa, cuatro tonterías más por el estilo.

    En mi caso, ya sabes que de siempre he estado con Sánchez Albornoz: la gran perdedora del invento de la monarquía hispánica sólo fue Castilla. A la larga su disolución no puede sino beneficiarnos, algo que me imagino que me imagino que ya saben los que echan cuentas. Por cierto, me gustaría saber cuántos empresarios grandes-medianos estuvieron ayer en la manifestación. En fin, ellos mismos.

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  2. Sí, es de chiste sin gracia. Seguro que había muchos empresarios haciéndose ver. Los mismos que se hacían ver cuando había manifestaciones franquistas. Ya sabes, si no estás conmigo no hay contratos. Luego, cuando vuelva a cambiar la tortilla, serán los primeros en decir que ellos fueron toda la vida de lo que venga. Gente asquerosilla como "Harry, el chico que sabía trucos".

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