martes, 13 de diciembre de 2011

Reivindicación de la aristocracia

Esta mañana me he tomado de aperitivo un vídeo en el que se veía a Savater disertando sobre las ideas. La verdad es que algo me molestaba que su silueta distendida destacase sobre un fondo como de corbata a topos... que no eran otra cosa que el logotipo de La Caixa. Pero luego me he dicho, ¡qué bobada!, cuánto mejor es que sea una entidad privada la que financia estos actos que no que sea el Estado escoralotodo con el dinero de todos.

En resumidas cuentas, La Caixa. o Caixabank como le dicen ahora, ha esponsorizado un ciclo de conferencias sobre la creación del mundo. Sobre la creatividad, en definitiva. Muy interesante, se lo puedo asegurar, y si no tienen nada mejor que hacer le pueden echar una ojeada. Está al alcance de un click, como casi todo lo que merece la pena cuando, como les decía, no hay nada mejor que hacer, o sea, cuando no se tienen ganas de arriesgar un poco el pellejo.

¿Un poco? Bueno, escuchando a alguna de las lumbreras del elenco de conferenciantes, he llegado a la conclusión de que con un poco no basta; para que la cosa funcione hay que arriesgar bastante, ser valiente, que no en vano valiente es la cosa que vale, que tiene valor.

Prefiero bajar en bote por los rápidos de un río que visitar un museo, dice Patricia Churchland, filósofa de postín. Eso es tener valor.  

Ser o no ser valiente, eh ahí la cuestión. Aristócrata o plebeyo. Dudante o repetidor. Individuo o rebaño.
 

2 comentarios:

  1. A mí la verdad es que los museos cada día me aburren más. A los de ciencias voy por acompañar a mi hijo que disfruta mucho en ellos, pero por propia iniciativa solo iría al Nacional a ver los restos de la época antigua, que es de lo único de lo que sé algo de verdad. Con respecto a los de arte, prefiero ver las reproducciones de los cuaddros en internet, en alta resolución. Supongo que si fuera pintor disfrutaría con los originales, pero no teniendo conocimientos técnicos no llego a verle la gracia al darme un viaje de varias horas para nada. En fin, no sé quién decía eso de que cuando uno va a un museo se acuerda del buen tiempo que hace fuera.

    ResponderEliminar
  2. Del único museo del que tengo nostalgia es del de las ciencias de Londres. Me pasaba allí mañanas enteras haciendo funcionar todo tipo de aparatos. Seguramente, si hubiese tenido uno igual cuando era niño, a estas horas sería ingeniero o, al menos, mecánico. El resto de museos que he visitado ha sido más que nada por ser un chico comme il faut. Efectivamente, como no soy entendido en la materia, prefiero las reproduciones vistas cómodamente sentado en casa. Y no porque sí, sino cuando viene a cuento.

    ResponderEliminar