miércoles, 14 de diciembre de 2011

Las sagradas formas

El otro día fue María y dijo a sus alumnos: vamos a ordenar la clase porque está hecha un asco. Entonces, una mocosa de ocho años le contestó: para qué, si no va a venir nadie.

Todo el mundo sabe que los niños y los locos son los únicos que dicen la verdad. Y la verdad es que si no te ve nadie es de todo punto irrelevante e innecesario guardar las formas. ¡Buena gana! Con lo agradable que es abandonarse a la condición animal que nos es propia. Como esas vacas de las granjas de Cantabria que rumian tumbadas en esa mezcla de barro y mierda que rodea sus pesebres. O los chones en sus pocilgas que cuanta más basura hay más tienen en donde hozar y gruñir de contento.

El caso es que todo esto de las formas me parece un buen asunto para la reflexión porque es que las hay que de tanto guardarlas ya apestan a naftalina y otras que de tanto darlas de lado nos están dejando inermes para la pacífica convivencia.

No sé, porque cada uno tiene su particular olfato. Pero a mí, no sé muy bien por qué, me huelen a naftalina las formas de las monarquías, las iglesias, las navidades, la familia comechuletas, las vacaciones, el lujo, los museos, la lealtad inquebrantable, el juvenilismo y, en fin, las de los que blasonan de saber montárselo en general.

Por contra, echo mucho a faltar las formas propias del pensar que existe el otro. Es decir, las del respeto, la austeridad, la autodisciplina y autocontención del deseo. Todas esas cosas, en fin, que los padres no pueden enseñar a sus hijos porque están muy ocupados ganando dinero o ligando con el vecino del quinto. Y los profes, ya me dirán, que el día que no tienen que hacer magosta, tienen que poner adornos navideños o tienen que ir al bosque a ver que hace el oso en su madriguera. Y así, unos por otros, la casa sin barrer y 45% de paro juvenil. O sea, 45% por cientos de los jóvenes todo el día por ahí dando rienda suelta a sus instintos animalescos. Rebuznar, tirar pedos y esas cosas.

Ya digo, para pensárselo. La forma y su correlato el fondo.

5 comentarios:

  1. Les juro que yo no he hecho nada para que aparezca ese link en vacaciones.

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  2. Bueno, lo del paro de los jovenes es algo que ya se daba en mi juventud. Recuerdo la pandilla de chavales de mi barrio que se pasaban el dia al sol sin hacer nada a la mitad de los cuales se los llevo la aguja.

    Para mí sigue siendo un misterio el que la gente en general no cultive más esas, formas de las que hablas. Más que nada porque es la única forma de evitar que la vida acabe convertida en un coñazo.

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  3. Pues sí, querido Jacobo, así es, un verdadero misterio. Y es que, como dicen en Asturias, misterios hay muchos, pero milagros ninguno. Que milagro sería poder vivir en un piso sin tener un Frank de Copenhague en el de al lado. Que milagro sería... bueno, no te cuento por no acabar muerto de risa.

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  4. Pues ya verás que curre el día que tengas que desfrankcopenaguizarla. No darás a basto a tapar agujeros.

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