sábado, 7 de julio de 2012

También son ganas




En esa pasada relámpago que suelo dar a los periódicos por la mañana leo el siguiente titular: "Diputados socialistas se niegan a visitar el Alcázar de Toledo el 18 de julio". Y entonces pienso: ¡también son ganas!


Il va de soi que ni ciego de grifa me pondría yo a leer la letra pequeña de la noticia. El titular me basta para imaginar de qué va toda la cosa. Apuesto doble contra sencillo a que han sido los diputados populares los que han organizado el evento. No por nada, claro está, sino para pasarles por delante de las narices a los socialistas taza y media de "memoria histórica" que tanto decían gustarles. 


Cuando era niño se hablaba mucho de la gesta heroica llevada a cabo por los defensores del Alcázar de Toledo. Tanto las tropas nacionales defendiéndolo como las republicanas tratando de abatirlo hicieron del episodio un símbolo de primera magnitud de la contienda. Era como si fuese uno de aquellos combates singulares de la Edad Media en los que se dirimía todo el conflicto. Tan importante llegó a ser que hay quien sostiene que si las tropas de Franco se hubiesen dirigido directamente a Madrid en vez de desviarse para ir a socorrer el Alcázar la guerra se hubiese acabado en menos de un año. Conjeturas en cualquier caso, porque pasó lo que pasó, que llegó Franco y salió a recibirle el general Moscardó con aquel famoso: "Sin novedad en el Alcázar, mi general". Bueno, yo solía ver al general Moscardó paseando por mi pueblo a donde venía a tomar las aguas. Debía tener algún tipo de alteración nerviosa porque hacía cosas muy raras con la cabeza. 


El caso es que cuando cualquier acontecimiento, sea cual sea su calado real, se convierte en símbolo, apaga y vámonos. Conviene subrayar para no caer en inocencias que cuando hablamos de símbolo siempre es símbolo de parte, es decir, que se puede arrojar contra la cabeza de alguien para que le duela. Y mientras a esa cabeza le siga doliendo cuando se lo arrojan el símbolo perdurará. Cuando cesa de doler, adiós símbolo. Así de sencillo. 


En resumidas cuentas, que a los socialistas les sigue doliendo la cabeza cuando les dan con el símbolo del Alcázar y por eso es que los populares se lo arrojan, para chinchar. Y no sólo eso que, por si los sociatas han disminuido su sensibilidad al impacto, van y se lo arrojan el 18 de julio que es otro símbolo muy querido de la parte contratante, o sea, los populares -falsamente popular, que cantaba el Gato Pérez-. Y símbolo sobre símbolo, acción coadyuvante que le dicen, imagínense el dolor de cabeza de los socialistas. No, en esas condiciones es justo que se nieguen a ir al Alcázar. Faltaría más, que uno se debe a sus recuerdos más dolorosos. Sobre todo si se tienen pocos estudios. 


En fin, que si no ando equivocado, entre tontos anda el juego.  

2 comentarios:

  1. Fíjate que los comunistas cambiaron de nombre por vergüenza de su pasado, digo yo; herederos de los franquistas, también. Y sin embargo el PSOE y la UGT, que tanto desmán causaron durante la guerra y antes, ahí siguen orgullosos de sus nombres. Por no recordar más que dos historias, ahí está la muerte de José Calvo Sotelo o el asalto a la cárcel de Bilbao por dos batallones de la UGT y el fusilamiento de gran parte de los presos políticos sin que los del PNV pudieran impedirlo (o eso han dicho ellos siempre). En fin, que si hay a alguien a quien no conviene que se haga memoria historica es precisamente a los socialistas, que han sido los mejor parados con la amnesia.

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  2. Por no hablar de la revolucioncita del 34 que tan letal resultó para mi familia. Y mira tú por donde nadie nos dedomageó, por decirlo un poco a la francesa.

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