No seré yo el que niegue el poder arrollador de los símbolos. Me lo contaba el otro día Fede en una de sus clases magistrales. Es el subjetivismo, me decía. Los hay que pretenden desterrarle del mapa. No saben de qué hablan.
El subjetivismo, por dios bendito, pero si parece no haber otra cosa. Pensamiento mágico puro y duro. Ponerse unas bragas y un sujetador rojo para recibir el nuevo año. ¿Qué quiere decir eso? No se sabe, pero parece que funciona. Por lo menos para los que venden bragas y sostenes rojos.
El otro día estaba en la estación, para acudir a la cita con Fede, precisamente, y me vi en la tesitura de tener un rifi-rafe con una familia de gitanos, que nunca van de uno en uno. Dos de sus niños no paraban de hacer explotar petardos. ¡Estamos en fiestas!, les justificaba su madre con un tono entre indignado y amenazante. Pero no me arredré y les lancé una carga de profundidad: "luego se extrañan de que la gente les mire mal". Di en la diana y saltó el resorte de la susceptibilidad étnica. ¿Mal a quién?, gritaron dos de aquellas mujeres al unísono. A los que tiran petardos y no saben respetar a ls vecinos, les dije. Sin duda les había desconcertado porque callaron. Pero uno de los niños hizo explotar otro petardo y dijo: ¡pa ti! Entonces, un señor que había por allí y que se había mantenido al margen, se les acercó y empezó a reprocharles la actitud a todos. Llegó el tren, me subí a él e intenté continuar con la lectura que me habían interrumpido los gitanos. Pero no pude conseguirlo. Me habían puesto de los nervios. ¿Por qué demonios hirsutos no podré yo estar en fiestas como ellos?, me decía. Algo se me ha roto en la cabeza que invalida mis posibilidades como miembro de la comunidad.
Subjetivismo, pensamiento mágico, pura imbecilidad. El ser humano no tiene forma de sustraerse a ese círculo infernal. Los más avisados se dedican a racionalizar destruyendo los mitos vigentes y, en realidad, no hacen otra cosa que fabricar otros nuevos.
Se destruye a Dios y se entroniza la socialdemocracia. Lo comido por lo servido. Menos los gitanos, que le dan a todos los palos.
Estas molestias se dan por todos los lados. Yo estoy ya aburrido de llamarles la atención a los muchachos que fuman a la puerta de los edificios del campus, con la molestia consecuente, en lugar de hacerlo en los rincones designados al efecto. Será por lo que sea, pero me he hecho sensible al humo del cigarrillo y me jode sobremanera el tener que tragarlo cuando entro a las clases o voy paseando por ahí. En algunos barrios de Tokio está prohibido fumar en las calles, no así en los bares, donde se deja al criterio del dueño, algo que me parece muy razonable. Donde se fuma no entro, que nadie me obliga. Pero el que se fume en la calle, por donde tengo que pasar necesariamente, sí que me joroba.
ResponderEliminarEn fin, a lo que íbamos, que entiendo tu sensación. Hay veces que me enfrasco en discusiones tontas con los muchachos y la mala hostia me dura media hora. Luego me digo que para qué me meteré yo en estos fregados, cuando la molestia tampoco es tanta. Supongo que será cosa de nuestro carácter y que no hay nada que hacer.
En cualquier caso estas cosas que escribes me parece que son para deprimir al más pintado: falta de civilización de verdad. Será que veo las cosas de forma un poco exagerada, pero hoy he decidido no volver a leer los periódicos por una temporada so pena de caer en el nihilismo más absoluto. La causa son las valoraciones de los medios a los recortes del Gobierno, desde mi miserable punto de vista, acertadas. Cuando uno se endeuda, tiene que devolverlo mejor antes que después, porque como todos sabemos, cuanto más tardes más tienes que pagar de intereses. Casi todas las medidas son cuestiones que miradas en perspectiva no van muy allá: si hay que pagar impuestos a mayores durante varios años o cobrar menos, pues a apretarse el cinturón, a pasar las vacaciones en casa y a cortar en gastos superfluos como hemos hecho siempre. Lo que me ha parecido el colmo de la estupidez son los recortes en investigación y, más aún, el que no haya sido primer titular de ningún periódico cuando esta medida nos va a empobrecer de forma exponencial al dinero que se deja de invertir. El que casi nadie parezca darse cuenta se me hace el colmo de la idiotez. Si tenía alguna gana de volver a mi país hoy se me ha quitado.
ResponderEliminarPues sí, mientras dura la mala hostia que dices, uno se pregunta que quién coño le manda meterse a uno. Pero es que el caso es que ahí está el punto y la madre de toda la cuestión, que los cuerdos tienen que enfadarse para que los necios no revienten. Si más gente plantase cara a los inciviles en vez de protestar cuando ya no sirve para nada, posiblemente estaríamos un poco mejor.
ResponderEliminarPor lo demás, lo que dices de los recortes en investigación, de acuerdo, una imbecilidad más de nuestros mandatarios. Nada de qué extrañarse. Lo que me entristece es deprimirte con mis reflexiones e historias. Procuraré ser más positivista. Al fin y al cabo a mí no me van mal las cosas. Pero es que debo de ir un poco de intelectual que como dijo nosequien es alguien que no se encuentra en su patria en ningún sitio. En fin.
No, si lo de deprimente es un decir. Supongo que debe de ser por leer los periódicos más de lo que debiera. Cuando uno se apunta a lo del dramatizar es que le sale sin querer. Un ejemplo: hoy como no tenían noticias con las que llenar el telediario porque las de siempre de cómo se recibe el año nuevo no tienen mucho dramatismo, nos han endiquelado una de que ha habido un terremoto de siete grados en Japón. Lo que no han dicho es que el epicentro ha sido por la parte del mar, a unos mil kilómetros, creo y que aquí nos ha tocado, pero con una intensidad que ha hecho moverse un poquito las cosas, de tal modo que mi mujer y mi hijo, que estaban paseando, se han enterado cuando se lo he dicho yo al volver a casa ellos.
ResponderEliminarLo de no encontrar la patria en ningún sitio ya se sabe; a cualquiera que piense un poco le pasa. Menuda monserga andar todo el día con la bandera, el himno y todas las demás mandangas. Mejor lo de los petardos.