domingo, 3 de junio de 2012

Esperando a Alemania




En uno de los capítulos de "Northen exposure", "Doctor en Alaska" para mejor entendernos, aparece por el pueblo un alemán punkero que viene a traer y poner a punto un reloj antiguo que el multimillonario astronauta ha comprado en una subasta. Al multimillonario no le gusta nada la pinta del alemán pero cuando le ve trabajar se queda maravillado. El alemán es un punkero en las apariencias y un antipunkero en los hechos. 


En otra escena el alemán se va con Ed, el indio huérfano, forofo del cine, que es una especie de comodín en la serie. Están en el apartamento de Ed y van a ver una película. Entonces Ed le pregunta al alemán: "Oye, vosotros que sentís  siendo siempre los malos de la película".  


Pues sí, que duda cabe, los alemanes la hicieron parda cuando pasó lo que pasó, pero nazis y fachas que les reían la gracia les había por todas las partes, y ya está bien, creo yo, de insistir en el asunto. En cualquier caso, continuar con el ataque a esas ideologías siempre será conveniente, pero de una forma más genérica, sin que tengan que ser alemanes los que representan el mal. Porque es que ¡ya está bien, leches!


Y, además, no sólo por cuestiones de orden estético, también por razones de orden práctico, porque a nadie se le puede ocultar que hoy día Alemania vuelve a estar en el centro del mundo. No es de extrañar, ya lo dijo Noséquién, en el fondo y a la larga, las guerras siempre acaban ganándolas los que en principio las perdieron.


Y así es que, triunfadora al fin, Alemania parece tener todas las llaves para salir del atolladero. Todos le suplican. Y ella calla, pero no otorga. El que quiera peces, que se moje el culo, parece ser su lema. Austeridad, estudio, seriedad. Protestantismo, en definitiva. Está tan por encima que se la refanfinfla que el mundo languidezca a causa de la escasa demanda de cachivaches de los 500 millones de consumidores europeos. EEUU se resiente. China se resiente. Brasil se resiente. Y todos miran suplicantes hacia los malos de la película.


Y ahora, con el mundo a bout de souffle como quien dice, van los alemanes y hacen eso que a los políticos, sobre todo a los vascos, les gusta llamar "mover ficha". Han dicho, ¿queréis dinero?, bien, os lo damos, pero a cambio seremos nosotros los que digamos como lo tenéis que gastar. Elemental, querido Watson. Tu decides si aceptas el envite.


Y en el entretanto, le van suministrando bajo cuerda unos submarinillos de nada a sus enemigos del alma -según las películas-, los judíos. Bueno, en realidad sólo es para que los judíos instalen en ellos unos cuantos misiles con cabezas nucleares. Oye, la gente seria tiene que estar bien organizada, porque si no ¿quién va a estarlo?  Y reconocerán conmigo que al presente,serios lo que se dice serios, judíos, alemanes, y poco más. Acaso surcoreanos y japoneses. 

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