lunes, 18 de julio de 2011

Los atracadores se retiran

Son noticias que se suelen dar con tintes alarmantes, pero, luego, cuando bien se considera, resulta que no son más que las consecuencias inevitables del normal devenir de los tiempos que corren.

Dicen ahora que las tiendas de los barrios cierran a miles. Hasta los chinos, por lo visto, tienden a irse a otras latitudes. Como si eso fuese malo. Lo que es malo, a mi juicio, es que sobreviva lo que es malo. Y todas esas tienduchas las más de las veces no son otra cosa que la cueva de Alibabá. Te dan gato por liebre y cuando vas a reclamar te mandan al maestro armero.

En mi experiencia las más de esas tiendas estaban, y están las que quedan, prolongando su existencia gracias a la incapacidad para defenderse de los últimos jubilados iletrados. Esa pobre gente es pasto de toda clase de salteadores de caminos que les seducen con la promesa de facilitarles la vida. Pero eso se acaba. Ya quedan pocos de esos. Y la crisis económica está acelerando el proceso.

Yo, ahora, a veces, le compro la fruta y hortalizas a Coral que está, aquí, justo al lado de casa. Es una mujer amable pero a la que te descuidas te mete una pieza podrida entre las sanas. O sea, que lo hago por pereza. Porque un poco más allá está Mercadona donde todo es mucho mejor y más barato. Y, luego, no sólo eso: está el espectáculo. Porque Mercadona es un verdadero espectáculo permanente. El otro día lo apuntaba Arcadi Espada, que había ido a uno sólo para observar al personal. Es como la romería de la fascinación. Familias enteras entre ansiosas y maravilladas ante su casi inagotable poder adquisitivo.Y luego que al lado de Mercadona está AKI y KIABY y WORTEN y... bueno sí, MacDonald. El otro día me despaché una hamburguesa y prometí no acercarme mucho por allí porque me puedo quedar colgao.

Así es que, que nadie se apene por la dégringolade comercial en curso. Considérenlo una bendición. O la retirada de los atracadores si quieren. Porque además, las hay que resisten e incluso crecen. Porque saben estar en el siglo. Estar en el siglo o morir. Esa es la consigna.

Concluyendo, que me voy a comprar un carrito para ir a Mercadona. Lo tengo a un cuarto de hora de paseo.

3 comentarios:

  1. Yo tengo una bicicleta eléctrica y es una maravilla. No te tienes que preocupar de las cuestas y puedes ir al súper más alejado, ese que es más barato o que tiene la cerveza extranjera que no hay en otra parte. Dicen los economista que ejercemos mucha más influencia en la democracia con cómo nos gastamos el dinero diariamente que con nuestra elección de voto cada cuatro años. Hay que tener cuidado con ello.

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  2. Bueno, yo lo de la bicicleta eléctrica lo tenía pensado para cuando sea mayor. De momento me defiendo con la de motor de alubias.

    Lo que dicen los economistas me parece de lo más sabio. Siempre he pensado que hay consumos y consumos. Si, por ejemplo, la gente consumiese clases particulares de lo que fuese estoy convencido de que todo sería un poco mejor que con el consumo de raciones y cazuelitas, por poner un ejemplo.

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  3. Sí, más clases particulares, instrumentos de música, acuarelas, balones de fútbol y menos entradas para estadios, exposiciones y conciertos multitudinarios. Mucho más sano, dónde va a parar.

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