sábado, 18 de agosto de 2012

La cultura de los mosquitos




Si todos los ministros del ramo hiciesen igual que el nuestro, el Sr. José Manuel Soria, apañados estaríamos. Ha instado a sus compatriotas a que no hagan turismo fuera de nuestras fronteras porque, argumenta, por ahí es todo más feo, más sucio y, lo que es peor, suele estar lleno de mosquitos. 

Me ha recordado mucho a cuando estaba en Cataluña, no en Barcelona sino en la interior, por la parte de la Segarra, que había una enfebrecida campaña entre la ciudadanía para que se consumiesen sólo productos catalanes. Y en los supermercados había secciones en las que todas las estanterías eran de productos catalanes y si te desviabas de ellas como que eras mal mirado. Era patriotismo en estado puro, es decir, con miopía mórbida, porque si de algo viven los catalanes es de vender productos alimenticios al resto de España. Solo tienen que darse ustedes un vuelta por un supermercado de, por poner un ejemplo, El Barco de Valdeorras, y mirar las etiquetas de lo que allí se vende. Más de la mitad, seguro, viene de las fábricas de Cataluña. Entonces, ¿qué sería de la industria catalana si todas las regiones de España imitasen a Cataluña en la cosa del patriotismo alimentario? 

Sí, lo del Sr. Soria es de miopía mórbida. Y de inteligencia gallinácea. Demagogia para bar de barrio bajo o hermandad de antiguos legionarios. Lugares, en fin, donde la gente los tiene tan bien puestos que no necesita hacer nada especial para subir la autoestima. 

Porque ahí está el punto, y quid de toda cuestión, que en estos tiempos vulgares, ociosos y de enajenante uniformidad la autoestima del respetable, así, a palo seco, suele estar por los suelos. O, por decirlo al modo clásico, cuando se miran en el estanque para nada acaban convertidos en Narcisos. 

Y así fue que, pensando en estos problemas, unos sabios ingleses de los principios del XX descubrieron el gigantesco poder terapéutico que a efectos de autoestima tiene la distancia. De hecho, parangonando a Newton y su ley de la gravedad, sentenciaron que el aumento de la autoestima era directamente proporcional al cuadrado de la distancia recorrida entre el lugar de residencia habitual y la lejanía alcanzada, aplicando, eso sí, una constante correctora en función de la naturaleza no sólo del tamaño de los mosquitos de la zona sino también de los extraños procedimientos que los naturales del lugar emplean para defenderse de sus picaduras. Las cuestiones culturales en definitiva que es lo que al personal más le mola. 

Así que la campaña personal del Sr. Soria no creo que sea ni inteligente ni efectiva ni nada de nada. Parecerá que le han hecho caso aquellos a los que ahorca la fuerza de su precariedad. Pero el resto, cuando más lejos mejor, porque hasta el más iletrado sabe que nada como conocer "nuevas y extrañas culturas" para restaurarse y volver a casa como nuevo.

Y es que reconocerán conmigo que donde esté "la cosa de la cultura", que se quite todo lo demás. Y el Sr. Ministro sin enterarse. 



2 comentarios:

  1. Lo dijo muy bien en uno muy listo de por allí: "Los catalanes hacemos muchos más calzoncillos que culos tenemos".

    Lo de la distancia y la autoestima fíjate tú que ya lo descubrieron los antiguos: por eso Herodoto y Tácito tuvieron tanto éxito. Pero me imagino que el ministro anda muy ocupado para leer cosas de antiguos.

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  2. Sí, supongo que tanto anem per feina da para muchos calzoncillos.

    A Tácito lo he leído poco. Heródoto siempre me fascinó, sin duda fue el mejor libro de relatos cortos y aventuras hasta que apareció La verdadera historia de la conquista de la Nueva España de Bernal Díez del Castillo. Todo lo que vino luego parece ya cosa de aficionados o, si quieres, de turistas.

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