martes, 25 de octubre de 2011

Ensayo de resiliencia

Hay una palabra que los españoles apenas usamos si no es cuando se está hablando de las propiedades de los materiales. Concretamente en lo que hace a la elasticidad. Creo que es así: si tu agarras un material cualquiera y lo sometes a una fuerza que lo estira, pueden ocurrir dos cosas, que al cesar la fuerza que le estira vuelva a su posición inicial o que se quede estirado para siempre. En el primer caso se dice que es un material resiliente, en el segundo que no tiene resiliencia.

Bien, pues, en otros idiomas, esa palabra en principio aplicada a una propiedad de los materiales, es muy usada para describir cuestiones que tienen que ver con los comportamientos sociales a través del tiempo. Por ejemplo, una costumbre cambia en una determinada dirección porque hay una fuerza que empuja en tal sentido. Pasa un tiempo y esa costumbre parece ya asentada. Tan asentada, diríamos, que es consustancial a lo que se denomina cultura. Y, entonces, de pronto, por lo que sea, esa fuerza que empujaba se extingue y, automáticamente, se vuelve a las andadas, a lo que había anterior a esa costumbre que creíamos ya inmutable. ¿Adiós cultura? No, ni mucho menos. Nos hemos ido a una cultura mucho más originaria y por tanto mucho más culta. Al menos ese es el concepto de cultura que parece predominar desde  que Zapatero inventó la Alianza de las Civilizaciones. ¡Pobre Hamlet! Él que creía que había mas honor en romper las tradiciones que en conservarlas.

Les cuento estas bobadas porque ayer me pegué una sesión intensiva de "sillonball". Es decir, una sabia combinación de sillón ikea con satelite ASTRA. Y así fue que pude observar con detenimiento desde muy diversos ángulos hasta qué punto es resiliente la sociedad libia. Las reformas modernizadoras conseguidas por cuarenta años de presión  gadafista se han esfumado en un tris tras con la sola ayuda de unos cuantos pepinazos que podríamos calificar de otánicos.

A partir de ahora, Dios mediante, las mujeres en Libia volverán al sitio del que al parecer nunca debieran haber salido. Y las manos de los chorizos irán  a parar a los cubos de la basura que para eso están. Y un sin fin más de sabias medidas que jamás debieran haber sido abandonadas por mor de una sociedad más justa y honorable.

En fin, no es por nada, pero creo que más vale que vayan interiorizando el concepto porque viene pegando muy fuerte. Y eso que los "troncholaris" todavía no le han adoptado. Pero ya verán, en cuatro días se olvidan de "escenario" y "relato" y empiezan con resiliencia para aquí, resiliencia para allá, y ya les tenemos calmaos para una temporada.

3 comentarios:

  1. Con perdón, pero cualquier enteradillo en las ciencias o artes de la psicología-psiquiatría conoce el término de resiliencia, se define como la capacidad de sobreponerse a períodos de dolor. Sin embargo la cualidad aplicada a los materiales quizás solo la conozcan los que tengan en su haber algunos conceptos de física.
    Tal como lo cuenta el futuro de Libia parece penoso, tantos muertos para nada, espero que se equivoque. En cuanto la alusión a los vascos no entiendo lo que usted quiere transmitir.

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  2. Ya, Anonimo, los enteradillos sí, pero el común de los mortales me temo que no. De hecho el Diccionario de la Real Academia lo introduce como artículo nuevo en su vigésima tercera edición.

    Lo de los troncholaris es por lo que les gusta repetir todos al unísono una palabra cuando le cogen el gusto. Hasta hace poco reinaba "escenario". Les servía lo mismo para un roto que para un descosido. Hoy creo que ya la tienen de retirada y toma fuerza "relato". Los de ETA, por lo visto, necesitan que les dejemos tener un "Relato" para poder dejar las armas. Cosas así. Si les diese por resiliencia en cuatro días la convertían en la reina del discurso. Porque los troncholaris, hay que reconocer, tienen una resiliencia de aquí te espero para volver a las andadas.

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  3. Ya ves: toca refrescar el vocabulario, con este barbarismo y con otras palabrejas que se ven mucho últimamente: procrastinar, proactivo, serendipia... JP.

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