miércoles, 5 de octubre de 2011

Becerril de Campos

Nos recrimina Juan Pablo a Jacobo y a mí, que veamos tanta televisión. Creo que no le falta razón y sólo se me ocurre argumentar en nuestro descargo nuestra condición de singles. Coges, agarras, colocas algo sobre la bandeja y automáticamente te pones delante del televisor en un intento desesperado de distraer la aburrida ingestión de alimentos. Porque es que comer sólo suele ser más triste incluso que el hacerlo en malas compañías. A D. G. el mundo está lleno de restaurantes económicos con espectáculo incluido. Ayer, sin ir más lejos, paré en "El Ratón" de Paredes de Nava. Estaba vacío cuando entré. No llevaba sentado ni dos minutos cuando entró un tipo pequeñito, El Ratón seguramente, y encendió el televisor. Entonces empezaron a entrar clientes. Obreros con chalecos reflectantes, mayormente. Y en la tele hablaban y no paraban de la boda de la duquesa. Allí estaban, sin esconder su ufanía, "Luchino y Visconti", los prestigiosos diseñadores sevillanos que al parecer  están ejerciendo de maestros de ceremonias de todo aquel circo. Bueno, no hubo comensal que no tuviese algo que decir al respecto. Comentarios de pueblo llano.

Salí de allí satisfecho a la busca de una "adecuación" en la que poder echar una siestecilla. La encontré en unas magníficas instalaciones deportivas que estaban abiertas y desiertas. Puse el jersey de almohada y me tumbé en un banco al que daba sombra un tilo. Nadie me molestó en el rato largo que allí estuve. Apunté el dato y salí en busca de la carretera de Palencia. Estaba allí al lado. Aunque el sol estaba alto corría una brisilla del norte que hacía muy agradable el pedaleo. A la salida de Paredes me llamó la atención la enorme extensión de terreno urbanizado, con sus aceras y farolas, con pretensiones por lo visto de polígono industrial. Bueno, así lo atestiguaban dos cartelones, uno al lado del otro, de carácter institucional. GESTURCAL, una empresa de gestión del territorio de la comunidad castellano-leonesa. Bien, por qué dos carteles iguales y juntos, me pregunté. Han debido de costar un pastón, pensé. Y, evidentemente, no han servido para nada porque la maleza ya señorea el territorio. Dentro de un año sólo se verán las puntas de las farolas. En fin, debe ser por la crisis que nos fijamos en estas cosas.

No tardé en llegar a Becerril. Hay allí, junto a la carretera que bordea el pueblo, un humilladero y un abrevadero  con dos caños por donde mana el agua con fuerza. Paré a repostar y de paso eché una ojeada a las hermosas truchas que zanganean por el estanque del abrevadero. Bueno, pensé, o algo ha cambiado en este país o los de Becerril son muy educados, porque estas truchas... El caso es que por la mañana, durante el viaje de ida, había hecho un alto en el pueblo para quedar maravillado con lo visto. Aparte de las gigantescas y lujosas iglesias que son moneda corriente por toda la Tierra de Campos, en el  centro de Becerril hay un edificio modernista que fue construido hace más de cien años con el fin de albergar todas las instituciones oficiales del pueblo. Y sigue sirviendo para lo que fue concebido salvo lo de las escuelas. Y cosa curiosa, encima de cada ventana hay un escudo con leyenda que es incitación a ser como Dios manda. Les doy un ejemplo: "El ocio lleva al vicio. Y éste lleva al precipicio". En fin, aquí les dejo unas fotos para que se hagan una idea.

Luego, Villaumbrales, donde se bifurca el Canal de Castilla. Allí vegetaba muerto de risa el barquito para turistas que no acaban de llegar. Igual que "El Marqués de la Enseñada" que se pudre en el muelle de Herrera. Se ve que los políticos no arriesgan de sus bolsillos en éstas fantasiosas empresas.

Y Grijota, un canto a la burbuja que nos corroe. Con su golf y todo. Un golf en el desierto. ¡Agua va!

Por fin, Palencia. Ya tenía ganas de llegar.

3 comentarios:

  1. Lo cierto es que yo sólo veo la tele las temporadas que paso en casa de mi mujer; es verdad que comer solo en silencio es un poco agobiante; escucho la radio, a Federico, obviamente...

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  2. Excusas: apagad la tele y poned en su lugar http://www.radioparadise.com Cualquier otra banda sonora a la hora de la comida amarga el carácter y avinagra el espíritu.

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  3. Seguiré los consejos. Aunque tengo que confesar que estoy a punto de instalar la parabólica para pillar el ASTRA. Ver a las chicas de France 24 siempre es estimulante.

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