viernes, 21 de octubre de 2011

Déjame entrar

Desde que Nacho me la recomendó vivamente no he dejado de mirar por aquí y por allá para ver si la encontraba. En las bibliotecas públicas, ni rastro. En las tiendas del centro, menos. Al final, como a casi todo lo imposible, lo encontré en El Corte Inglés. Está mejor la novela, me dijo la dependienta. Ya, pero a mí me han recomendado la película, le contesté. Bueno es que la película se adapta muy bien al texto, prosiguió ella. Me sorprendió que hubiese una dependienta en El Corte Inglés tan puesta en el tema. Y más, siendo domingo por la tarde. En fin, que no es extraño que todas esas pequeñas librerías que tanto gustan a los románticos revenidos se vayan al garete una tras otra sin pena ni gloria.

Hay tres filones que el cine no se cansa de explotar. Los vampiros, la mafia, y los nazis que, si no ando equivocado, viene a ser una mezcla de los dos anteriores.

Los que me conocen lo saben: siempre he estado muy interesado por el tema de los vampiros. Y no por nada sino porque un día, quizá tras leer a Stoker, me dí cuenta de que andaban por todas las partes. Y más aún, mi interés se acrecentó desde el momento en el que caí en la cuenta de que a nada que te descuides acabas convertido en uno de ellos. Porque es una tendencia natural que tenemos todos los humanos. Cuando, por lo que sea, las fuerzas nos flaquean, corremos a chupárselas a los que más a mano tenemos.

Poco más puedo decir de la película como no sea que su factura es tan perfecta que tardas unas cuantas horas en reponerte después de verla. La inocencia y la maldad cuando van de la mano dan para mucho. Y hay un detalle en la película que aparece de repente, como el que no quiere cosa. Como sin venir a cuento. Moralina si quieren. Pero, claro, a qué engañarse, es el resumen de todo. ¿Sabes dónde están tus hijos a partir de las diez de la noche? Bueno, uno ha sido padre. Y por así decirlo, mal padre a carta cabal. Sesentayochero. Insensato. Nunca supe en donde estaban mis hijas a partir de las diez de la noche. En fin, ¡ay!, espero que los padres que han visto esta película sepan a qué atenerse.

10 comentarios:

  1. Pues no sé qué decirte: cada día pienso más que el estilo gitano de educación es el más adecuado. Dejarlos a su aire y tal. Cuando me enteré de que iba a ser padre leí un mogollòn de libros sobre el tema. El que más me gustó fue uno que después de un mogollón de páginas terminaba diciendo algo así: "Ahora que ya ha leído esto, relájese. Probablemente hay poco que pueda hacer usted ya por cambiar la educación de su hijo. Si usted es una persona educada, si lee libros o hace música, su hijo, por mímesis, también será así. Si no, pues poco puede hacer." Me convenció del todo.

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  2. Se me olvidaba. También por cosa de mi curro he leído un poco sobre teoría de enseñanza, de idiomas, en particular. Hay una profesora de Oxford que dice que hay una correlación clara entre el resultado de los estudiantes y la espectativa del profesor, o sea, que, con el mismo grupo de estudiantes, si el profesor está convencido de que son unos zoquetes, obtendrán peores resultados que si piensa que son brillantes. En fin, que sea como sea y habida cuenta de que en el fondo son muy pocas las variables que controlamos lo mejor es, en la medida de lo posible, intentar que los críos sean lo más felices que se pueda. Y eso no quiere decir, como tú sabes, que les soportemos todos los caprichos, sino sencillamente que les transmitamos esa única verdad que tiene la vida: que sólo merece la pena vivirse con esfuerzo y disciplina (eso que decía Sancho del vencedor de sí mismo). Porque si no, menudo coñazo.

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  3. La verdad es que es una historia de amor....me alegro de que la hayas visto..es tremenda..Pero es verdád ,se te queda un cuerpo qu paqué...

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  4. Estoy de acuerdo, Jacobo. Pero reconoceras conmigo que un poco de vigilancia nocturna nunca estará de más. Por lo de los vampiros sobre todo.

    Desde luego, Nacho, que es una historia de amor, pero también de masacre. Y de ahí el cuerpo que te deja.

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  5. de verdad, es muy dura..o me estoy haciendo viejo

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  6. Ay los vampiros. Decía mi abuelo que la noch era para los lobos y la gente de mal vivir. Yo más o menos deje de salir a eso de los veintipocos no lo he vuelto a hacer.No veo qué se pueda hacer de divertido fuera de tu casa a esas horas. Si yo fuera un dictador decretarí a el toque de queda al anochecer. Afortunadamente no lo soy. En cualquier caso mi experiencia es que me dejo de interesar la noche cuando mis padres dejaron de prohibirmela. Posiblemente un apaís verdaderamente vivible seria aquel que no necesitarq comerciar con la salud de sus jovenes para estimular la economia.

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  7. Seguramente tienes razón. El gran problema que tenemos es que hay demasiadas personas viviendo del desmadre nocturno. Y luego ese halo romántico que le viene de lejos a la vida nocturna. Como si por la noche todos se volviesen poetas. Cuando en realidad sólo se vuelven borrachos. En cualquier caso, para mí el trasnochar tiene como principal contrapartida el no poder madrugar. El día que no madrugo ando el doble de zombi de lo que me es normal.

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  8. No te haces viejo, Nacho, aunque tampoco estaría de más, que, como dijo un sabio, llegar a viejo siendo joven es el colmo de los colmos. La película es dura. Es medicina manu militari. Obliga a pensar a lo bestia. Lo difícil que se pone a veces encontrar una gasolinera.

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  9. madrugador yo he sido siempre,queirdo Pedro
    con un padre militar y el internado en los Maristas no me quedó otro remedio.Ahora disfruto de las ensenazas "manu militari" de los -casi todos-buenos padres y de los madrugones que me pego,para desgracia de mi novia.

    Si no oso importa, a tí a y Santi,me gustaría meteros en el relato,que opinais?

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  10. Por mi parte, Nacho, no hay inconveniente, pero, ojo, porque si no me gusto, me vengo.

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