viernes, 16 de septiembre de 2011

Gonzo

Empiezo a estar hasta el gorro de tener que estar en casa. Desde luego que podría ser peor, pero eso, como todo el mundo sabe, sirve de poco consuelo. Porque los otros tengan cáncer a mí no va a dejar de hacerme sufrir la gripe, que dijo el filósofo. Y, como les dije, no es gripe lo que tengo sino algún tipo de desarreglo en el talón que hace que me duela toda la pierna cuando ando. Creo que está mejor porque ha bajado notablemente la hinchazón, pero está claro que no es el típico alifafe que dura dos días. ¡Y está uno tan mal acostumbrado!

Prisionero en una jaula, me las tengo que ingeniar para que no me dé por ponerme a hacer tonterías de las que luego se arrepiente uno. Porque si a las veinticuatro horas le quito las cinco o seis que duermo, me quedan todavía muchas para que sea fácil que por alguna de ellas se cuele el maldito aburrimiento. Porque, como dice Jünger en su "Tempestades de Acero": "Todavía peor era el aburrimiento: para el soldado es éste más enervante aún que la cercanía de la muerte."

Bueno, para ser verídico les diré que me he saltado un par de veces el encierro para llegarme hasta la próxima biblioteca, dos manzanas más allá. En la primera salida me agencié, aparte de la ya mencionada "Tempestades de acero", dos películas: "Gonzo: vida y hazañas del Dr. Hunter S. Thompson" y "Gomorra". En la segunda salida no tenía otra obsesión que devolver las películas y agarrar algo que me sirviese para desengrasar. Así es que he traído la tercera temporada completa de FRASIER


Como sabrá de sobra cualquiera que esté un poco puesto en la historia de aquellos maravillosos años, decir Hunter Thompson es decir "Miedo y asco en las Vegas". Pocas novelas se habrán escrito en el siglo XX que se le puedan igualar en la penetración psicológica de un estado de ánimo generalizado. El de una sociedad atravesada en todas las direcciones por las pulsiones suicidas que dieron al traste con "el sueño americano".  La guerra, las drogas, pero sobre todo Las Vegas.  Las Vegas, el gran monumento a la mentira. Y ahí están Thompson y su abogado samoano recreando ese ambiente de miedo y asco que, una vez contado, es lo que se dio en llamar periodismo gonzo.  En fin, les recomiendo su lectura si es que quieren pasar un rato que, a la vez que divertido, sea provechoso.

De "Gomorra" no digo nada. No llegué ni a la mitad. Es que, tengo que confesarlo, ya no aguanto una más de mafias. Ni tampoco de alemanes malos. Además, si de mafias hablamos, lo que vi de Gomorra me pareció cosa de aprendices al lado de una de favelas brasileñas que vi no hace mucho en ARTE.

Ahora que para gonzo, gonzo, lo que cuenta Jünger en "Tormentas de Acero". Es indudable que nunca hubo una guerra más literaria ni más cinematográfica que la Gran Guerra, también conocida por Primera Guerra Mundial. Un guerra de posiciones, como se dijo. Sin avanzar, sin retroceder, meses y meses. Y venga  torturar el medio en el que por fuerza tratan de sobrevivir unos tipos con mala suerte. Y lo que sería lo peor de todo para mí, cuando llega a la trinchera de primera linea la prensa diaria dando cuenta de que unos kilómetros más allá la gente va al teatro y al café como si no pasase nada. Todo es como un mal sueño muy real en el que solo se salva el escribidor. Impresionante.

Ya digo, hoy a régimen de FRASIER, porque si no no respondo.

8 comentarios:

  1. En uno de sus libros en los que cuenta episodios de su vida Feynman dice que Las Vegas era uno de sus lugares favoritos de vacaciones, que pasaba gran parte de sus asuetos por allí: la comida, el alojamiento, todo era barato, porque el verdadero negocio estaba en el juego: el dinero tras el que iban los empresarios de la ciudad no era sino el que se dejaba en las mesas de los casinos y en las máquinas tragaperras. El nunca jugaba, así que se pasaba el día tomando martinis, viendo los espectáculos y ligando con las chicas.

    Me imagino que Las Vegas habrá cambiado mucho desde aquellos tiempos, pero no estaría mal echarle un vistazo. O a lo mejor no.

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  2. Sí, desde luego, Jacobo, a Las Vegas es a uno de los pocos sitios a los que me gustaría ir, pero ya sabes... De todas formas, aunque no sea lo mismo, he vivido en Barcelona muy cerca de la Sagrada Familia que al decir de los expertos en arquitectura es lo más parecido que hay a un casino de Las Vegas. En fin, me contentaré con dar una vuelta por Benidorm que parece ser sigue a Las Vegas en el ranking mundial de ciudades pecadoras.

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  3. El fin natural de la Sagrada Familia es, como hacen ahora con las plazas de toros, reconvertirse en un espacio multiuso: los domingos lugar de culto y el resto de la semana macrodiscoteca, casino, club de alterne o las tres cosas (parece que hay espacio de sobra). Ya verás en cuanto empiece a bajar el flujo de turistas cómo así lo hacen.El negocio es el negocio. Entonces Benidorm no podrá competir y se hundirá entre sus ruinas. Al tiempo.

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  4. El flujo de turistas, esa es la cuestión. ¿Tu crees que algún día va a bajar eso? ¡Jo! Es que es la leche. Hoy día si no has estado en Petra no eres nadie. Y nadie quiere ser nadie. Luego todos a Petra. En camello o en lo que sea.
    En cualquier caso yo quiero ir a Benidorm antes de que se hunda entre sus ruinas. Siempre que tomo el talgo para Madrid resulta estar lleno de seniors que van para Benidorm con unos equipajes monumentales. No sé, pero presumo que desde allí podré escribir maravillosas entradas en este blog. En plan miedo y asco. En fin, algún día.

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  5. Cuando era estudiante pensé ir a Petra: luego vi la tercera película de Indiana Jones y me di cuenta de que la realidad nunca iba a ser tan bonita como la ficción y decidí no llevarme un disgusto.

    Lo mismo me pasó con Pompeya. Entonces no tenía dinero y ahora que lo tengo, creo que he desarrollado suficiente imaginación para poder pasear por allí con ayuda del Google Maps recreándola sin el incordio de los turistas.

    El turismo no creo que acabe. El otro día fui al otorrino. Calculé que el hombre se debe de pasar en la consulta ocho horas al día seis días a la semana. Debe de ser millonario. Los quince días de vacaciones tiene que convencerse de que merece la pena toda esa esclavitud y no encontrará otra mejor manera que gastárselo a modo y donde mejor se da aire al dinero es en el camino: Petras, safaris, orientes express y tal. Si se queda quieto en casa le daría por pensar y a lo mejor lo manda todo a paseo. Quita, quita.

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  6. curiosamente estoy al mismo tiempo que tú releyendo "lluvia de acero" ,que es como lo llaman los alemanes.Lo había lido hace muchos anos y ahora,hace unas semanas,cuando mentastea Jünger en uno de tus artículos,lo recordé y lo desempolvé .Lo tengo en Alemán,y es muy curioso por que emplea un lenguaje de aquellos anos que anora apenas existe en el alemán cotididiano.Muy muy bueno.en cuanto a gomorra,a m´si me gustó,tengo debilidad por la mafia ,y creoq eu gomorra es una película muy auténtica,hecha sin pretenciones.De las Vegas recuerdo con emoción "Casino",que toca el curioso trabajo conjunto de la mafia italiana con la hebrea.entiendo cuando dices que estás harto de las historias mafiosas,pero yo tengo debilidad por ellas..He seguido durante anos "los Soprano",y ha sido,desde "Yo Claudio",una de las mejores cosaa que he visto en televisión

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  7. Que suerte, Ignacio, poder leer a Jünger en alemán. Estoy colgado con su lectura. Parece imposible que hayan podido suceder esas cosas. Es como si el ser humano hubiese sobrepasado a la propia naturaleza en su capacidad de destrucción.
    Respecto a las películas de mafias de las que he visto casi todas, Sopranos incluidos, me pasa como con las películas de vampiros, zombis y esas cosas. Tienen un valor simbólico tan encubierto que el espectador raras veces cae en la cuenta de que es él retratado. Los árboles no dejan ver el bosque. Nadie se cree vampiro, ni zombi, ni, por supuesto, mafioso. Y sin embargo, en esta sociedad, sobre todo la sureña, si no perteneces a una mafia no te comes un rosco. No son mafias que necesiten matar, les basta con ningunear al disidente. Trabajes donde trabajes, hagas lo que hagas, necesitas el apoyo de una estructura de influencias para salir adelante. Ser hijo de tal o amigo de cual es más importante que saber chino. Esas son las verdaderas mafias que nadie persigue. Y nadie lleva al cine por poco vistosas, supongo.

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  8. pues entonces ,querido Pedro ,te voy diciendomis impresiones,lo he comenzado hace poco tiempo y la primera vez lo leí en espanol,asi que me resulta como un libro nuevo

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