lunes, 13 de junio de 2011

Indignado


Pues ahora resulta que el indignado soy yo. Menos mal que pasado mañana a estas horas ya tendré aquí, en casa, a los de las mudanzas empaquetando lo poco que me voy a llevar. Así que pienso que la indignación me va a durar poco.

Ni siquiera les voy a contar el motivo de mi indignación. Se lo puede imaginar cualquiera. El infierno son los otros. Y si los otros son españoles, doble infierno. Y si son españoles de pueblo, triple infierno. Y así podría seguir hasta el infinito. Porque la burricie es infinita.

Pero como en el fondo soy un romántico siempre acabo pensando que hay medicina. El antibiótico de toda infección del espíritu: escapar. 


Anoche vi una película divertida. "Mediterráneo". En los créditos finales había una dedicatoria: "a los que se pasan la vida escapando".

Los que pasamos la vida escapando solemos saber de sobra lo que son las drogas.

-Pourquoi vous droguez-vous?
-Cést un bien grand mot.
-Pourquoi consommez-vous ce produit toxique?
-Quête de plaisir fugace.
...
-Vous avez raison, cette drogue fait perdre la memoire, vivre intensément dans le present, et se sentir mal le lendemain. Cést la drogue des gens qui ne veulent ni se souvenir, ni espérer.
...
-Croyez-moi, un produit pareil ne pouvait que dominer le monde actuel: nous n´en sommes qu´au début de l´intoxication planétaire. 


Escapar es, para mí, la droga total. O, si quieren, la que mejor se adapta a mi patológica idiosincrasia. Una especie de "donjuanismo" con su "largo me lo fiáis" incluido. Espero que se me entienda. Así va uno tirando a la vez que procura no incubar pestilencia. La pestilencia de la queja que no cesa. O incubar la menos posible, lo que no es poco.  


Coda.-
-¿Por qué se droga?
-Suena muy fuerte esa palabra.
-¿Por qué consume ese producto tóxico?
-Porque busco el placer fugaz.
...
-Tiene usted razón, esta droga hace perder la memoria, vivir intensamente el presente, y sentirse mal el día siguiente. Es la droga de los que no quieren ni recordar, ni esperar.
...
-Créame, semejante producto no puede sino dominar el mundo actual: no estamos sino al comienzo de la intoxicación planetaria.


3 comentarios:

  1. Lo habré escrito aquí alguna vez, pero no estará mal repetirlo: "A lo más que puede aspirar una persona sensata es a que le dejen en paz". Lo leí en Twitter...

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  2. Circula por ahí un libro de un tal Pierre Bergounioux, "Una habitación en Holanda", en el que se relata la incasable búsqueda por parte de Descartes de soledad,silencio, recogimiento y un clima detestable por la cosa de que buen tiempo y filosofía es como el aceite y el agua. Y por eso fue que vivió en mil ciudades, porque, supongo, los vecinos no paraban de darle pol saco. En fin, me consuela saber que no soy el único adicto a las fugas... por culpa de las sonatas.

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  3. Pero hay que andarse con cuidado, ya sabes. Descartes acabó huyendo a la corte de Estocolmo donde la loca de la reina Cristina le obligaba a levantarse a las siete para darle lecciones, él que nunca lo había hecho antes del ángelus matutino. Se lo llevó una pulmonía. Moraleja, cambiar, siempre; pero nunca a un lugar donde se te hielen los huesos (o te los hiele la concurrencia). Y si eso te pasa, salir corriendo de nuevo lo antes posible.

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