sábado, 5 de marzo de 2011

Estamos en racha.







 "PROPUESTA DIDÁCTICA: EL CARNAVAL DESDE LA EDUCACIÓN EN VALORES EN EDUCACIÓN INFANTIL" 













Quiero decir que estamos en racha de buenas noticias. Ayer les daba una -las clases gratuitas que ofrece el MIT-y hoy les voy a dar otra de no menor calado. Se trata, ni más ni menos, de que en un colegio público de Santander no se han celebrado los carnavales. Inaudito, pero cierto. Ni un adorno, ni un disfraz, ni, ni siquiera una mención: la actividad académica se ha desarrollado con normalidad.

Ya, ya sé que me dirán que una golondrina no hace verano. De acuerdo, pero puede que le esté anunciando. Ya saben que cuando alguien da un paso al frente es muy fácil que tenga imitadores. Todos los que lo estaban deseando y no se atrevían. Así suelen empezar todas las cosas, las buenas y las malas, pero ésta puede ser buena. Incluso muy buena.

Bien, la verdad es que en ese mismo colegio que no celebra los carnavales hace cuatro días desperdiciaron uno para celebrar el "Día de la Paz". Perdida de clases, despilfarro de dinero, para que los niños socialicen.  Y luego vienen los profesores de igualdad y se los llevan al patio para que los niños jueguen a las muñecas y las niñas al furbo. En definitiva,  todo ello bullshit socialdemócrata. O sea, que queda mucho más fino decir socializar que suena a cosa socialista que decir relacionarse que es cosa de pijos de la derecha. Aunque todo hay que decirlo, socialdemócratas los hay por todas las partes y de todas las tendencias. Es como una peste. Una peste que si hay colectivo al que tenga cogido por lo más sensible es el de la enseñanza pública. Hasta tal punto que no hace mucho decir maestro y decir progre era mismo. Pero nada es eterno y todo lo que vuela acaba por aterrizar.

La socialdemocracia, ese coctel ideológico que mezcla en proporciones inciertas la nostalgia del socialismo real con el liberalismo de mala gana. Es decir, dinamita para la inteligencia. Y en la práctica, populismo barato. Populismo barato que tiene las consecuencias de todos conocidas: los hijos de los pobres aprenden a socializar en los colegios públicos y los hijos de los ricos aprenden matemáticas en los privados. Y el que a lo suyo se parece, honra merece. Y todo sigue igual, los hijos de los que mandan seguirán mandando y los hijos de los que obedecen seguirán obedeciendo.

Y por tal es que les digo que es muy buena noticia que en un colegio público hayan dejado de socializar para dedicarse a enseñar matemáticas.

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