viernes, 21 de enero de 2011

Me estoy divirtiendo


Il Cavaliere ha dicho a sus detractores que él no se va porque se está divirtiendo. Y yo, desde luego, me lo creo. No hay más que ver las fotos para tener la "evidencia" de tal aseveración. Y eso que sólo vemos las fotos que le hacen cuando está trabajando. Si por un casual viésemos las que le podrían hacer cuando se relaja como dicen las malas lenguas que se relaja, ya, ni te digo, la evidencia entonces pasaría a ser artículo de fe. Se divierte y de lo lindo.

Es curioso, un pueblo como el italiano, con un buen sistema educativo al decir de los entendidos, con una historia sobresaliente en tantos aspectos, con logros ligados a la inteligencia como pocos, y van y no se cansan de elegir para que les gobierne a un tipo así. Un tipo deleznable al decir de sus adversarios políticos. Mafioso, corruptor de menores, prevaricador, y yo qué sé cuantas deshonestidades más adornando su curriculum vitae. ¿Será verdad todo eso o, sencillamente, envidiosa maledicencia?

Cuesta creer una cosa y su contraria. Aunque las pruebas de su infatigable libertinaje parecen abrumadoras. Ni sus más ardientes defensores tratan de ocultarlo. Al revés, lo airean como si fuese una más de sus excelsas cualidades. Escribía el otro día el periodista Sostres en su blog del diario El Mundo:

"Silvio está hecho un machote y funciona. ¡Buga-buga! Por su sentido del humor me atrevo a aventurar que con muchas de estas chicas ha practicado sexo anal, el sexo anal como algo redentor, como una lección fundamental. ¡Pam! Especialmente con las más jóvenes y todavía por casar. Siempre por detrás, en pro del matrimonio íntegro."

En fin, en esas estamos. Y el caso es que he visto opinar sobre el susodicho en televisiones de las consideradas como serias -BBC, France 24- a los ciudadanos de a pie, a los que van a sus cosas: "Silvio es un señor que sabe resolver los problemas", dice la mayoría de los interpelados. Por eso, ¿verdad o leyenda?, supongo, será que le votan.

Un verdadero enigma para algunos, es, sin embargo, un libro abierto para otros. Síntoma donde los haya de la decadencia galopante del sistema de valores amparado por la ideología capitalista, dicen los unos. Ejemplo de vitalidad y eficacia, dicen los otros.

Y mientras tanto, él sigue divirtiéndose. En este caso comprando las cadenas televisivas que se arruinaron de tanto dedicarse a criticarle. Aviso para navegantes.

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