jueves, 4 de agosto de 2011

Nos están rodeando

Nos están rodeando y parece que la cosa no tiene fin. Desde luego que no soy uno de esos indignados a los que, por fin, parece que la policía ha puesto la proa. Tampoco creo pertenecer a esa casta de resignados que todo lo fía al tiempo que pasa para ver como las aguas vuelven a su cauce. No, nada eso, lo único que pretendo es seguir siendo un tipo que puede elegir sin tener que pagar por ello un precio que me amargue la elección.

Y esa es la cuestión, que el cerco se estrecha. Y el precio sube. De acomodados vamos a justos. Y de justos, supongo, a estrechos. Normal por otra parte, pasión de señorito.

La historia es como sigue. De pronto, hace ya no sé cuanto, voy y descubro una cosa que se llama internet. Bien, no sale gratis, pero merece la pena. Un ordenador, una cuota mensual... nada que uno no se pueda permitir. Y tienes los periódicos gratis todas las mañanas. Y el correo. Y las clases del MIT. Y todas las enciclopedias y diccionarios. Y yo qué sé cuantas cosas más que, según va surgiendo la necesidad, te vas enterando de que ahí están al alcance de un clip.

Y entonces, cuando más feliz estás, vas y empiezas a oír voces discordantes. Esto no se puede mantener, la creación hay que pagarla, los servicios hay que pagarlos. Y clikas en El País y hay que pagar por lo bueno. Y clikas en El Mundo y hay que pagar por lo bueno. Y, lo que faltaba para el duro, ahora es ABC el que empieza a cobrar por leer a los únicos que merece la pena leer: a Juaristi, Fuentes Velarde y alguna Tercera. Domage.

Yo lo comprendo, porque cada uno hace con lo suyo lo que le parece que es mejor para él, pero a mí me están estrechando el cerco. Y me pregunto, ¿cuánto van a tardar en empezar a cobrarme los del MIT?

Bueno, me apuntaba el otro día Jacobo que lo más importante para sostener una democracia es que la gente sepa gastar el dinero. El asunto ese, tan despreciable por lo demás desde la perspectiva señoritil, de la relación precio/calidad. Busca, compara y compra. Porque un señorito, por definición, ni busca ni compara, se limita a comprar lo que se le antoja y punto. Sin embargo, ay, no nos va a quedar más remedio que apearnos del burro. Si nos siguen restringiendo, habrá que buscar otra opción. Porque haberlas, hailas. Y, a lo mejor, hasta tienen su encanto. A cinco minutos de casa tengo la biblioteca municipal. Periódicos gratis. Wiffi gratis. Y toda una caterva de usuarios para intercambiar opiniones.

En fin, aunque sea arrastrándose hay que intentar escapar del cerco. Porque, la otra opción, ganar más dinero, me la impide mi religión y me la tiene prohibida el médico.  

2 comentarios:

  1. Me estabas preocupando cuando te leía, pero tú mismo te has dado la solución. Yo pensé -tonto de mí- algo por el estilo hace unos diez años cuando pretendieron cobrarnos por El País. Al final lo volvieron a dar por el precio que vale: gratis. Si al final, como tú me enseñaste hace ya unos años, la diferencia que hace a nuestras vidas el leer o no esos papeles es casi inexistente.

    Si nos hacen pagar por el ABC y tal, pues allá ellos: tenemos a todos los clásicos gratis, hasta en grabación en la página de Librivox. Lo mismo la música. ¿Que nos hacen pagar por el MIT? Pues pagamos. Total no va a ser tanto y eso sí que merece la pena. Pero, la verdad, no creo que lo hagan. Ahí estan Harvard, Standford, el resto de las universidades. Libre mercado se llama. No creo que se junten en plan monopolio para cobrar. Pero sobretodo es que en el fondo para el MIT es mucho más rentable el no cobrar: ya lo saca en réditos mostrando por el mundo que es uno de los centros fundamentales del saber. Antes se sabía de oídas. Ahora es algo presente y palmario. No creo que hayan hecho mejor campaña de publicidad en su vida.

    No te preocupes. Harry Potter, Piratas del Caribe, Lady Gaga, habrá que pagarlo. Lo que merece la pena parece que, de momento y que por muchos años, será gratis. El secreto: se paga con el esfuerzo y eso estará siempre al alcance solo de una minoría.

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  2. Sí, la verdad, casi es de agradecer que cobren. Así no caemos en la tentación de perder el tiempo leyéndolos. Además, hay por ahí cientos de blogs con opinión mucho más libre.

    Y lo que merece la pena, como dices, sólo está al alcance de una minoría, o sea, que para qué cobrarlo si no van a sacar cuatro duros. Los del MIT, por cierto, se limitan a sugerir una donación. ¿Cuánto crees tú que sería lo apropiado? A mí lo de las donaciones siempre me recuerda al chiste del día de la banderita. Ya sabes, aquel que era tan agarrado que, para ir a cobrar una herencia a América, decide hacer la travesía a nado por parecerle todas las demás opciones demasiado caras. Incluso lo que le iba a cobrar un amigo por llevarle en un bote a remo. Total, que ya llegaba el tipo a New York y había millones de personas esperándole en el puerto para festejar su hazaña. Entonces el tipo vio toda aquella multitud y dijo: Leches, el día de la banderita, me vuelvo para casa.

    Bueno, a lo mejor no se entiende si no se es lo suficientemente viejo como para saber lo que es, o era, el día de la banderita.

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