Bueno, en Zamora están con la cosa esa de las noches culturales del verano. Ya saben, los munícipes repartiendo la pasta que no tienen entre sus amigos artistas. Políticos y artistas, la mezcla que forma una pócima mortal de necesidad. Así que, después de una reparadora siesta y unas horas de asueto literario, caído ya el sol, nos echamos a la calle. Cenamos algo en la terraza del Dolfos y luego compramos unos helados en La Valenciana. Y a dar una vuelta. Vimos que el plaza Viriato había un concierto de jazz. Esperamos un rato a ver en qué consistía. Bueno, iluminaron la plaza, así, en rojo, como queriendo ser original y luego una voz engolada dijo: las ciudades de la luz.Llenamos nuestras plazas con luz. O cosa por el estilo que sonó a insoportable. Por lo menos a mí, porque a todas aquellas señoras engalanadas, perfumadas y enjoyadas que había por allí no creo. Luego empezó el jazz a un volumen ensordecedor. Ya se sabe, cuando no hay calidad se sube el volumen y santas pascuas. Cuando llegó el solo de guitarra fue un verdadero desastre. El tipo aquel no hacía más que salirse de tono y de compás y eso que era una pieza de Coltrane superconocida. La gente le aplaudió a rabiar cuando terminó y yo no pude resistir más y le dije a María que por qué no nos íbamos con la música a otra parte. Por lo demás, había en Zamora una concentración de jóvenes católicos que habían puesto unos altavoces atronadores en la Plaza de la Catedral donde sonaban pasodobles. Claro, los jóvenes católicos en vez de bailar a lo agarrado lo hacían como al corro de la patata, con mucha alegría y tal.
Total, que está mañana no había forma de arrancar. No por nosotros que estábamos preparados desde primera hora, no, ha sido la dueña del hotel Saguayés que se ha enrollado con los temas de actualidad. O sea, lo que choricean los políticos y todo eso. Y luego, las noches culturales y demás que la traen a mal traer. Hasta las cuatro de la mañana música de vuelta ciclista a toda pastilla debajo de su ventana. Y, luego, el ayuntamiento que ha sido el que ha comprado el Restaurante España. ¿Para qué? Pues muy sencillo, para darle a su propietario, amigo del alcalde, el doble de lo que le hubiese dado un inversor privado. Pero a ella, en cualquier caso, el cierre del España le ha venido bien, porque se ha beneficiado del trasvase de clientes, incluido los del clero. O sea que ya saben, si se pasan por Zamora vayan a comer al restaurante Saguayés.
Ya, habiendo dejado perfectamente desahogada a la dueña del Saguayes, nos hemos puesto en marcha cuando todavía el aire conservaba el frescor del primer día. Paisaje de Tierra de Campos en estado puro. Las extensiones a perte de vue de maizales se han convertido pronto en las ligeramente onduladas llanuras cerealeras. Y siempre, que no falten, las ringleras de gigantones que desde las centrales de Los Arribes llevan la electricidad al resto de España. Al pasar por Aspariegos había una gran multitud a la puerta del tanatorio. Nuestra presencia les ha distraído un rato de sus aprehensiones e incluso ha habido un viejo que ha debido hacer un chiste muy celebrado a nuestra costa.
En Castronuevo hemos parado a tomar café y ya, de paso, nos hemos puesto a escuchar a una cuenta cuentos que entretenía a los niños en la plaza. A mí me ha parecido que lo hacía bien, pero María me ha dicho: cada uno entiende de lo suyo. Hacía referencia a lo del jazz de anoche que yo dije que era una mierda y a ella no le parecía mal. Luego me ha explicado y sí, me ha convencido, el discurso de la tipa era de un doctrinarismo moralista insoportable e imposible de comprender por los niños. En fin, que hay que tener cuidado con lo que uno opina de lo que no entiende. Y más cuando se mete por medio todo ese marxoecolocristianismo que todo lo infecta sin que haya modo de encontrar vacuna para atajarlo.
Pronto hemos llegado a Villalpando. Como todo el mundo sabe a Villalpando le puso en el mapa Camilo José Cela cuando escribió su celebérrimo "Diccionario Secreto". Fue allí donde apuntó: "los cojones del cura de Villalpando los llevan cuatro bueyes y van sudando." De entonces para acá todo el mundo sabe dónde está Villalpando y a qué debe atenerse si se acerca al lugar. Y, precisamente hoy, de cojones va la cosa, porque están de fiestas y han enarenado la plaza Mayor y puesto rejas por todas las calles para que no se desmanden los toros que corren detrás de los mozos que andan sobrados de cojones.
Así que en previsión de males evitables hemos dejado el downtown de Villalpando y hemos venido a un hostal de carretera que hay a las afueras del pueblo donde ahora descansamos de calores y pasamos el rato con livianos quehaceres. Luego, cuando caiga la noche, iremos a dar una vuelta y comprobaremos si es que es verdad que los bueyes van sudando.
La foto con el casco vale un Potosí. Es casi igual que el que me obligó mi hijo a comprarme. Cuando cumplió seis años y le regalé una bicicleta le hice prometerme que siempre se lo pondría y el me respondió con los mismos argumentos que yo le daba: "Sólo si te lo pones tú." Eso sí, veo que tú eres más tolerante que él porque no le has dado la barrilla a María para que lo lleve...
ResponderEliminarMuy bueno,Pedro.Inspiradísimo,corto,penetrante.
ResponderEliminarLo de los políticos y artistas lo conocemos muy bién Santi y yo,cuando montábamos los conciertos en las fiestas de Salamanca....Los favores,prebendas,amistades para figurar...Un vicio muy espanol,como la tortilla de patata y l bota de vino.En aquella época,los políticos socialistas de jesús Málaga ,por salir en los papeles,hasta se dejaban fotografiar con la Jurado,que en paz descanse
Fíjate, Nacho, que era una de las partes negras de mi vida que se me habían borrado completamente del disco duro: aquella época en la que trabajábamos de machacas para el ayuntamiento montando istalaches para grupos roqueros los más. Algunas actuaciones se celebraban en el Patio Chico de la Catedral: una absoluta gilipollez teniendo en cuenta la pobre acústica, las molestias a los vecinos y la ocupación durante dos meses de ese lugar tan agradable para estar, mirar las estrellas o el horizonte al atardecer, algo mucho más interesante y necesario que cualquier chorrada seudoartística a la que contribuyéramos a perpetrar.
ResponderEliminarY es que no sólo son los "creadores" los que deben prebendas a los políticos, sino también los conductores de camión, los de catering y, por supuesto, los pobres machacas, como nosotros, que cobraban cuatro duros por cargar y descargar toda aquella quincalla.
El ayuntamiento en los ochenta se gastaba verdaderas fortunas en actividades callejeras y yo estaba convencido de que aquello fomentaba la cultura. Mientras las bibliotecas estaban casi vacías de libros pero no de gente, para la que apenas había espacio: sólo te permitían llevarte un libro cada quince días y cosas por el estilo.
Aquel pan y circo era cultura en la misma medida en la que lo es la divulgación científica: entretenimiento para mentes débiles y espíritus infantiles. Qué ridículo todo aquello. Lo peor es que en eso seguimos...
Pues la verdad, Santi, es que no suelo llevar casco, pero en esta ocasión he optado por no hacerme el chulo. Es que he hecho en mis tiempos guardias de urgencias y se veían no pocas catástrofes que se podían haber evitado siguiendo el reglamento. Aunque también es verdad que si está de Dios...
ResponderEliminarLo de los artístas haciendo el caldo gordo a los políticos me parece vomitivo. Estos políticos, todos, sin excepción, socialdemócratas, que lo que sobre todo quieren es organizar el tiempo libre del personal. En aquellos tiempos tan denostados cuando venía el tiempo de la fiestas los mozos del pueblo se organizaban en comisión y montaban los espectáculos que se podían pagar con el dinero que recogían por las casas y negocios. El otro día pude comprobar que en Miranda de Douro se sigue haciendo así. En fin, me parece odioso que los políticos organicen el ocio de la gente y lo debiéramos de denunciar continuamente. El que quiera espectáculo que se lo pague. Y si no puede pagárselo, que se la machaque.
Es que los políticos están para que la biblioteca municipal aspire a ser la mejor del país, para que las escuelas sean de calidad y para asegurar que la gente pueda dormir por la noche porque al día siguiente hay que trabajar.
ResponderEliminarRecuerdo que en los felices ochenta, cuando el Ayuntamiento subvencionaba las actuaciones de grupos de teatro en mi barrio, de modo que la gente entraba gratuitamente, se decidió que era mejor cobrar entrada y renunciar a parte de la subvención. Si no era así el público no valoraba en absoluto lo que allí se representaba.
Lo sano y natural es que los jóvenes se trabajen sus fiestas, sepan lo que valen, las valoren y las cuiden. Si no es mejor, pues eso, que se la machaquen.
Creo que fue Freud el que lo dejó claro: para que el psicoanálisis funcione lo más importante es cobrar, y cobrar bien, la sesión. De hecho, en my opinion, es gracias a eso y solo por eso que funciona si es que funciona. This is money, debiera ser la frase más escuchada por los niños si es que quieres que reciban una buena educación.
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