martes, 6 de noviembre de 2012

De veritat vols això?



Es inevitable. Estés donde estés y con quien estés, el Pisuerga siempre acaba pasando por Valladolid y cualquiera de los presentes lo aprovecha para traer a colación la cosa, es decir, Cataluña. ¡Uf, qué cruz, madre mía! Como si todo el asunto no fuese la crónica de una muerte anunciada. 

Bueno, yo, como tenía sobradas razones para conocer el asunto de primera mano, se lo solía advertir a los que querían escucharme. Y si alguien, o sea, la mayoría, mostraba escepticismo, les añadía que esperasen un poco a la primera crisis económica que nunca tarda en llegar. Bien, la crisis ya está aquí, y a los hechos me remito. Y no es que me las quiera dar de Casandro o cosa por el estilo, no, es simplemente que como me gusta enfrentar la realidad in situ, sin prejuicios, suelo ver lo que hay. 

Ya digo, viene de lejos. El año 1918, un tal Francesc Pujols publica el 'Concepte General de la Ciència Catalana', donde establece la existencia de una corriente filosófica catalana, así, sin el menor sonrojo; en esta obra figura su célebre profecía según la cual los catalanes son seres de excepción por el hecho de ser hijos de la tierra de la verdad. Una de sus frases dice, textualmente: Llegará un día en que los catalanes, por el simple hecho de serlo, iremos por el mundo y lo tendremos todo pagado (Arribarà un dia que els catalans, pel sol fet de ser catalans, anirem pel món i ho tindrem tot pagat). Por eso, añade, es mucho mejor ser catalán que millonario. 

Cosas así de divertidas las hay como para llenar un libro más largo que la Biblia. Y lo mejor de todo es que hay muchas personas que lo toman por verdadero. Nunca olvidaré una conversación de sobremesa en un piso del Eixample en la que una colega nacida en Barcelona recordaba desolada el día más triste de su infancia: el día en el que se enteró que España era mayor que Cataluña. Ya digo, para empacharse. 

Y así es como de tanto abusar de la comedia andamos ya rozando la tragedia. Aunque no creo que la cosa vaya a llegar mucho más allá del roce. Al final los catalinos acabarán como un buscalíos que había en mi pueblo que, cuando veía que las cosas se habían salido de madre y le podía caer una paliza, decía a sus compañeros de francachela: agarrarme porque si no le mato.

En fin, teniendo hoy como tenemos el mayor espectáculo del mundo a golpe de telemando, buenas ganas de preocuparse de semejantes folletines. Espectáculo y sólo espectáculo revestido de trascendencia. Ganará Obama, Ganará Romey, y, la única diferencia será que se colocarán los del uno, se colocarán los del otro. Y a efectos prácticos para el común de los mortales, nada de nada. Pero pasaremos el rato. 

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