El cambiazo

El, por así decirlo, líder de la oposición, Sr. Rubalcaba, ha dicho que el cambio que está llevando a cabo el Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, no es un cambio, es un cambiazo. Y se ha quedado tan ancho porque sabe a ciencia cierta que a fin de mes cobrará su sueldo exactamente igual que si hubiese dicho algo inteligente. 

Sin duda, los mensajes de los líderes de la oposición son una de las cosas que más hacen dudar de la democracia como sistema político altamente recomendable. El mejor, dicen, de entre todos los malos conocidos. Porque buenos, al parecer, no los hay por el momento por mucho que el Alcalde de Marinaleda opine lo contrario. 

En realidad, si aspirásemos a la pureza del lenguaje al presidente del gobierno le calificaríamos de gestionador de la realidad compleja y al jefe de la oposición de artista de la simplificación suicida. Y todo eso al margen de que exista la sospecha más que razonable de que si hay dos personas que estén de acuerdo sobre cuales son las más convenientes medidas a tomar esos son ambos líderes. 

Y da igual quien sea el que ocupa una y otra posición porque son perfectamente intercambiables. Ambos dos saben de sobra acerca de la complejidad de los problemas y, también, ambos dos conocen con certeza que un abrumador porcentaje de la población es incapaz de relacionar entre sí más allá de dos o tres variables. Y actúan en consecuencia según cuales sean sus intereses del momento: permanecer en el poder o conquistarlo. 

Y esto es lo que hay y con ello tenemos que vivir. Y es inútil que te tapes los oídos, cierres los ojos, o te vayas a Pernanbuco, porque de todas formas te llegarán los ecos de la tragicomedia.