martes, 25 de septiembre de 2012

Dos por uno



Las paredes de la ciudad están cubiertas de unos pasquines cutres que proponen: RODEA EL CONGRESO, RESCATA LA DEMOCRACIA. Por lo visto sus autores han conseguido asustar a los del gobierno que se han apresurado a "blindar" el Congreso por si las moscas. Yo, la verdad, he andado por allí cerca como a las doce del mediodía y lo único que he visto ha sido a gente, no mucha, que iba y venía tratando de poner buena cara al tiempo desapacible. El sol apenas se asomaba entre las nubes sucias que ha ido trayendo un viento del sudeste especialmente desagradable por lo frío. Uno de esos días en definitiva en los que se suele salir de casa con mucho menos ropa de la que luego vas a necesitar. Cual ha sido mi caso y que he solucionado, so pena de agarrar un pulmonía, entrando en un Springfield a agenciarme una prenda de abrigo. No sé porqué a un Springfield, pero así ha sido. Seguramente al ver el rótulo me he acordado de los Simpsons y no he podido contenerme. Había allí unos dependientes que se pasaban de  amables y que en otras circunstancias sabe dios qué les hubiese dicho, pero hoy, ya digo, no era día para andarse con remilgos, así que he salido  hecho un Homer cualquiera. Y sí, el frío le he quitado, pero luego, en los intervalos de sol, sobre todo si era a resguardo del viento, me asaba. Un incordio sin solución estos días típicamente equinociales. 

En la Puerta del Sol, ni fu ni fa, o sea, que andaban por allí los habituales, cuatro turistas y otros tantos inmigrantes andinos a la espera, supongo, de que alguien les contrate en la plaza pública que es donde normalmente se contrata en los pueblos del sur. En cualquier caso lo que me ha robado toda la atención a primer impulso ha sido un anuncio que han puesto sobre la fachada de "La Mallorquina".  Se trata de una señora estupenda en paños menores y medio tumbada como en diagonal. Y luego que la leyenda que se exhibe en el ángulo superior, el que deja libre la interfecta, no es para quedarse tranquilo. Dice: "Introducing  soft-wire Push Positive". No sé, porque uno quizá es demasiado susceptible, pero todas esas palabras juntas sobre esa estupenda señora como que tienen una segunda intención tirando a pecaminosa. Cosas de la publicidad, como en la fachada de al lado de la señora estupenda que se anuncia una caja de ahorros vasca ofreciendo el oro y el moro a los madrileños. Estos vascos, desde luego, no se conforman con la independencia, también quieren la pasta. En fin, qué mundo.

Así que me he venido para el barrio a comer en el Argos, al lado de lo de Angelines. ¡Jo! Por 9,50 € un menú que no veas lo bueno que estaba. Un pollo a la cerveza con una salsa de las de mojar pan y no parar hasta que se acaba. He pedido una copa de rioja porque el vino de los menús suele ser inmundo. Bien, pues no me la han cobrado. No sé si se les habrá pasado o es que es una promoción dadas las circunstancias que estamos atravesando. Y es que como recomendaba ayer por teléfono a una amiga una economista que venía a mi lado en el tren, lo que se imponen son las promociones dos por uno, o sea, que te pagan uno y les das dos. Sea como sea, los hechos reales son que hace dos meses en el Argos me cobraron un suplemento de tres euros por la copa de rioja que pedí para sortear el vino inmundo del menú.  

Me voy que se me hace tarde. 

7 comentarios:

  1. Parece que en la plaza de Neptuno es donde se ha dado la batalla y no por la parte del Congreso. Es una pena no estar enterado de lo del fútbol, porque a lo mejor todo se reduce a que el Atleti ha ganado algo, o así...

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  2. Sí, debe de tener que ver con lo de las masas fluctuantes. Pacá, pallá, las pobres como un fluido agitado por los elementos, en este caso capciosos. O sea, tipos especializados en ver el mundo por el ojo de la cerradura y después creerse que lo han visto todo.

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  3. La descripción del menú y su precio adjunto, siempre me recuerda a los pobres jubiletas de hace unos años, por fin iban a restaurantes que se podían permitir y por módico precio comían un filete como la mano izquierda de grande, un plato de patatas que no se lo saltaba un caballo, etc. ¡Díos, que obsesión tienen los viejos con la comida y su precio!

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  4. La verdad, Anónimo, es que sí, que esto de llegar a viejo tiene algunos inconvenientes.

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  5. Respuestas
    1. Creo que puede ser muy digno no llegar a viejo, saber bajarte del tren a tiempo. Siempre he admirado a los que se han ido cuando lo que tenían por delante era penoso y sin visos de solución, en mi opinión resistir es un mal verbo.

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  6. Completamente de acuerdo con Jacobo y también con Anónimo. Sí no llegar es una pena, resistir una bobada.

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