sábado, 21 de enero de 2012
Woody y las manzanas.
Ya hace mucho que dejé de ver las películas de Woody Allen. Fue a partir de un ciclo suyo que vi cuando vivía en San Sabastián. Seis o siete días seguidos inyectándome en vena tal cúmulo torrencial de ocurrencias ingeniosas me dejó para el arrastre. A punto de necesitar asistencia psiquiátrica. Y no es que no me gustasen. Todo lo contrario, me gustaban demasiado, pero al modo como me gustaba la mariguana u otras drogas de inmediatos efectos descerebrantes y placenteros. No, la verdad, hay cosas que es mejor mantener alejadas si quieres disponer de ti mismo a tu propio antojo. Y las películas de Woody, es una de ellas. Bueno, quizá el día de la fiesta del pueblo te puedas dar un homenaje, pero, después, ni tocarlo hasta el año que viene.
Resumiendo, ayer no era la fiesta del pueblo, pero dadas las circunstancias medioambientales pasé por la biblioteca municipal con el fin de aprovisionarme de alimentos terrenales. No es fácil, se lo juro. A estas edades tiene uno el campo muy trillado. Al final me decidí por "Zulú" y "Viky Cristina Barcelona". O sea, una seria y, a mi juicio, magistral, y otra, al decir de los críticos con calado intelectual, "fresca", es decir , y para que mejor nos entendamos, chisgaravís.
De "Zulú" no diré nada que no sea recomendársela. Aunque ya sé que a algunos puros de corazón los argumentos de temática militar les produce urticaria. Allá ellos y su incapacidad para apreciar el enorme poder evocador de la cotidianeidad que tienen las tácticas y estrategias de la guerra. La vida misma en estado puro. O sea que, en fin, me limitaré a unas cuantas apreciaciones sobre "Viky Cristina Barcelona"
La verdad, no tengo ni idea que será lo que ha pretendido Allen con esa película. ¿Un homenaje a Brcelona? ¿Una pasada por la piedra? O ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. O sea, seguir en la brecha divirtiéndose y ganando pasta a raudales. En cualquier caso, lo que sí me ha parecido es que utiliza todos los tópicos del lugar llevados hasta casi el paroxismo. Para empezar hay uno que difícilmente podrán apreciar los que no hayan vivido allí cierto tiempo. Desde el mismo momento que aparece Penélope, la frase que más repite Bardén es "habla inglés que no te entiende". Bueno, es la misma frase que repite hasta la saciedad el que va de bueno en los ambientes catalanes de Barcelona cuando aparece un castellano: parla castellà que no entend el català.
El otro tópico es el de la modernidad. A modernos no nos gana nadie. Ni los de New York. Porque nosotros rompemos todos los tabús, empezando por el del sexo. En Barcelona, por así decirlo, se practica como la cosa más natural todo eso que es el pan de cada día en las películas porno. La fantasía hecha realidad. Lujo, sexo y un impulso creador sin límites. Lo uno por lo otro. Por eso se hacen catedrales que parecen casinos de las Vegas. Y la cúspide de la vanguardia mundial se esconde en la casita del fondo del bosque en donde el lobo espera a Caperucita.
Y la pobre Caperucita de New York, Viky, que viene a Barcelona a hacer una tesis sobre la "identidad catalana". ¿Y que vas a hacer con eso?, le pregunta, no sin sorna, el multimillonario empresario catalán. No hay respuesta. Hubiese estado feo.
Por lo demás, el núcleo del argumento, el manido mito de las manzanas de oro. Paris eligiendo entre Venus, Hera y una mezcla en este caso de Diana y Atenea. O cosa por estilo. Bien, no estuvo mal la recreación. Aunque, para serles sincero, me gustaron más otras. "El río", de Renoir, por poner un ejemplo. O "Los Gozos y las Sombras", por poner otro. No sé.
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Pues anda que no hay que ser bobo para no entender el catalán o el gallego. Me imagino que eso lo dice el fulano bien intencionado para considerarse diferente y tal. A mí me costó esfuerzo el poder leer o entender el francés, el italiano menos y el rumano bastante; a los dos días de vivir en Galicia ya pensaban que era de La Coruña y con respecto al catalán después de una semana de escuchar la radio mientras paseaba una hora por las tardes en el parque salvo la palabra suelta que tienes que buscar en el diccionario, todo lo pescabas. Por supuesto que si los andaluces o los asturianos se empeñan en usar vocabulario solo del terruño o en hablar a toda mecha entiendes menos que si te hablaran en chino. Lo mismo pasa con todo, pero lo cierto es que hay que es casi un insulto a la inteligencia el que los catalanes se crean tan diferentes como para que un castellano corriente no entienda la lengua local en cuatro patadas. En fin, Everybody wants to rule the world. No hay nada que hacer...
ResponderEliminarYa sabes, como dijo el Conde de Oñate, si quieres ver la realidad del derechas, mírala del revés. Se considera diferente el que es anodino. Quiere tener una identidad colectiva el que no la tiene individual. Y todo así. Es ley de vida.
ResponderEliminarCometiendo una insensatez un día me metí en un foro del Avui donde llaman a los españoles de todo. Pregunté que si la identidad catalana era algo más que hablar una lengua románica muy parecida al castellano, subir el Canigo en agosto, hablar continuamente de expolio fiscal y ponerse ciego a butifarra o sobrasada. Me contestaron muchas cosas, desde las groserías que son fácil suponer hasta preguntarme cuál era desde mi punto de vista la identidad española, en fin, que no hubo más que falacias (en el sentido de la lógica formal). En el fondo es eso, las identidades no son más que ataúdes vacíos en los que uno se mete para salir de vez en cuando a chupar una sangre que de sí no se tiene. Por eso, Dios nos libre de esta gente. Cuanto más lejos mejor. Una pena que, ya que odian tanto a España, no puedan construir su nación y llevársela al centro del Atlántico (o del Pacífico mejor, frente a Hawaii, digamos, que estén felices). Qué descansados nos íbamos a quedar...
ResponderEliminarExcelente ilustración la de Darío Ortiz.
ResponderEliminarPues sí que me pareció excelente, Anónimo, sobre todo por las las manzanas de oro habían sido sustituidas por otras de silicona. Modernidad obliga.
ResponderEliminarLo peor de ese asunto al que aludes, Jacobo, es, juraría, su naturaleza ficticia. Es una especie de adolescencia que vive exclusivamente para hacerse notar intentando dando por el saco. Hoy por ejemplo, primera plana de La Vanguardia: Madrid pagará los 759 millones del Estatut... etc. ¿Por qué Madrid y no el Gobierno de España? Pues porque hay que mantener la ficción de que se ha hecho pasar por el aro al enemigo haciéndole pagar. El enemigo no puede ser otra cosa que Madrid la capital de España como Barcelona es la capital de Cataluña y París la de Francia. Lo decía ayer un tal Tahar Ben Jelloun en el debate de ARTE, ellos se creen superiores a los españoles porque son un poco más ricos. En fin, me parece a mí que este tostón va para largo, porque no se ven muchos indicios de que los catalanes sensatos vayan mandar a parar cual hiciera el Comandante.
ResponderEliminarDe silicona nada: las colombianas son así.
ResponderEliminar¡Anda ya, Anónimo! Que esas tienen la misma pinta de colombianas que yo de Swarzeneger.
ResponderEliminarDocuménteseme, señor Nipónico: http://es.wikipedia.org/wiki/Dar%C3%ADo_Ortiz_Robledo
ResponderEliminarAllá va la imagen última colombiana que ha aterrizado por estos lares hispánicos: http://www.vanguardia.com/entretenimiento/farandula-internacional/140239-carles-puyol-estaria-enamorado-de-una-ex-reina-del-ca
Quise decir "Documénteseme, señor Devorador"
EliminarPues sí, parece mona la chica.
ResponderEliminarClaro, el problema son las personas sensatas, las que por su inaccion o desinteres permitieron a los nazis llegar hasta donde llegaron. Es alucinante el que esa gente en Catalunya les haya seguido el juego a los inventores de fronteras, a los que pretenden que el catalan es una lengua muy diferente del castellano, a que ser catalan es ser casi de otro planeta y con sus pretensiones han logrado envenenar hasta un limite impensable hace veinte annos el ambiente social del pais.
ResponderEliminarEl caso es que la idea de Cataluña que tiene el resto del país la crean los medios de comunicación a golpe de titular. Hoy he leído una intervención muy intresante en un foro de La Vanguardia. Reza así:
ResponderEliminar"Te cuento mi opinión como persona que no reside en Europa. Toda mi vida he leido La Vanguardia, no como fuentes de noticias de periodismo de investigación sino para palpar el ambiente que se vive en Barcelona. Hace años eso se hacía leyendo las ofertas de trabajo, ahora se hace leyendo los foros de debate. Mi experiencia personal es que lo que leo no coincide con lo que veo en la calle cuando estoy en Barcelona. Quizás se debe a que sólo veo parte de la ciudad y sólo hablo con unas cuantas personas, pero el ultranacionalismo que se lee aquí aún no lo he visto en la calle. Tampoco he visto la intransigencia de los extremistas de uno y otro bando, que en cambio parece que se hayan alojado en Internet y hayan renunciado a la vida en la ciudad. Lo que sí he visto es una sociedad mas crédula de lo que pensaba y también una clase media amenazada por una clase alta opresora como no se habíaa visto en muchos años y una clase marginada que a su vez convierte la vida cotidiana de los trabajadores en un infierno de miedos, abusos y desánimo. No puedo opinar sobre el resto de España, pero me temo que la "España de las Autonomías" ha sido una maldición para al menos el 70% de españoles"