lunes, 16 de enero de 2012

¿Dr. Mabuse? I suppose so

Una de las mayores desgracias naturales que se pueden concebir es la que se produce cuando los dioses omnipotentes deciden conceder un verbo florido a un tonto del culo. Es el caso, por poner un ejemplo muy a mano, de Iñaki Gabilondo. En realidad España está llena de ese tipo de desgracias y, seguramente, es una más de entre las herencias detestables que nos dejaron los moros. Porque es que los moros son así, gente que se pierde marrulleando. Me decía un día Fadila, una estudiante argelina en Salamanca, que lo que decía Arafat en medía hora le costaba a Tony Blair medio minuto. Me pareció un buen indicador para explicar el porqué de las diferencias de nivel de vida de sus respectivos pueblos.


El caso es que como hoy hace tan malo y con toda la pinta de no dar tregua, son muchas las horas por delante para perderse por la procelosa red de redes. Y así, sin darme cuenta del cómo, he caído en lo de Gabilondo. ¡Menudo majadero! En mi modesta opinión, claro está. Todo su arte estriba en dirigirse a un público mucho más interesado por el cómo que por el qué. La magia de la floritura. La prosodia seductora. El revestimiento de respetabilidad que la indignación proporciona a los idiotas.


Después de repetir con mucho énfasis no sé cuantas veces que las agencias de calificación del rating  son unas chantajistas va y se descuelga con el argumento de que esas agencias actúan sólo y únicamente en función de sus intereses. ¡Acabáramos! La prueba del nueve. Lástima de que todos los que tienen pasta para invertir les hagan tanto caso. Porque son idiotas, por eso tienen dinero, que si no serían como Gabilondo y sus fieles seguidores que no se dejan engañar.


Claro, el hecho de que Gabilondo sea vasco explica muchas de las cualidades que le adornan. No por nada sino porque, como todos saben, en esa comunidad autónoma nació Ignacio de Loyola, el malandrín que en palabras de Roland Barthes llevó a las más altas cotas imaginables el terrorismo verbal. Por el bien de la humanidad, claro está, pero terrorismo al fin y al cabo. Pautado, modulado, armonizado, como la partitura de una sinfonía Heroica.


Les contaré una anécdota para tratar de ilustrar lo del discurso jesuítico. Estaba Xabier Arzallus tronando desde lo alto de un púlpito colocado a tal efecto en medio de una campa. Enfrente tenía un nutrido auditorio de tipos con boina que parecían no perder comba. "Porque entonces van los de Madrid y mandan a unos pistoleros a matar vascos", iba diciendo el jeltzale con un bien estudiado incremento del volumen hasta llegar al vascos como en un grito quejumbroso. Entonces, parada en seco, breve pausa con la expresión interrogativa, y tenue hilillo de voz para concluir con un "que se dedicaban a matar gente". Juraría por Dios que la inmensa mayoría de los de la boina no oyeron la conclusión, pero Xabier tenía su coartada por si alguien le reprochaba defensa de los asesinos. Bien, pues así es todo lo de los jesuitas, iñakis o como les quieran llamar. Suplen inteligencia con marrullería. Y honestidad con camaradería. Les sobra y les basta con ser uno de los míos.


 

6 comentarios:

  1. Sí, chacho, pocas desgracias peores que esa de confundir elocuencia con sensatez. Pero qué le vamos a hacer: ese vicio solo se cura con la instrucción y de eso por desgracia no hay demasiado, y parece que cada vez habrá menos. Una prueba es lo que dices de Iñaqui. Si la gente que lo oye tuviera más formación positiva caería en la cuenta de que no hay nada más sano ni nada más liberador que comprender que todos -también las agencias de rating- nos movemos por nuestros intereses y que es lo mejor que podemos hacer. Pero para eso uno tiene que llegar al siglo dieciocho y san Ignacio no lo pudo ver.

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  2. Ya, eso está muy bien, pero si te mueves por tus intereses por lo menos que no se te note, que parezca que te sacrificas por los demás, que eres bueno en definitiva. Vocación de servicio que le llaman. Y a chupar del bote. Que el que no lo hace es porque no puede. Eso sí, las cañas las pago yo.

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  3. Habrá que leer algo más sobre rating en vez de denigrar alegremente a I.G.:

    http://www.cotizalia.com/opinion/valor-anadido/2012/01/16/lagrimas-de-cocodrilo-por-el-rating-nadie-metio-mano-a-sps-6504/

    JP

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  4. Desde luego, JP, no cabe la menor duda de que esas empresas van a lo suyo. Y que se equivocan con frecuencia porque el terreno que pisan es por naturaleza muy resbaladizo. Pero oír a un tipo venga a repetir que son unos chantajistas y, sobre todo, que van a lo suyo, es de risa. He escuchado bastante sobre esas empresas en las televisiones dedicadas a la economía y siempre he llegado a la conclusión de que son imprescindibles. Sin ellas los Estados serían incontrolables. No habría forma de establecer cambios fiables. La prueba del nueve de que es así es que los inversores les prestan mucha atención. Luego, como en toda actividad humana también ahí habrá sus corrupciones.

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  5. ¿Who cares? Dice en Twitter un colega mío que a Sarko le hace más ilusión el Toisón de Oro que la triple A. En fin, lo que echo de menos en este blog es un elogio a los padres de la constitución difuntos y a los cruceros por el Mediterráneo. Lo importante en el fondo es que no decaiga la fiesta, que si no, vamos apañados. También se habla poco de literatura. Una crítica de "La soledad de la reina" no estaría de más...

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  6. ¡Jo!, Jacobo, pides imposibles. Del padre de la constitución muerto podría decir cosas aparte de que era vecino de mi madre. Lo de Sarko, no sé, quizá le hubiese gustado más la Orden de la Jarretera. Y de la Reina sólo se me ocurre que si se siente sola que baje a la cocina a hablar con el servicio que seguro tienen mucho que contarle.

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