martes, 17 de enero de 2012

La jarretera


Es verdad, Jacobo, que se habla poco de literatura. Será, supongo, porque se hace. Con mayor o menor gracia, pero se hace. Porque ya nadie se corta. Pares lo que quieras y lo cuelgas en la red. Y te quedas tan ancho. Y si buscas notoriedad siempre hay medios para conseguir alguna. Coges, agarras y te vas, un suponer, al blog de Félix de Azúa y metes tus delirios entre los comentarios. A veces se ven ahí verdaderas joyas.  O en las correspondencias de los diarios de Arcadi Espada. Y muchos más sitios por el estilo por donde merodean los que sin ser del oficio no dejan de tener alguno. 


Respecto a Fraga, ni simpatía ni antipatía. Sin duda fue un hombre de valía, con más tesón, quizá, que agilidad mental. En cualquier caso, no supo gustar allí donde era necesario gustar para conseguir lo que parecía querer con todas sus fuerzas, que eran muchas. El Rey se fijó en Suárez, un don nadie al lado de Fraga, pero con muchas más horas de barra de bar. No sé, para mí que el finado dio a lo largo de toda su vida una sensación como de soberbia o cosa parecida que le impedía caer bien. Recuerdo una anécdota que se contaba entre estudiantes acerca de lo mal que llevó una broma que le gastaron sus alumnos con motivo de haber sido nombrado presidente de un grupo cervecero. Le pusieron un cerdito-hucha encima de la mesa y él lo apartó de un manotazo que hizo saltar al cerdo por los aires. Por otra parte los que vivimos en aquel Madrid de los sesenta creo que nos beneficiamos bastante de una ley que hizo  pasar sobre la libertad de información. No era gran cosa pero se notó mucho, sobre todo en el teatro. Y ya sabes lo que pasa cuando se abre un poco la mano. A partir de allí, la cosa fue como una moto y ya, bastante antes de morir Franco, la censura era un pitorreo. Seguían deteniendo y censurando, pero era como tratar de tapar las grietas de una presa con esparadrapo. Por lo demás, lo más curioso de Fraga, tan comme il faut que presumía de ser, es que al parecer tuvo una secretaria-querida durante la mayor parte de su vida. 


Por otra parte, los cruceros por el Mediterráneo, dices. Ni ciego de grifa me pillan a mí en una de esas. Por dios bendito, qué agobio. ¿Te acuerdas de una película en la Jack Lemon y no recuerdo quién otro que iban en un crucero contratados para sacar a bailar a las viejecitas? La gente es que no se cansa de soñar con paraísos holywoodianos. Van a los cruceros, hablan con los perros, se retocan el ojete... lo que sea con tal de olvidarse por un rato de lo que son. 


Por fin lo del Toisón de Oro. No sé, pero no le veo ya a Sarkosy entre los Argonautas. Me pega más colgándose de la solapa la liga de una princesa avergonzada. Por eso, yo le hubiese dado la Jarretera. Para que juegue con la Bruni a las disciplinas inglesas. 


En fin.

5 comentarios:

  1. Pues mira tú que yo ahora sí que me iría a un crucero por el Mediterráneo; seguro que unos meses van a estar tirados de precio y no va a ir nadie. Pasa lo mismo que en las montañas de Fukushima, que ahora creo que, tan llenas de nieve y hermosas como siempre, andan más bien vacías, aunque no haya más radioactividad que en el centro de una gran ciudad cualquiera del mundo. En fin.

    De Fraga pues solo se me ocurre decir algo que ya he escrito por otra parte: un político que lee libros, sabe lenguas y además no se lo lleva, sea de la ideología que sea, se ha convertido en un ser extraordinario. Me quito el sombrero ante él. Lo de que tuviera amantes, pues seguramente: parece que era bastante fogoso en su vida íntima. Bastaba verlo para darse cuenta de que le sobraba adrenalina. De algún modo la tenía que usar. El mismo reconocía en alguna entrevista que se casó tan joven como un intento de organizar sus pulsiones carnales. Lo de la secretaria, si es verdad, muestra que no era un hombre al que le gustara perder el tiempo; en la media hora del café se arreglaba el asunto, digo yo.

    Lo de la literatura, pues sí, ya sabes que yo soy de la opinión -que creo que compartimos- que uno aprende más de literatura escribiendo un soneto horripilante que leyendo mil maravillosos. El que la publicación esté ahora a mano de cualquiera me parece una bendición. Eso sí, para los profesionales debe de ser algo horroroso. La inflación y todo eso.

    Del muchachito francés del que hablas, no sé muy bien qué decirte sino que a cuántos les gustaría estar en su pellejo. Oía ayer en la radio que el rey, cuando pasó de príncipe a monarca se convirtió en el español más deseado con mucho, y que no había señora en la corte que no se le echara encima. Divertido y hasta deseable para un mes o dos. Para más (cuando ya has cumplido cierta edad) no sé muy bien. En fin, a todo uno se hace. Ya sabes lo de los emperadores chinos a los que les tocaba cumplir con dos o tres esposas a diario: de todas las servidumbres del mando esa era la que se les hacía más penosa...

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  2. Sí señor, buena ilustración la que ha elegido Vd.

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  3. Alaska en interviú de esta semana molaría más.

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  4. Quita, quita, Jacobo, tú eres un perverso. Gracias, anónimo, me he sentido inspirado.

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  5. Película de Jack Lemmon y Walter Matthau "Por Rumbas y a lo Loco", decididos a pelar viejas ricachonas del crucero.

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