De sobra es conocido que, si se pone a hablar un político vasco, no habrán pasado ni treinta segundos y ya habrá soltado la palabra escenario. Bueno, si además de vasco es nacionalista no necesitaremos darle ni quince segundos para escucharle pronunciar la palabrita en cuestión. ¿Por qué les gustará tanto la palabra escenario a los políticos vascos? Vaya usted a saber. En cualquier caso podría servir como tema para tesis doctorales o cosas por el estilo.
Para los mortales normales un escenario es el espacio en el que se representa una ficción. Para el político vasco, y algunos de otros sitios, un escenario es la previsión de una entre otras posibilidades. Prevemos un escenario de armonía total en Euscadi si conseguimos la independencia respecto de España, un suponer. Prevemos un escenario de caos total. etc.. O sea, para que podamos entendernos, cuando dicen escenario, en realidad están diciendo situación.
Sea como sea, lo que no podemos echar en saco roto es que vivimos momentos hartamente delicados en los que la prudencia aconseja ponerse a imaginar posibles escenarios. Los posibles y también, si hilamos más fino, los probables. Y no por nada sino porque, como dijo el poeta, la flecha hiere menos cuando se la ve venir.
Uno, el que podríamos llamar wishful thinking escenario: los nacionalistas catalanes ganan las elecciones al parlamento regional por abrumadora mayoría y, entonces, se creen lo que no es y convocan un referendum sobre la independencia y se llevan un batacazo fenomenal. Las aguas vuelven a su cauce y los carlistas a las catacumbas. De resultas, la economía vuelve por donde solía, es decir, por un alegre pasar. Raciones, cazuelitas y todo eso para todo el mundo.
Dos, el que podríamos llamar escenario Paco Jones yo. Los catalanes convocan el referendun y lo ganan y se ponen a separarse de España. Los capitales huyen. Las multinacionales se desmantelan. Las pensiones se suspenden. El Estado se declara en quiebra. Salimos del Euro. Los mismos burgueses catalanes que tanto han colaborado a montar el poyo van y se acuerdan de lo bien que les vino a sus antepasados llamar a un generalote en situaciones similares. Llega el generalote, mata a unos cuantos y pone en fuga al resto de los catalinistas y aberzales. El orden se restablece. Toque de queda, cartilla de racinamiento, etc., etc... y a esperar unos cuantos años antes de que vuelvan las raciones y cazuelitas para todos.
En fin, también puede ser que todo no sea sino un insistente amagar que se acabe disolviendo por cansancio en un espantoso ridículo. Lo más probable en definitiva, pero para largo en cualquier caso.