lunes, 23 de julio de 2012
El cebo escatológico
Los seres humanos somos tan ingenuos, por no decir simples, que nos pasamos la vida imaginando microcosmos idílicos en los que, supuestamente, las sevicias inherentes al cotidiano existir desaparecerían como por ensalmo. Es una ilusión de lo más idiota que uno se pueda imaginar, pero no hay forma de sacársela de encima a no ser que las necesidades elementales se encarezcan tanto que no te den respiro.
Observen la foto de arriba. Es un cebo perfecto. Millones de personas le muerden cada año y tienen que soltar mucha pasta y pasar no pocas molestias antes de poder desengancharse del anzuelo que se oculta en las entrañas de semejante pastiche. ¡Ay, la melancolía! Que malas pasadas nos juega. Sentado frente a la ventana un bello atardecer de verano, viendo como pasan las barcas por el canal mientras alguien a lo lejos interpreta una sinfonía de Scarlatti. Es una pasada. Ni te entran ganas de cagar ni nada y, menos mal, porque esas casas para ser auténticas sólo podrían disponer de una letrina que evacuase directamente sobre las aguas del canal.
Perdonen que me haya puesto un poco escatológico que le dicen. Pero es que me da que todo este montaje tiene mucho que ver con el submundo de las realidades últimas -nada más último que la mierda, aunque también pueda ser principio- . Y la esperanza, realidad última donde las haya, de la Gloria. Esa Gloria que prometen todas las religiones a sus fieles seguidores. Ven a verme, dice esa fotografía cebo, y la tendrás. Eso sí, estarás ya en la otra vida. Walking dead, el gran invento del siglo: siguen pagando el IVA.
Bueno, bueno, menudo cuento que se ha montado aquí a costa de los encantos de los tiempos pretéritos. Ya digo, el próximo gran negocio será montar letrinas que evacuen directamente sobre el canal. Más auténtico, y mayor Gloria por tanto, imposible. Y con un 21% de IVA, a diez euros la cagada, da para depurar las aguas y lo que haga falta.
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En ese preciso rincón de Brujas se ha hecho fotos media humanidad que yo conozco y la otra se la hará no tardando mucho. Hay unas islas muy bonitas en medio del Atlántico a donde no va nadie (Santa Elena, las Malvinas, Tristan Dacuhna y eso); es complicado llegar, pero siempre he pensado que un mes por allí no se estaría mal. En cualquier caso, no me hago muchas ilusiones. Esta mañana me han preguntado dos estudiantes mías de la facultad de turismo (Desde el año pasado la especialidad de Turismo tiene facultad, pero ciencias matemáticas es solo una especialidad de la facultad de ciencias), pues eso, que me han preguntado por rincones desconocidos y bonitos de España a donde llevar a los turistas cuando acaben sus estudios. Pierde toda esperanza....
ResponderEliminarRincones desconocidos y bonitos, eso me suena a aquellos legendarios buscadores de oro. El secreto de la Sierra Madre o algo así. Pues sí, Las Malvinas debe de ser un sitio perfecto para dar rienda suelta a la melancolía. No me extraña que los Argentinos las quieran recuperar.
ResponderEliminarPor cierto, conozco a una persona que estuvo hace poco en Brujas -quería tener ese cromo- y que vino echando pestes. Todo carísimo, mala comida, peor humor de los nativos, por no hablar de las mesnadas... una delicia en definitiva.