Y digo yo, ¿pero es que esto es normal?
Ya saben que por donde antaño iba el tren de Ontaneda hay ahora una de esas que llaman "ruta verde". También la podrían haber llamado, y con más propiedad, "ruta perfumada", pero no voy a entrar ahora en eso. El caso es que muchas veces tomamos esa ruta verde para ir a dar un paseo en bicicleta. Desde Pomaluengo hasta Ontaneda o así. Y la verdad, la intención fue buena cuando proyectaron esa ruta, pero los resultados, cuanto menos, suscitan unos cuantos interrogantes.
Es, como digo, una ruta verde, para peatones y ciclistas se supone a juzgar por las señales, pero la verdad es que los paisanos del lugar la utilizan para meter sus tractores y mercedes y la dejan hecha un asco, llena de barro y boñiga. !Pues, menuda somos los ganaderos!, nosotros vamos por donde nos sale de los cojones. Y los ciclistas que se jodan que son unos señoritos de mierda y, además, de ciudad.
El Valle de Toranzo, por donde discurre el Pas. Muchas granjas, por llamarlas de alguna forma. ¿Pero es que es normal que estén las vacas así, sumergidas hasta las rodillas en esa mezcla de barro y estiercol? A mí me da grima verlas, pero no quiero conjeturar un juicio negativo, porque a lo mejor sus dueños han estudiado en alguna universidad que eso es bueno para que den más y mejor leche. Y, luego, esas cubiertas de coche viejas que siempre hay por todas partes en España. No sé, ¿no se podría hacer algo al respecto? Y esa forma de arreglar las puertas cuando se rompen. Unos cuantos palés amontonados y a correr. En fin, y eso que los de Toranzo como cántabros que son, y nada menos que pasiegos, se les supone unos conocimientos especiales en ganadería. Ya digo, no quiero conjeturar porque a lo mejor lo que veo no por feo deja de ser lo mejor. Porque, por otra parte, mal no parece irles a los dueños, que no le hay que no tenga su mercedes y su todoterreno aparcados al lado de la inmundicia. ¡Jo! En una de esas granjas fabrican yogures artesanos. Ya te digo, artesanos. Lo mejor de lo mejor. No te lo pierdas.
Por fin hemos llegado a Ontaneda. No había un alma por las calles, lo cual, dado el aire de nordeste que corría, tampoco tenía nada de particular. Nos hemos dirigido al mesón Tres Arcos del que somos clientes asiduos. Nos han tratado bien. Alubias rojas con morcilla. Filete de ternera con patatas fritas. Mouse de limon. Café. 11€. Luego, la vuelta, con el viento de frente. Todo era poco taparse. Apenas los ojos y porque había que ver. Y ahora, aquí en casa, mientras escribo, me arde la cara.
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