Para mí, cuando alguien te está exigiendo lealtad es que quiere que te conviertas en perro. O sea, en plan "yo te doy todos los días el Royal Canin y tú me lames la mano". O el culo, que a los perros les encanta eso.
Cuando lo de Franco también se hablaba mucho de lealtad. Lealtad inquebrantable, en concreto. Y no a cualquier cosa sino a unos Principios que por su propia naturaleza también eran inquebrantables, los del Movimiento. Es decir, inquebrantable por inquebrantable igual a inquebrantabilidad al cuadrado, ergo, matemáticas mediante, crecimiento exponencial del afianzamiento de la cosa. ¡Y vaya que si funcionó el invento! Ni todos los miles de millones de antifranquistas que por aquel entonces protestaban a diario por las calles fueron capaces de quebrar la lealtad de los cuatros fachas que sostenían al tirano. Porque hoy bien que lo sabemos a ciencia cierta, que sólo eran cuatro. Fraga y tres más. En fin.
Bueno, a lo que íbamos, a la adversativa del Sr. Mas. ¿Es que basta con la simple colaboración para, no ya suplicar, pedir o reclamar, sino exigir lealtad? No sé a lo que se referirá el señor más cuando ofrece colaboración. A lo mejor es que va a tener siempre la correa a mano para sacarnos a pasear. Y las bolsas para recoger la caquita. No sé.
Ya digo, no sé, porque esto de los titulares es un comecocos. El otro día sin ir más lejos voy y leo lo que ha dicho el Juez Garzón: "Hice lo que tenía que hacer con las reglas de la buena fe". Divino, pensé: por fin empezamos a poner nuestros asuntos en manos de la buena gente. Y luego viene el señor Mas y nos promete que nos va a sacar todos los días al parque a que hagamos nuestras cosas.
En resumidas cuentas: gente buena, gente leal, esto está que se sale.
Dios nos libre de los buenos, que de los malos nos libraremos nosotros.
ResponderEliminarCon la ayuda de Dios.
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