lunes, 5 de marzo de 2012
Todo se andará
Cualquiera que tenga un poco de gusto por la historia sabrá que una de las características más sobresalientes de la democracia ateniense era aquella que consistía en saldar cuentas con los arcontes cuando estos habían concluido su mandato. El pueblo soberano debatía en el ágora y si llegaban a la conclusión de que el arconte no había estado fino lo enviaban al ostracismo. O incluso cosas peores.
Se lo diré sin ambages, yo no creo que la democracia pueda funcionar ni siquiera mínimamente si se deja de lado esa regla de oro. Actuar sin tener que rendir cuentas, cualquiera que sea la actividad de que se trate, es la máxima perversión que se puede concebir en las relaciones entre humanos.
Bien, dicen los malabaristas de la moral que los políticos de la democracia ya rinden cuentas cada cuatro años cuando se someten al juicio de las urnas. Y entonces voy yo y me carcajeo. Porque es que si de ese juicio salen condenados pasan de la Presidencia del Gobierno al Consejo de Estado. O sea, que, como diría mi amigo, el proscrito Rafa, a seguir "chupando de la piragua". ¡Y de qué forma, madre mía!
Se me han ocurrido estas reflexiones porque, por un lado, veo a Revilluca, el que se desvirgó en Las Cortes de Bilbo donde, por cierto, mi tío-abuelo Cesáreo regentaba el cabaret Las Columnas donde tocaba el violín el gran Onésimo con el que coincidí, muchos años después, en la Pensión Leonesa de Vallado... me voy por las ramas, veo a Revilluca, digo, opinar con desparpajo sobre la actuación de su sucesor. Dice que su gestión es nefasta para la economía de Cantabria. Y se queda tan ancho como si con él no fuese lo que viene de atrás.
Por otro lado, no hubo ayer cadena televisiva de peso internacional que no abriese sus informativos con el juicio al que está siendo sometido el expresidente de Islandia. Es decir, el que gobernaba cuando Islandia se fue a la bancarrota. Comentaban los entendidos que podría ser condenado a dos años de prisión. O sea, con los beneficios penintenciarios y tal, nada de nada. Pero, sin embargo, ahí está el dato con toda la fuerza de lo simbólico. Podría ser el comienzo de una vuelta a las raíces: Hiparco, Jantipo, Megacles, Arístides, Hipérbolo, todos salieron por la puerta de atrás arruinados y haciendo fu.
Así que, ojo al parche todos los Revillucas que son y han sido, porque las barbas de su vecino ya están siendo peladas.
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"Actuar sin tener que rendir cuentas, cualquiera que sea la actividad de que se trate, es la máxima perversión que se puede concebir en las relaciones entre humanos". Totalmente de acuerdo, si se aplicara a nivel individual y en la vida cotidiana, mas de uno debería pagar, y mucho, por los desastres infringidos en vidas ajenas. Si no se llega al asesinato o al robo de grandes dividendos la justicia no actúa, ocurre pues, que gran número de individuos que establecen relaciones tóxicas y perversas van impunes por el mundo e incluso ellos mismos se creen ciudadanos irreprochables.
ResponderEliminarSería de desear que los políticos pagaran por cohecho, prevaricación y todo lo que la justicia contempla, pero pagar por errores de cálculo o de previsión eso es demasiado sofisticado para una sociedad en que los malos andan sueltos.