Recuerdo que hace años se puso de moda entre los círculos de enteradillos decir y no parar alabanzas del cine iraní. Yo andaba un poco mosca al respecto y, entonces, de buenas a primeras voy y me topo con un artículo de una tal Molina Foix que me pareció ponía las cosas muy en su sitio. El cine iraní, venía a decir, está muy bien, pero para que lo vean los iraníes. A nosotros, ahora, no nos aporta nada de nada que no sea sopor. Sabemos de sobra lo que es el embrutecimiento de una sociedad regida por la religión. ¡A nosotros nos van a decir con todas las plenarias que ganaron nuestros antepasados tirando el mondadientes a la hoguera donde ardían los herejes! Y si en aquella película vimos que en Teherán una niña de seis años puede cruzar sola la ciudad sin que nadie se preocupe por ella, aquí, en Madrid o Barcelona, a los cinco minutos sería tal la movilización de servicios sociales que casi parecería el inicio de una conflagración mundial.
Me ha venido esto a las mientes con motivo de celebrarse hoy el día de la mujer. Bueno, la verdad es que ya llevo varios días soportando la matraca. Sobre todo en ARTE donde a todas luces mandan todo lo que es posible mandar sujetos humanos del género femenino. Hay ahí un pobre chico llamado Irigoyen que cada día que pasa se le ve más desmejorado. No es par menos. Porque es que las chicas monas de ARTE no pasan una. Se diría que para ellas todo sirve para el convento de la causa feminista. Y cuando no hay nada que llevarse a la boca se hace pasar al Pisuerga por Valladolid. Ellas, ya digo, tan monas, porque una que no lo sea tiene las mismas probabilidades de trabajar en ARTE que yo de torear en Las Ventas. Por lo demás, las chicas de ARTE, además de monas están preparadas a tope. Y yo las adoro a todas.
Por cierto, han visto ustedes que algún colectivo feminista se haya apostado frente a la puerta de la mezquita de Tarrasa donde dicen que un imán se dedica a recomendar el jarabe de palo para mujeres al borde de la libertad. No, ni por asomo, no vaya a ser que al imán se le escape una cucharada de tan amarga pócima. Ellas prefieren lo seguro. Y así es que se pondrán a tu lado a enumerar agravios justo cuando estás fregando la vajilla. O cambiando la rueda del coche, que como todo el mundo sabe es cosa de hombres. Sí, así es, las feministas son como los antifranquistas, protestan donde no hay riesgo de respuesta. Y cuando le había, chitón. Condición humana en estado puro en definitiva.
Es un verdadero cante y yo, cuando las oigo, no sé si vomitar o partirme el culo de risa. Ellas, que se gastan millones en trapitos y rinoplastias por tal de poner a punto sus armas de mujer. Y muy bien que hacen porque a los machos nos chifla eso y nos pone mansos como corderitos. ¡Dios mío, como si estas cosas tuviesen enmienda! Mira tía, le diría yo a una feminista si se les pudiese decir algo, los genes son los que son, los tuyos y los míos. Así que, corta el royo nena y vete a Afganistán que allí sí que tienes tajo.
Por cierto, hablando de mujeres para caerse de culo, esta tarde a las ocho y media pasan en ARTE los dos últimos capítulos de "Borgen". Supongo que se puede ver por internet.
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