lunes, 26 de marzo de 2012
El sur
Mi gran amigo Aliste era un tipo cabal como he conocido pocos. Aparte de los inmensos favores que me hizo cuando me dolían las muelas, le recuerdo por dos aseveraciones de las que no admiten controversia. Una, que todos los males del mundo vienen de la superpoblación. Otra, que, de Madrid para abajo, todos piojosos.
Yo, jovencito por entonces, creía todavía algo en los poderes de la política para encauzar los problemas y, él, erre que erre, decía, desengáñate Pedro, mientras siga creciendo la población la única solución es la guerra. Sobramos más de la mitad, añadía, y eso que por entonces andábamos todavía muy lejos de los siete mil millones actuales y los chinos y los indios ni por asomo pensaban que llegarían a convertirse algún día en consumidores compulsivos.
Lo de "piojosos de Madrid para abajo", lo decía con una sonrisilla maliciosa. Seguramente no se lo creía mucho, pero le parecía que una frase revulsiva podía ser de alguna utilidad para rascar la costra moruna que constriñe las conciencias de las gentes sureñas. Señoritos y jornaleros, la verdad es que no sabe uno por donde empezar. Quizá por el alcalde de Marinaleda que lo mismo puede ser lo uno que lo otro.
Bueno, ya se sabe que las generalizaciones nunca llevan a nada digno de respeto. Cualquiera sabe que en el sur hay cosas magníficas. Pero también hay estadísticas. Y dicen lo que dicen. Que los del sur nos dan sopas con ondas en dos variables que es muy posible que estén íntimamente relacionadas entre sí: el fracaso escolar y el paro. Y eso por no hablar de otras variables relacionadas que aunque nada digan las estadisticas juraría que andan desmadradas por esas latitudes, por ejemplo, el jolgorio y la corrupción. ¡Tanto jolgorio! ¿Pero es que no se van a cansar nunca? Pues no, que parecen saber en donde reside la clave de la resistencia y, de ahí, que, también según las estadísticas, nos adelanten en unas cuantas brazas en el consumo de sustancias dopantes de toda laya.
Luego, claro, hay que comprender que "la caló" no es cualquier cosa por allí. Caló y galbana también, presumo, son variables relacionadas. Así que, digo, ustedes comprenderán que nos salga a cuenta limitarnos al magro subsidio que no ganar cuatro duros más en la recogida de la fresa. ¡Y lo que nos ahorramos en riñonadas!
En fin, yo a veces he pensado que quizá no fuese mala cosa instalarse en el sur. En la costa o en la Sierra de Ronda, por ejemplo. Pero luego voy y veo por la tele las procesiones de Semana Santa y la Feria de Abril y unas cuantas cosas más y pienso que ni ciego de grifa me pillan a mí por allí. Ni de vacaciones. Y menos interés todavía desde que murió Diego del Gastor.
En fin, no sé por qué se me ocurrió hoy pensar en el sur.
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joder,Pedro,te veo políticamente algo incorrecto...Ya sabes que los políticos incorrectos se terminaron con Strauß y con Theacher,y con Fraga ,claro.Pero es siempre una fresca brisa el leerte...Y cuánto los echo de menos !! a los incorrectos...gracias por tu artículo.
ResponderEliminarPaseaba por la Alhambra con un grupo de japonólogos extranjeros que habían venido de simposio y querían conocer las maravillas del país. Yo me ofrecí a explicar el monumento, pero me dijeron que no podía ser, que hacía falta un guía oficial. El guía no hablaba otro idioma que el suyo, con lo que si yo no explicaba en japonės no lo hacía nadie. Además era cojo y había que ir despacio para que nos pudiera seguir. Lo mismo nos pasó en Barcelona, pero ahí por lo menos el chaval hablaba inglés y era licenciado en Bellas Artes. En el Prado decidí que la bobada se había acabado e hice la visita yo explicando lo que me dio la gana. Noté que algunos guardas me miraban mal. Algún amigo me ha contado que le han llamado la atención por no tener carné de guía cuando explicaba a sus alumnos. Lo de los subsidios parece que tiene formas muy alambicadas.
ResponderEliminarGracias, Ignacio, por tu apreciación. ¿Qué otra cosa nos queda para aliviar las melancolías que recurrir a la incorrección?
ResponderEliminarPues sí, Jacobo, el país de las mafillas. En Salamanca también, creo recordar, había una de guías que se lo tomaba muy a pecho. La cúspide del plateresco decían. Y luego, ya, cuando colocaron el astronauta en la catedral ni te digo. Empleo I+D en definitiva.
pues yo no sé tanmpoco qué pensar del sur...cuando veo al alcalde de Marinaleda....pensaba que estos personajes se había terminado ya en tiempos de la Mano Negra....
ResponderEliminarSí, desde luego, esos personajes mesiánicos sólo pueden subsistir con los porcentajes de fracaso escolar de los que hace gala Andazulía. Gorrillas, wistoneros, culeros, camellos de toda laya y, luego, la élite de los costaleros. Conozco a uno de estos, de familia burguesa, que cofradía mediante, ni estudios ni leches, a los veintipocos ya tenía un par de discotecas y otros tantos bares.
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