martes, 22 de febrero de 2011

Purgandus populus.

Desde mi particular visión de la jugada, "Purgandus populus" es sin duda de lo mejor que se ha producido en España para televisión. En uno de sus capítulos, "el macho ibérico", describe a un personaje que resulta gracioso a fuer de ser detestable. En una de las escenas el tipo está indignado porque su mujer echa poca sal a la comida. "Cago en dios que te he dicho mil veces que eches sal a la comida, que te voy a cascar... y tu viejo calla, cago en dios, y ahora me voy al bar que es el único sitio en el que se puede estar y no en esta casa."

Bien, pues el problema actual por antonomasia parece ser que es que al macho ibérico está dejando de gustarle lo de "ir al bar". Las causas son inciertas. En la radio de un coche aparcado que pude escuchar el otro día cuando pedaleaba por una carretera solitaria, argumentaban que el hombre de hoy día se está feminizando. Esa puede ser una razón. Otros argumentan que los bares se han subido a la parra con los precios. Yo no echo nada en falta el bar, me compro lo que sea y lo tomo en casa con los amigos, escuche el otro día en una conversación entre treintañeros. Y luego, los taberneros que lo tienen claro: el gobierno les ha dado la puntilla con la ley antitabaco.

Que si los ingresos han bajado un 20, que si han bajado un 40%, las cifras se barajan anunciando la catástrofe. Y ya, en el colmo del delirio, van los taberneros y anuncian que harán huelga. Cerrarán un día. O unas horas.¡Que tiemble España!

El caso es que, se mire por donde se mire, no es otra cosa que la crónica de una muerte anunciada. Como con las Cajas de Ahorro y otras cuantas cosas más que se han estado sosteniendo sobre la ficción de que somos cojonudos. Pues va a ser que no. De cojonudos nada, lo más, lo más, un poquito bastante vampiros. Y en eso a nadie le gusta reconocerse. 


En definitiva, una muy buena noticia que ilumina un poquito el final del túnel.

2 comentarios:

  1. Será bueno como síntoma el que nos busquemos otro medio de diversión que el pasarnos los días en el garito. Según leía hace poco, los viejos han dejado de jugar la partida en los bares de pueblo: sin tabaco no hay cartas y como el del bar se la juega si permite el fumatamen los viejos se van turnando un día en casa de cada uno.

    Como los toros, mirar el fútbol y tal, lo de los bares en el fondo es que era un coñazo. Como en casa, en ningún sitio... y si es con un buen programa de telebasura, mejor que mejor.

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  2. Es que no cabe en cabeza humana que una sociedad pueda mantener en activo tal parque de bebódromos. Tendríamos que ser todos Bukowski o el Vicecónsul del Reino Unido en Cuernavaca. Y ni así. Aquí en Maliaño, alucinas. Miles de bares y casi todos vacios. Sólo uno, el Hermanos Ruiz, que es un galpón sin apenas mobiliario y donde sirven porrones de blanco, embutidos y ensaladas de tomate y cebolla, parece tener éxito. Al atardecer está abarrotado de tipos con pinta de venir de negociar el convenio colectivo. Por supuesto la mayoría está en la acera por la cosa del fumeque, supongo. En fin, que nunca se sabe cómo triunfar en la vida. Tanto diseño y tanta mierda y nada, ni un cliente. Y los Hermanos Ruiz, forrados.

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