Éste no es lance de ínsula, amigo Sancho, es lance de encrucijada.
En realidad, si bien lo consideramos, nuestras vidas no son otra cosa que un continuo lance de encrucijada. De ínsula, propiamente de ínsula, no los hay porque las ínsulas son una quimera.
Es como esa maldita querencia que solemos tener los humanos a tomar de asiento lo que sólo es de paso y viceversa. Bueno, si me apuran les diría que de asiento, realmente de asiento, para mí, sólo existe la muerte y poco más. El resto, la vida en general, toda de paso, a D. G..
Y eso por no hablar del no saber si el malestar es de estar hambriento o harto. Si lo que necesitas es comer o ponerte a vomitar.
¡Jo, estamos llenos de confusiones elementales! Y así es que nuestra prima de riesgo no cese de crecer. Es como si lo que no quieres asumir desde dentro te lo impusiesen desde afuera. O yo qué sé.
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