La Duquesa puede bailar hoy sin agobios porque tuvo el buen sentido de dar un golpe de timón hace treinta y tantos años, maridar con Aguirre, que según dicen era un lince con muy buen sentido para los negocios, crear la Fundación Duque de Alba y evitar la ruina.
Por su lado Jobs, según parece, tuvo la suerte de sufrir un cáncer pancreático tratable por la medicina moderna pero inspirado por una esposa jipi eligió, en lugar de los procedimientos científicos convencionales que seguramente le habrían salvado, una "dieta anti-cáncer". La dilación en el tratamiento produjo las metástasis que le han llevado a la tumba.
No sé cómo fue lo de Job con las medicinas alternativas, pero creo recordar que los canceres de páncreas son de los más asesinos de todos. Recuerdo un paciente mío que no duró ni dos meses. Pero eran otros tiempos.
Ahora que lo de la Duquesa, no me digas que no tiene perendengues. No había otro asunto en el país. Ibas por la calle y escuchabas a todo el mundo hablar del tema. Con la que está cayendo. O precisamente por la que está cayendo.
En cualquier caso lo he leído en un blog y vete tú a saber si es verdad. Lo de la Duquesa sí tiene su aquel, pero ya sabes, en algo hay que entretener el ocio, y ahora parece que de eso hay bastante, aunque sea obligado. Lo curioso es que todo el mundo hable de ello. Lo he visto hoy hasta en el Japan Times. Quizá sea la envidia, vete tú a saber...
En cualquier caso, un poco anacrónico. Este país ya podría ir pensando en otras cosas. Dejar atrás a Prosper Mérimée y adecuarse a Houellebecq. Ya va siendo hora.
Tienes razón, es muy anacrónico, pero de algún modo creo que no deberíamos caer en el vicio del periodismo, o sea, de juzgar las cosas por el criterio del buen cubero, sino más bien recordar aquello de Ortega de que "Todo lo que no se mide en números no se sabe". El personal a la puerta de la casa de la Duquesa, las televisiones, la gente a la que oímos hablar en el bar hace mucho ruido, pero seguramente será ni una milésima de la población. En el fondo a la mayor parte de la gente le importa lo que a ti o a mí, y si importa es sencillamente por lo inusitado, quiero decir que si una señora cualquiera de esos años y vestida así se pusiera a bailar en el centro de cualquier ciudad española provocaría una conmoción similar. No creo equivocarme si digo que dentro de veinte años estas cosas parecerá mentira que hayan pasado, aunque solo sea por el hecho de que ahora es inconcebible el maridaje entre nobles, la acumulación de títulos o el mantenimiento de fortunas solo por el expediente de ser grande de España. Nuestros héroes son Jobs, Gates y gente por el estilo. No creo que haya más...
Desde luego que sí. Lo más anacrónico de todo es que sean los medios públicos los que alimenten esos mitobodrios. Hoy todas las primeras páginas se dedican a un cuerno que entra por una cuenca orbital. Pero, efectivamente, la gente que cuenta se fija en Jobs y Gates.
Sin embargo, Juan Pablo, Baroja tituló "El mundo es ansí" el segundo tomo de su trilogía "Las ciudades". Por cierto, estoy releyendo las memorias de Buñuel y veo que dice que Baroja no le interesa nada. Me ha dado en qué pensar porque a mí Baroja me interesó muchísimo cuando mozo. Por otra parte, se te puede perdonar que no te fijes en Jobs y Gates, pero en Cayetana...
La Duquesa puede bailar hoy sin agobios porque tuvo el buen sentido de dar un golpe de timón hace treinta y tantos años, maridar con Aguirre, que según dicen era un lince con muy buen sentido para los negocios, crear la Fundación Duque de Alba y evitar la ruina.
ResponderEliminarPor su lado Jobs, según parece, tuvo la suerte de sufrir un cáncer pancreático tratable por la medicina moderna pero inspirado por una esposa jipi eligió, en lugar de los procedimientos científicos convencionales que seguramente le habrían salvado, una "dieta anti-cáncer". La dilación en el tratamiento produjo las metástasis que le han llevado a la tumba.
No sé cómo fue lo de Job con las medicinas alternativas, pero creo recordar que los canceres de páncreas son de los más asesinos de todos. Recuerdo un paciente mío que no duró ni dos meses. Pero eran otros tiempos.
ResponderEliminarAhora que lo de la Duquesa, no me digas que no tiene perendengues. No había otro asunto en el país. Ibas por la calle y escuchabas a todo el mundo hablar del tema. Con la que está cayendo. O precisamente por la que está cayendo.
En cualquier caso lo he leído en un blog y vete tú a saber si es verdad. Lo de la Duquesa sí tiene su aquel, pero ya sabes, en algo hay que entretener el ocio, y ahora parece que de eso hay bastante, aunque sea obligado. Lo curioso es que todo el mundo hable de ello. Lo he visto hoy hasta en el Japan Times. Quizá sea la envidia, vete tú a saber...
ResponderEliminarEn cualquier caso, un poco anacrónico. Este país ya podría ir pensando en otras cosas. Dejar atrás a Prosper Mérimée y adecuarse a Houellebecq. Ya va siendo hora.
ResponderEliminarTienes razón, es muy anacrónico, pero de algún modo creo que no deberíamos caer en el vicio del periodismo, o sea, de juzgar las cosas por el criterio del buen cubero, sino más bien recordar aquello de Ortega de que "Todo lo que no se mide en números no se sabe". El personal a la puerta de la casa de la Duquesa, las televisiones, la gente a la que oímos hablar en el bar hace mucho ruido, pero seguramente será ni una milésima de la población. En el fondo a la mayor parte de la gente le importa lo que a ti o a mí, y si importa es sencillamente por lo inusitado, quiero decir que si una señora cualquiera de esos años y vestida así se pusiera a bailar en el centro de cualquier ciudad española provocaría una conmoción similar. No creo equivocarme si digo que dentro de veinte años estas cosas parecerá mentira que hayan pasado, aunque solo sea por el hecho de que ahora es inconcebible el maridaje entre nobles, la acumulación de títulos o el mantenimiento de fortunas solo por el expediente de ser grande de España. Nuestros héroes son Jobs, Gates y gente por el estilo. No creo que haya más...
ResponderEliminarDesde luego que sí. Lo más anacrónico de todo es que sean los medios públicos los que alimenten esos mitobodrios. Hoy todas las primeras páginas se dedican a un cuerno que entra por una cuenca orbital. Pero, efectivamente, la gente que cuenta se fija en Jobs y Gates.
ResponderEliminarYo no me he fijado ni en Jobs, ni en Gates o en la Cayetana. Me he fijado en que tienes una errata gorda. No se dice "ansi", se dice "asín". JP.
ResponderEliminarO "asina", si fuera femenino. Y "asino" cuando no tengas claro el género... JP.
ResponderEliminarSin embargo, Juan Pablo, Baroja tituló "El mundo es ansí" el segundo tomo de su trilogía "Las ciudades". Por cierto, estoy releyendo las memorias de Buñuel y veo que dice que Baroja no le interesa nada. Me ha dado en qué pensar porque a mí Baroja me interesó muchísimo cuando mozo.
ResponderEliminarPor otra parte, se te puede perdonar que no te fijes en Jobs y Gates, pero en Cayetana...