martes, 21 de junio de 2011

Les frères Bogdanoff



La primera vez que les vi me quedé de una pieza. Fue en uno de esos talk-show tan frecuentes en las cadenas francesas los viernes por la noche. Todo va de triunfadores que ríen y ríen sin dar pábulo al menor atisbo de modestia. Se diría que esos espectáculos son representaciones del Olimpo con todos sus dioses en estado de gracia gracias a las copas servidas por Ganimedes. O algo por el estilo.

Así, a primera vista, pensé que se traba de unos mellizos a los que la acromegalia no había conseguido doblegar la autoestima. Los tipos se expresaban con tal facilidad y alegría sobre temas científicos que no podías por menos que rendirte a su encanto. Que bien, me dije, que la razón sepa sobreponerse a las emociones y dar lugar a que un par de monstruosos jóvenes se hayan convertido en prestigiosos divulgadores de la ciencia.

Luego, puede observar que la pareja no paraba de salir en televisión y siempre con el mismo tono elevado, como si de transmisores de la buena nueva se tratase. Y me empecé a interesar por ellos.

Acromegálicos, me dije, no creo porque las manos y resto del cuerpo no acusan el tirón óseo. Jóvenes, tampoco, porque nacieron en el 49. Me enteré de que en los 70-80, guapotes y tal, presentaban en la televisión oficial un programa sobre ciencia ficción, "Temps X", que tuvo un éxito notable. Después, acrecentaron su fama por medio de la publicación de un trabajo sobre el Big-bang en una revista científica de prestigio internacional . La cosa trajo cola y no precisamente por la calidad del trabajo sino por cómo había podido pasar los filtros de fiabilidad de la citada revista. Porque pronto se vio que todo ello no era más que un fraude. Pero, dio igual lo que dijese la comunidad científica, la fama de los hermanos Bogdanoff no hacía más que acrecentarse. Y ahí siguen.

Ahí siguen, aunque ahora su atractivo, si no me equivoco, no es su calidad como divulgadores ni su habilidad como showmans. Ahora es el morbo que procura su físico. ¿Cómo es que se ha podido producir tal transformación? Bien, pues se sabe que los Bodganoff son adictos a la cirugía estética. Estética por decir algo, claro está, porque sería mas apropiado decir antiestética. O cirugía afeadora. Porque, leches, qué tipos más grimosos y, sin embargo, cuando les ves en el plató desplegando sus encantos quedas prendado.

Implantes óseos en pómulos y mandíbula, engrosamiento de labios, estiramientos de piel... y todo por mor de permanecer en el candelabro, como dijo Noséquién.

En fin, qué tiempos estos que nos ha tocado vivir.    

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