Si nos atenemos a lo que emiten las cadenas de televisión galas, lo que pasa en el país vecino es de proporciones homéricas. Nada parecido desde la famosa revolución que les puso en el centro del mundo. Ni siquiera cuando les invadieron los alemanes hubo tanto revuelo. Lo de ahora da la sensación de que se les hace insoportable. Los americanos, un pueblo zafio, que come basura, les ha dado en donde más les duele, en su incontestable superioridad espiritual. Y así es que todos a una se han puesto en pie de debate. Es decir, a rajar sin dar tregua al discrepante. Desmenuzan una y otra vez, sin dar signos de cansancio, el sistema judicial americano, la democracia americana, el sistema de valores americanos, y, claro está, ni que decir tiene, siempre llegan a la conclusión, y dios les libre de lo contrario, de que todo ello es una verdadera mierda por comparación con lo francés. Y lo mejor de todo, de lo que se le acusa a DSK, ni una palabra. Bueno, sí, ayer vi a una señora diciendo algo así como que a los franceses lo del rape, o sea, la violación, se la trae al pairo. Una mentira piadosa, claro, pero dadas las circunstancias... la guerra es la guerra y cuando la patria está en peligro todo sirve.
Por no hablar de las revueltas de los "indignados". Nada, nunca, ni siquiera la victoria de la selección de fútbol, concitó tanta cohesión entre las diversas Españas. Miras La Vanguardia, por así decirlo el paladín de las esencias catalanas, y, día tras día, abre con fotos de La Puerta del Sol. Y los artículos de sus más sobresalientes espadachines citan sin que por ello se les caigan los anillos la spanishrevolucion. ¿Lo cogen? Spanish. España. ¡Vade retro! Hasta en las pancartas que se exhiben en la Plaza de Cataluña de Barcelona se puede observar lo del spanish. Y esto sí que es una revolución.
Por lo demás, todo ello, folklore de pacotilla. Pasto para jubilados curiosos y turistas aburridos. Esos niñatos que quieren divertirse cambiando el mundo porque no quieren tomarse la molestia de cambiarse a sí mismos. Comprendo que son cosas propias de la juventud descarriada, pero algún alma piadosa se lo debiera recordar... y en vez de eso, la mayoría les jalea, ya sea por pura imbecilidad, ya sea pensando en espúreos beneficios. Aunque, no me engaño, porque nunca se sabe como puede acabar lo que bien empieza.
Y luego, lo de las elecciones. ¿A quién le importa un rábano? Bueno sí, a los que piensan que pueden pillar. Cuatro desgraciados. Por cierto que ayer vino a visitarme Juan. Se presenta a alcalde en este municipio por el partido socialista. Me pidió que le echase una mano. Quizá se la eche yendo a votar por él. Me parece un buen tipo. Y, sobre todo, es que hizo un buen trabajo cuando puso la instalación electrica de esta casa. Y, además, su competidor, del partido popular, es un obeso de 150 Kgs. que no para de organizar eventos encaminados a conseguir pasar desapercibido entre sus vecinos. De las ollas ferroviarias, a las paellas de Vicente, las que dan de comer a más gente, pasando por chorizadas, y demás ordinarieces, es un no parar de engullir. Convendría, reconocerán conmigo, un cierto periodo de contención alimenticia. En fin. Sin interés para el vulgo.
¡Quel beau cul! ¡Qué culo más bonito! Fueron las últimas palabras que pronunció DSK antes de ser detenido. Iban dirigidas a la azafata que le hubiera debido atender en el vuelo que nunca llegó a realizar. Desde luego, hay que reconocer al tipo genio y figura... porque no puede ser que no anduviese con la mosca detrás de la oreja. Pero, claro, qué vamos a saber de eso los que nunca hemos tocado pelota. El poder y el dinero, juntos, al parecer, produce priapismo crónico. O sea, que tenemos que ser más tolerantes con esta pobre gente.
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