sábado, 21 de mayo de 2011

Botellón en Sol

Un clavo saca otro clavo. Una demagogia trae otra demagogia. Una mentira, otra mayor. Como una bola de nieve que rueda montaña abajo, crece y crece, hasta que choca con la realidad y queda en nada.

Hoy, la superlumbrera de la prensa catalana se despacha a gusto. Sin duda no le están gustando nada los sloganes que se airean en la plaza de Cataluña de Barcelona y se quiere vengar. África vuelve a empezar en los Pirineos, dice. Y todo lo demás por estilo, para dejar claro que no hay otra salida que la secesión. El agua a su molino. El ascua a su sardina. Cada cual sólo piensa por dónde hincarle el diente para sacar la mayor tajada posible.

Pero ni una reflexión al respecto de lo que nos concierne. ¿Es posible mantener la economía de un país desarrollado a base de bares, fiestas, noches blancas... o de vino y rosas? Y de Cancunes. Y de segundas viviendas. Y de clanes familiares inamovibles. Y de "mi niño no sirve para los estudios". Y de un millón de cosas más que son incompatibles con la verdadera buena vida, la de la persona que se constituye en individuo por medio de la acción en soledad.

En fin, allá cada cual. Yo, como ha dicho Lars von Trier en Cannes, "vale, soy un nazi, y qué".

2 comentarios:

  1. Hitler mató a 7 millones, según parece; suma el número de las víctimas de Stalin, Mao, Pol Pot y el resto y te quedarás helado; pero si hubiera dicho que entendía a cualquiera de éstos o sencillamente "Soy comunista" no habría pasado nada. Es más, a lo mejor le habrían dado la Palma de Oro sin votar siquiera. Bueno, ya ves cuántos premios nóbeles de la paz o de literatura lo han sido abiertamente.

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  2. Es que comunismo se identifica con amor cósmico, sagrado corazón de Jesús y demás patologías adolecentes. ¡A ver quién el el guapo que no está de acuerdo con eso!

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