lunes, 7 de mayo de 2012

Campos de amapolas



Algo nos ocultó el Barón de Munchausen respecto a su método porque a pesar de que uno ha mejorado el módulo, la dirección y el sentido del vector de fuerza con el que tengo agarradas las puntas de los pelos no consigo salir del pozo. Aunque bien es verdad que tampoco me preocupa mucho porque a todo se acostumbra uno y ya saben que no hay nada como instalarse en la costumbre para sentirse a gusto y seguro.  


Así que después de dedicarle unas cuantas jornadas a la geometría analítica y al desentrañe de los intríngulis básicos de la electricidad, me he dicho que no sólo de abstracciones puede vivir el hombre so pena de acabar como lo hicieran Newton y Cavendish, es decir, como auténticas regaderas. Y luego que el día de ayer fue rico en la producción de lo que, hablando en plata, siempre se denominó "chorradas", o sea, esas cosas que hacen los "chorras" cuando saben que alguien les está observando. 


Ayer les tocó a los socialistas franceses. ¡Vaya por Díos! Otra vez va a comenzar el mundo. Anteayer como quien dice, le tocó el turno a Sarkosy, que parecía que ya salía el sol por Antequera. Y ya ven en qué quedó la cosa. Como cuando Zapatero o Rajoy, aquí, que, a la postre, no hicieron ni hacen otra cosa que la que les dictan los mercados, esos malandrines que tan de acomodo sirven para los juicios conspiranóicos de los que leyeron dos libros a los que no tenían derecho. 


Pues bien, según pudimos saber ayer noche, Monsieur Hollande va a restaurar la dignidad perdida de los franceses. Como si les fuese a recoser el himen desgarrado por la gigantesca e insaciable verga de los mercados de los que, ni que decir tiene,  Monsieur Sarkosy ha sido durante los últimos cinco años un sumiso y aplicado mamporrero. Y todos felices, saltaban, gritaban y agitaban banderolas rojas que como todo el mundo sabe es el color del Sagrado Corazón de Jesús. Y también de las amapolas.  


El otro día, en una de esas sobremesas animadas por los caldos de ribera, decía una querida amiga: "es que este sistema ha demostrado que ya no sirve. Hay que cambiarlo". Me suena eso, me dije. Hay que decirle a la gente que haga con todo su dinero un montón en medio de la plaza, entre la Iglesia y el Ayuntamiento, y luego que cada cual se vaya sirviendo según sus necesidades. Unos, un suponer, para ir a estudiar música en Berklee College of Music y otros para ir a tomar el sol en cualquier perdida isla mediterránea. Que el caso es que nadie quede frustrado en sus ambiciones que, por supuesto, son todas igual de legítimas por ser éstas patrimonio del alma que, como todo el mundo sabe, el alma sólo es de Dios. 







2 comentarios:

  1. Entre las banderas de todos los colores que había en la fiesta me llamó la atención una del antiguo reyno de Navarra, ese que reivindicaban como propio los alegres muchachos del caduceo y la serpiente. Por color, que no falte.

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  2. Toda esa gente que acude a las sedes de los partidos los días de elecciones son gente de aparto que le dicen. Gente, en definitiva, que está allí porque piensa que es el mejor sitio para pillar algo. Y por eso es que agitan cosas de colores, para hacerse más visibles. Es fundamental que te vean los repartidores de prebendas. ¡Menudos caretos que tenían algunos! Tanto chupar culos estigmatiza.

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