El otro día me envió Jacobo un vídeo en el que se podía ver y escuchar a varios castellano-leoneses que en la actualidad residen en Oslo. Me lo envió, no por nada sino porque nos aclaraba el paradero de Manolo Berrocal. Manolo, un músico excepcional que me introdujo en los ambientes artísticos y un tanto bohemios de Salamanca y al que perdí la pista a causa de su recuperación de la fe cristiana en la versión pentecostalista. Por lo visto en Noruega hay una especie de Vaticano pentecostalista y allí que se fue Manolo con un par de chorizos en la mochila y la guitarra en bandolera. Manolo esta bien. Casado y con un hijo. Ejerce de traductor en las jornadas multiculturales de su particular Vaticano y en los ratos libres imparte doctrina, su verdadera vocación. Tiene hasta su segunda vivienda en el campo, cerca del mar. Y, supongo, deleitará a sus correligionarios con su arte extremado/ por su sabia mano gobernado. Oslo, Noruega, el paraíso atemperado por los rigores del clima.
Y, ayer, volví a ver Oslo por los medios. Un loco lo había puesto en el centro del mundo. El terror una vez más. Los cuerpos amontonados de Vigeland esta vez eran de verdad y chorreaban sangre.
El terror. Poner una bomba o disparar a quemarropa sin objetivo concreto más allá de causar el mayor daño posible. Bien, eso ya lo sabemos. Y también sabemos de la chifladura de los ejecutores. De sus razones delirantes. Y que son imprevisibles como el brote esquizofrénico. Un día les da por ahí y no hay forma de pararlos.
Y luego, lo que me maravilla y extraña es la facilidad para procurarse los cuerpos del delito: explosivos, armas, etc.. Cualquiera parece tener acceso a ellos. Vas a la droguería y compras tanto de esto, tanto de esto otro, y luego lo mezclas según fórmula que encontraste en internet. O sabe Dios cómo. Y las armas para cazar a las que cualquiera tiene derecho con sólo saber dar el pego de normalidad.
Los atentados, como hecatombes humanas para aplacar la ira de los dioses cabreados por lo que siempre se cabrean los dioses. Porque estamos trastocando su orden. Pretendemos suplantarlos y sólo conseguimos arrasar lo que no nos pertenece, cual hiciera Faetón. Faetón, el hijo maleducado al que su padre, el Sol, no le niega nada.
O sea, que porque los dioses quieren hay un tipo, o unos tipos, que no sólo están están cabreados por lo que ven, como lo estamos tantos, sino que, también, les ha dado por pensar que ellos saben como arreglarlo. Terapia de choque. Ponerlo todo patas arriba para que el personal piense mientras se afana en recoger los restos de la masacre. A qué engañarse, suele dar resultado.
Sí, no se engañen, en contra de lo que se repite hasta la saciedad, el terrorismo, si no da los frutos apetecidos por sus autores, sí, al menos, se acerca bastante a ellos. Y sino se lo creen, estén expectantes a lo que pasará en Noruega. Apuesto a que la policía empieza a llevar armas de fuego y en el parlamento votarán una ley sobre inmigración mucho más restrictiva que la actual.
Pues sí, cuando el carro de Faetón va desbocado a Zeus no le queda más remedio que lanzar un rayo para pararlo. Imagínense como debe de quedar el carro al final de la aventura.
Coda.- Y por si no subiésemos tenido bastante, va Amy y se nos va. Desde luego que hay días...
Ese programa me emocionó. Ver a Piedad después de tantos años y escuchar su voz tan bonita fue una alegría. Gracias a ella entré por primera vez a los veintitantos años de mi edad (y de la suya) en la biblioteca de los Dominicos, uno de los rincones extraordinarios de Salamanca, sobre todo en primavera. Recuerdo las últimas luces de la tarde en poniente, sobre la catedral, cuando nos echaban los curas, y los intermedios en el estudio comiendo pipas y ensuciando la plaza delante del monumento.
ResponderEliminarDe la tragedia solo puedo decir tópicos,sobre la misteriosa condición humana, sobre lo que puede llevar a un sicópata a asesinar por el bien de la humanidad. Me acuerdo del de Oklahoma que se tuvo como un héroe de la patria hasta el último minuto de su vida y que miró con desafío lleno de desprecio a los familiares de las víctimas que quisieron observar la ejecución. Dicen que mientras le hacía efecto la última dosis no apartó la vista de ellos, como reprochándoles el que no comprendieran la imperiosa necesidad del sacrificio para mantener vivos los sueños de los padres de la nación. Es posible que el de Oslo, matara a sangre fría a sus víctimas como decían que lo hicieron Saladino y los grandes samuráis que terminaron con el gran período de Heian: sin rencor alguno, con cariño incluso, seguro de que matándolos -lo que además era su obligación- les estaba haciendo el favor de su vida, les daba un sentido superior a la existencia de cada uno merced al sacrificio.
Siempre me ha parecido misterioso y fascinante ese mundo paralelo que construyen los locos, tan inteligentes, que la vida me ha puesto por delante: no les puedes discutir con la razón porque a argumentos te ganan. Todo se tiene en su insania, no dejan un rincón para la fisura por el que la lógica pueda colar su escalpelo. Una novia mía médica a la que no quise que nunca conocieras me contó que se había llegado a muchos avances en la comprensión de esos mecanismos. Algún día me gustaría conocerlos aunque fuera someramente.
Por cierto, Pipi recuerda en el vídeo que Noruega era el país más pobre de Europa tras la independencia, ahora hará un poco más de cien años. ¿Es su riqueza fruto solo del petróleo del mar del norte? Sus vecinos que no dependen de ese recurso cuentan -Finlandia- con el sistema educativo con resultados más envidiables del mundo. Recuerdo siempre a los judokas finlandeses que me he encontrado por aquí, cultos, educados, artistas y me da una envidia enorme.
ResponderEliminarAyer, casualmente, me encontré en una fiesta con un judoka noruego que está por aquí haciendo un máster en ciencias del deporte. Si no me hubiera dicho su nacionalidad habría creído que era británico por el inglés tn excelente que hablaba. Su japonés era también estupendo. Civilización se le llama. A ver si no nos la malean demasiado estos desastres.
Lo de los adelantos en el conocimiento de los mecanismos de la locura, francamente, no me los creo. Lo que sí ha mejorado una barbaridad es la farmacopea al respecto. Hay sustancias que funcionan. Todos las hemos probado alguna vez para salir de éste o aquel atolladero.
ResponderEliminarLo de los noruegos es sorprendente. Por lo visto los ingresos por petróleo ni les tocan. Los invierten para las generaciones futuras. Dicen que un cuarenta por ciento del dinero invertido en el CAC, que es como el IBEX francés, es del estado noruego. O sea, que Francia es como una colonia noruega en el sentido más estricto.
Si, claro que funcionan, por lo menos para los depresivos, ansiosos y cosas asi. Siempre me he preguntado, con todo, si lo hacen por que funcionan de verdad o porque uno necesita creerselo. Te acordaras de algun estudio de hace dos o tres annos de alguna universidad de por ahi que lo sostenia.
ResponderEliminarLo de que los noruegos no usaban demasiado sus beneficios con el petroleo lo habia leido por alguna parte, eso si, no sabia lo de que hubieran comprado media Francia. No me extranna que no quieran entrar en la UE.
Por cierto, supongo que la proxima entrada sera sobre el ukase del Gobierno con respecto a los especificos farmaceuticos...