viernes, 11 de noviembre de 2011

El rayo sosegado

Yo no creo en absoluto que el mundo haya sido alguna vez mejor de lo que es ahora. Por mucho que haya que aguantar el rugir de los aviones, la radio del vecino, las cagadas y ladridos de los perros, el humo de las fundiciones, los pitidos de la marcha atrás de los caterpillar... tendría que parar varias veces para tomar aire y poder seguir con el recital de inadecuaciones perniciosas.

Pero es que estoy convencido de que nos hayamos en una de esas fases gloriosas de la humanidad de las que del estar bien se sale al estar mucho mejor. Una de esas fases en las que, como dijo el poeta, una gran nube mental está descargando su rayo sosegado.

¿En qué me baso para tales optimismos? En lo que creo observar por doquier. Un continuo ataque a la estupidez, a la superchería, a la mentira. Mitos que caen. Chorizos que se desenmascaran. Falsos paraísos que se derrumban. En definitiva, uno de esos hitos de la humanidad en los que no sin mucho sufrimiento se consigue que el pensamiento racional le gane unos cuantos palmos al mágico.

¡Qué estupidez pensar que vivir en piso en propiedad es fuente de felicidad! ¡Qué estupidez fiarlo todo a la salud! ¡Qué estupidez hipotecar la vida a la seguridad! ¡Qué estupidez, en fin, todos esos millones de cursos y cursillos sobre la forma de esquivar los estropicios del ocio sin necesidad de recurrir para ello a la lucha a brazo partido!

¡Qué estupidez es echar la culpa a los otros! ¿Acaso no fuiste tú el que prefirió ser engañado? ¡Ay, las noches de botellón, qué caras que nos salieron! ¡Ay, la segunda vivienda, qué ruina para mis hijos! ¡Qué estupidez creer que el perrito va a suplir los desafectos del prójimo! Y qué ingenuidad querer verlo todo de cerca. ¿Es que nadie te habló de la claridad que proporciona la lejanía?

Y entonces supimos que nada es como nos quieren hacer creer los mercaderes de lo fácil. Y empezamos a encontrarle su aquél a la intemperie.

3 comentarios:

  1. Que método mas ramplón querer aparentar ingenio diciendo lo contrario de lo que la mayoría siente y piensa. Las civilizaciones occidentales creyendo que estamos asistiendo al momento del gran timo, una crisis ficticia que solo engorda el bolsillo de unos pocos y para colmo no beneficia a nadie, ni siquiera a los que se embolsan la riqueza. Si latrocinio fue la segunda vivienda mas hurto es todavía no tener ni techo ni pan y en esas andamos. Pero el sufrimiento ajeno hoy, y quien sabe si el propio mañana, aboquen quizás a una fase gloriosa, pero permítame que lo dude.

    ResponderEliminar
  2. Ya, puestos a calificar de ramplón, según mi particular visión de la jugada creo que no hay otro razonamiento al que mejor se le pueda calificar de tal que el que se sustenta en la opinión de la mayoría para justificarse. Como ya dijo Foción hace más de dos mil años, si me aplauden es seguro que me estoy equivocando.

    ResponderEliminar
  3. Pues nada, a seguir..., que ya ha pillado el método.

    ResponderEliminar