sábado, 29 de enero de 2011
Paz y patria versus libertad a secas.
Aunque no es que uno crea que el leer sirva para algo más que para pasar el rato y alcanzar a veces la sensación de que uno se acerca a la comprensión de determinados intríngulis del juego de la vida, no por eso, ya digo, se dejan de tener ganas de ir y leerle a alguien unas palabras que encontraste al azar y te parecieron dignas de ser resaltadas. Verbigracia:
"...: la coyuntura les había vuelto locos a todos, aquí y allá, llenos de un afán desenfrenado de poseer siempre más. Si hoy, reflexionando con calma, nos preguntamos por qué Europa fue a la guerra en 1914, no hallaremos ni un sólo fundamento razonable, ni un solo motivo. No era una cuestión de ideas, y menos aún se trataba de los pequeños distritos fronterizos; no sabría explicarlo de otro modo sino por el exceso de fuerza, por las trágicas consecuencias de ese dinamismo interior que durante cuarenta años había ido acumulando paz y quería descargarla violentamente. De repente Todos los Estados se sintieron fuertes, olvidando que los demás se sentían de igual manera; todos querían más y todos querían algo de los demás. Y lo peor fue que nos engañó precisamente la sensación que más valorábamos todos: nuestro optimismo común, porque todo el mundo creía que en el último momento el otro se asustaría y se echaría atrás..."
Es una explicación interesante del porqué de aquella que por terrible se la denominó Gran Guerra. He conocido otras, como la que sostiene que fue, sencillamente, una guerra de carácter maltusiano: el imponente progreso técnico del momento hacía que sobrasen ingentes cantidades de obreros. Había que sacárselos de encima a cualquier precio. Incluso al precio de una guerra.
El caso es que si me he metido en este berenjenal de guerras y paces no es por casualidad. Es porque ha llegado a mis oídos que hace unos días fue el Día de la Paz y, como consecuencia de ello, en todas las escuelas, en vez de dedicarse a lo que les concernía, se pusieron a entonar cánticos y loas a la Pazzzz...
Ya ves, la Paz, como cuando Franco. Recuerdo perfectamente todos aquellos paneles laudatorios del régimen que ocupaban toda la verja que rodea el Campo Grande de Valladolid. A los 25 años de Paz... de los cementerios que se decía entre algunos estudiantes aventajados.
No sé, pero me temo que hay algo de trampa en eso de la Paz. Como si todo estuviese ya conquistado. Y si lo está, como si no costase nada mantenerlo. Me refiero concretamente a la Libertad. Sí, es evidente que a unos les gusta más hablar de paz y patria y a otros de libertad a secas.
Por cierto, me podría decir alguien si en las escuelas de la patria se celebra un Día de la Libertad.
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Paz, libertad, con que ligereza y alegría se habla de estos conceptos. Cualquiera que sepa escribir se pone a opinar sobre ellos y se emiten juicios como si tuvieran en el bolsillo la solución a los problemas de la humanidad. ¿Quien no desea vivir en paz y libertad? Desgraciadamente parece que son dos bienes muy difíciles de conseguir y hablar de ellos con frivolidad me parece propio de descerebrados. La patria es otra cosa, eso si que es un invento para que la gente se mate por los intereses de unos pocos.
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